Comparar los móviles de ahora con los de antes puede parecer absurdo, pero ambos tipos de teléfono guardan entre sí más parecidos de los que parece. También diferencias; que fueron solucionando los smartphones, a veces de manera más eficaz que otras. Hemos reunido nueve problemas que sufríamos con los móviles antiguos que no padecemos los contemporáneos.
Los móviles han cambiado mucho desde que hace veinte años levábamos en el bolsillo teléfonos como el Nokia 3310. Aun así, parte de las características se mantienen; como poder comunicarse con cualquiera o matar el tiempo buceando por los menús de ajuste. También hubo muchos problemas de los móviles "tontos" que los "inteligentes" solucionaron, veamos algunos de los que sufría cuando el teclado T9 era lo más avanzado que haría mi teléfono.
Usar el móvil era una ruina
Es cierto que hay tarifas actuales que no son precisamente económicas, pero lo de antes era mucho peor: lo más habitual era dar toques (dejar que sonase un tono) para así ahorrar al máximo en la factura del móvil. Además, las tarifas de contrato estaban al alcance de los que utilizaban el móvil como herramienta de trabajo ya que lo habitual era tener un móvil de tarjeta.
Antes llamabas por el móvil en circunstancias muy especiales y, por lo general, a un grupo reducido de contactos. Habría dado lo que fuese por contar con tarifas ilimitadas, como las de ahora.
Ojalá haber tenido mensajería instantánea...
Siempre ha resultado sencillo comunicarse mediante texto con cualquier otro número de móvil y al instante, para eso estaban los SMS. Eso sí, cada mensaje enviado costaba su dinero, y no poco: una conversación de WhatsApp habría arruinado más de una familia. Con un euro de ahora antes entraban aproximadamente seis mensajes de texto, normal que...
Entender algunos SMS era imposible
Se abreviaba tanto texto en los SMS para que entrase todo lo que se quería decir que, al final, enterarte de lo que ponían era más complicado que hacer el pino en un camino de grava. Con WhatsApp y similares hemos ganado mucho, imgn rcbir txd ls msjs asi. Aunque, a cambio, tenemos que sufrir las notas de voz.
Leer un mensaje largo era un suplicio
Seguimos con los mini traumas que me dejaron los mensajes de texto. Porque ¿quién recuerda lo complicado que resultaba leer un SMS largo en una pantalla con dos líneas de texto? Mi primer móvil tenía una pantalla de dos líneas, el Alcatel One Touch Easy.
Poco a poco los paneles fueron creciendo hasta las cuatro y cinco líneas, pero la dificultad de lectura seguía siendo alta. Al menos para quien no se gastase el dinero enviando un escueto "ok" (sería millonario, seguro).
Como te olvidases el cargador estabas vendido
Es verdad que antes los móviles duraban tranquilamente dos semanas en espera: con una carga podías despreocuparte durante días. El problema surgía si te quedabas sin batería fuera de casa porque había muy pocas probabilidades de que alguien tuviese un cargador como el tuyo: cada marca usaba un conector propietario. En ocasiones hasta variaba de un modelo a otro ¡dentro del propio fabricante!
Llamadas, SMS y... ¿juegos?
Un móvil era para hablar, enviar mensajes de texto y dar toques, nada más. En su momento quizá nos conformásemos con esas limitaciones, ahora resultaría muy difícil no acudir al teléfono para saber cómo ir a un sitio o para matar el rato jugando, por ejemplo. No obstante, las pequeñas píldoras extra que ofrecían se disfrutaban en mayor medida: la mítica Snake de los Nokia es la prueba.
Los móviles eran tan pequeños que resultaba fácil perderlos
Aún recuerdo cómo me fascinaba el Nokia 8200, un objeto de deseo que dominó la gama alta en el cambio de milenio y que también protagonizaba un argumento de venta que hoy en día se ha desterrado por completo: era minúsculo.
Los móviles avanzaban hacia la miniaturización extrema. Tanto, que meter el teléfono en la mochila suponía el riesgo de no encontrarlo jamás (aún salen móviles cuando rebusco en las mochilas antiguas, junto con pesetas). En la actualidad ya sabemos lo que ocurre: los móviles "pequeños" no tienen apenas cabida en los catálogos.
Tenías que pagar hasta por los politonos
¿Quién recuerda el mercado tan amplio que se abrió cuando los móviles permitieron descargar nuevos tonos de llamada? Los fabricantes abrieron la puerta a la personalización. Y las operadoras aprovecharon para cobrar por los ya míticos "politonos".
No eran más que melodías en midi que no duraban más de quince segundos, pero podían costar más de quince SMS. Toda una pasta que muchos no dudaban en pagar por ponerse la Macarena en versión Casio; que sonaba como si te sentases sobre uno de esos teclados.
El teléfono sonaba en cualquier parte. Y no poco
Hoy la vibración parece un componente básico en un teléfono ya que no existe smartphone que parta sin ella. Pero, en los inicios del teléfono móvil, sólo un número muy contado de ellos, casi siempre los más caros, venía con vibrador. Así que, para saber que entraba una llamada o SMS, no había más remedio que tener el sonido activado. Normalmente alto; con lo que implicaba al sonar en los sitios donde reinaba la quietud.
¿Recuerdas algún otro problema con los móviles de antes que los actuales hayan solucionado?
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