Hoy llega una de las presentaciones más esperadas en cuanto a terminales Android, la de los Motorola, y en concreto del Moto G de tercera generación, con esa expectación residual de lo que supuso hace ahora alrededor de dos años cuando el Moto G de primera generación, irrumpiendo en el panorama del móvil para ser la alternativa para un perfil de clientes bastante amplio. Tras una segunda generación algo más descafeinada, ¿cómo se presenta el Moto G de 2015?
¿Más vale viejo conocido?
El Moto G 2015 es una iteración más bien conservadora. Mantiene tamaño y resolución de pantalla, con 5 pulgadas y 720p (unos 294 ppp). Continuista también en el frontal, presentando los característicos (y no menos cuestionados) altavoces frontales.
En cuanto a la memoria RAM y de almacenamiento, habrá una versión con 1 GB de RAM y 8 GB de almacenamiento interno (que soportará una sola SIM) y una de 16 GB de memoria con 2 GB de memoria RAM, soportando una ó dos SIMs.
Motorola se moja
Una de las novedades que más enfatizan es que el Moto G de tercera generación será resistente al agua (hasta un metro durante 30 minutos), así como a arañazos al tener la certificación IPX7.
Así, además del cambio en su trasera, confirmando la banda trasera que une cámara y hendidura con el logotipo y un borde al estilo del Moto X 2014 o Nexus 6, viene acompañado de la posibilidad de personalizar el terminal con Moto Maker, si bien no estará disponible en todos los mercados.
En cuanto a hardware, vemos una ligera mejora en el procesador, optando por un Snapdragon 410, una apuesta que puede resultar demasiado justa tanto con respecto a su antecesor como por la antigüedad del mismo.
Más notables son los cambios a nivel de cámaras y batería. La cámara trasera pasa de 8 a 13 megapíxeles, con una apertura f/2.0 y flash LED, y la delantera queda en 5 megapíxeles. Por su parte, la batería, centro de atención desde lo descomunal de la del de primera generación, aumenta en 400 mAh con respecto al modelo de 2014 quedando en 2.470 mAh.
Finalmente tendrá soporte para red 4G LTE y contará con ranura para extensión de memoria micro-SD. El Moto G 2015 viene con la versión de Android 5.1, manteniendo el aspecto de la versión pura del sistema, con las apps y servicios propios de Motorola, como Moto Display.
El Moto G de tercera generación está disponible desde su página web, pudiendo ya comprar el modelo de 8 GB de almacenamiento y 1 GB de RAM por 199 euros. De momento no podemos elegir el de mayor capacidad, pero el precio del de 2 Gb de RAM y 16 Gb de almacenamiento es de 229 euros y estará disponible a partir de septiembre, así como un pack especial con los auriculares Moto Surround por 239 euros.
El peso del linaje
El Moto G 2013, el abuelo del que hoy se presenta, fue el móvil adecuado en el lugar adecuado. Fue una combinación de hardware rozando lo justo, un software lo más plural posible (sin capas de personalización) y con una batería apoteósica. Con la segunda generación, la expectación era grande, el mercado distinto y la evolución media, por lo que no hubo el mismo impacto.
Aún con la resaca del tambaleo de la primera generación, muchos esperamos en su versión de 2015 lo mejor de ambos parientes: un terminal contenido en tamaño, con una cámara por encima de la media de su competencia y esa batería que desafía a todo lo demás, incluyendo a nuestras baterías externas.
De momento sólo tenemos números para jugar a las predicciones en base a lo que acabamos de ver. Parece que la penalización de la cámara en la primera generación aún pesa en Motorola y, tras mejorarla para el segundo, esta vez han recalcado que se trata de un hardware competente a la altura de los mejores.
Fotos de muestra a parte, por precedentes es fácil pensar que ésta será satisfactoria. Las sospechas recaen de nuevo en la batería, que si bien se incrementa aproximadamente un 20% con respecto al anterior, es una cifra dentro de la media para este tamaño de terminal. Aunque, por otro lado, está una de las principales bazas del terminal su liviano software, que puede acompañar a la mejora de la autonomía si está bien optimizado.
Quizás el jarro de agua fría haya sido el procesador (en parte también la resolución de pantalla), que para los más exigentes puede parecernos demasiado limitado para incluirse en un terminal nuevo de este año, con algunas otras opciones que no implicasen un salto de precio y gama y supusiesen una ligera mejora más.
Por el momento, Motorola ha querido mantener intenciones con su terminal intermedio (a la espera de ver en unos meses qué traerán en cuanto a su gama más baja, los Moto E), conservando los precios dentro del rango y aspirando a ser la elección de quienes no piden lo mejor, pero sí un término medio vitaminado y al mejor precio.
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