Pantallas gigantes con resoluciones imposibles, cámaras de fotos de última generación, hiperconectividad permanente con Internet y multitud de objetos de uso cotidiano, procesadores y memorias de gran capacidad y por supuesto llamadas en alta definición. Todo esto y mucho más es lo que los fabricantes ofrecen actualmente para atraer nuestra atención e incitarnos a comprar un nuevo terminal inteligente.
Y da igual que pasen años o décadas, la forma de vender teléfonos (y muchas otras tecnologías de ocio electrónico) es casi siempre la misma: nos ofrecen lo mejor del mundo, lo último en comunicación personal y lo más de lo más en libertad de acción. Claro que las prestaciones no son iguales ahora que hace 30 años, y para muestra aquí tenéis una serie de vídeos retro con los primeros ladrillos teléfonos móviles que buscaban comprador a finales del siglo pasado.
Los primeros prototipos y teléfonos portátiles
A finales de los años 70 la mayoría de ciudadanos solo podía imaginar la telefonía móvil como algo digno de la ciencia ficción y de los superagentes secretos. De hecho, documentales como este capítulo de "Tomorrow World" realizado por la BBC nos dejaban fascinados con las posibilidades de los terminales móviles. ¡Qué maravillosos ruiditos al marcar! y ¡qué majestuosa antena gigante pegada al cuerpo!
Era solo un prototipo y todavía faltaban unos años hasta que los primeros teléfonos móviles (o mejor dicho portátiles) comenzaron a extenderse entre el gran público de la mano de marcas como Motorola y sus enormes y fantásticos DynaTAC 8000X (Dynamic Adaptive Total Area Coverage). Con un tiempo de carga de solo 10 horas teníamos para unos 30 minutos de conversación y todo por el módico precio de unos 4.000 dólares de 1984.
Pero no creáis que Motorola era la única en fabricar futuristas terminales, otras empresas como General Electric también querían su parte de pastel y a finales de los 80 sacaban al mercado equipos como el Carphone XR 3000, pensados para llevar la cobertura a nuestros vehículos y con extraordinarias prestaciones: memoria de 30 números, rellamada, nivel de volumen ajustable, teclado iluminado y 3 vatios de potencia... todo un lujo para la época.
Llegan los 90: la telefonía móvil para todos los públicos
Hasta finales de los 80 los teléfonos móviles eran productos de superlujo que solo los usuarios con presupuestos desahogados podía permitirse. Sin embargo, con el cambio de década la cosa cambió radicalmente y los fabricantes hicieron todo lo posible por tratar de llevar la conectividad móvil a la gran masa de usuarios que supone la clase media.
El teléfono portátil ya no era únicamente para grandes hombres de negocio y profesionales que necesitaban movilidad. Ahora estaba al alcance de las familias y hasta los niños y las amas de casa podían usarlo sin problemas.
Había llegado el momento de comenzar la carrera por la miniaturización de los terminales, por la integración progresiva de funcionalidades y por la reducción agresiva de precios, con subvenciones de las operadoras si era necesario para atraernos hacia un nuevo sector de consumo en alza.
Era la era de los teléfonos de concha con enormes antenas desplegables y el comienzo del éxito de marcas como Nokia y sus míticos modelos como el 3810 y posteriores. La carrera por lograr el terminal más ligero y diminuto acababa de comenzar y duraría casi una década hasta que la tendencia se invirtió de nuevo con el smartphone y sus pantallas táctiles, pero esa es otra historia...
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