"Te estoy escribiendo por Whatsapp, dime por aquí si te llegan mis mensajes", era solo una de las distintas frases que utilizaban. Un mensaje que muchos usuarios pueden haber recibido en su móvil y que no aparenta ser un timo, pero así lo era. Ese mensaje era enviado desde un número premium, por lo que los que picaron pagaron 1.20 euros más impuestos por contestar a esa supuesta persona que no lograba dar con ellos.
Y los que se dieron cuenta a las primeras de cambio ni tan mal, "solo" perdieron el importe de un mensaje, pero no fueron pocos los que establecieron una conversación, en la que por ejemplo se les intentaba encandilar contestando como si de alguien con ganas de ligar estuviese al otro lado, que no les salió nada barata. Por suerte la Guardia Civil ha dado con la banda que logró cinco millones de euros aprovechándose de los SMS premium.
Las empresas que gestionan los números premium, ya sean los que reciben llamadas con un 80x o las de SMS con números cortos, no han sido nunca bien vistas. En su día uno de esos mensajes era casi la única manera de conseguir el último politono de moda, pero con la popularización de Internet el negocio cayó en picado.
Fue entonces cuando los timos, si los servicios de descarga de música no lo eran, tomaron posesión casi absoluta de los SMS premium. Es fácil encontrar a nuestro alrededor alguien que los haya sufrido alguna vez, sea mediante mensajes sueltos o suscripciones que eran imposibles de dar de baja, todo ello con una regulación demasiado benévola con las malas prácticas.
El caso de los hermanos Simo
El caso de banda que ha detenido ahora la Guardia Civil es un claro ejemplo de los usos que alguien con malas intenciones puede hacer de los SMS premium. Los hermanos Simo tenían montado un entramado de empresas, que comenzaba en Polindus 21 y Iebolina Tradicional. Éstas eran las dueñas de diversos números premium con los que los hermanos habían montado todo un negocio, que blanqueaba el dinero tras pasar por una veintena de empresas pantalla.
Los delincuentes en cuestión contaban con un call center en el que sus empleados, vigilados por una webcam, eran los encargados de captar la atención de los objetivos. Su gancho era el mensaje que hemos mencionado al principio, pero también usaban una supuesta entrevista de trabajo para intentar que el pez picase el anzuelo.
Mandado el mensaje a miles de personas si uno de los receptores de los mismos no se percataba y contestaba ya estaba pagando 1.45 euros de entrada. El mensaje era enviado desde un número corto, tipo 25xxx, por lo que aquellos que no estuvieron atentos no se darían cuenta de que ese mensaje que acababan de mandar no tendría un precio normal.
Una vez el estafado contestaba por primera vez, el empleado de estas empresas intentaba mantener una conversación con él con cualquier excusa. Daba lo mismo que se hablase de una oferta de trabajo como de un filtreo, el caso era conseguir mantener el hilo con tal de que el timado siguiese mandando mensajes, a euro y medio cada uno claro.
Sumando la cantidad estafada a cada usuario que caía en la trampa, hubo quien se llegó a gastar 2.000 euros creyendo que estaba ligando con otra persona, los hermanos Simo lograron recaudar nada más y nada menos que cinco millones de euros.
Y las autoridades ¿qué hacen?
Ya hemos visto la mala fe de los detenidos, en total han sido 11, pero cabe pensar conociendo este caso, si las autoridades responsables de vigilar el uso de este tipo de números podrían haber hecho algo más, y la respuesta parece obvia, sí podían haber hecho algo más para cortar el problema de raiz, o al menos antes de conseguir la cantidad estafada.
Claro que hay normativas que regulan el uso de estos números, aunque el Tribunal Supremo tumbó el código de conducta aprobado en 2009, pero son necesarias más medidas para evitar las estafas, porque las multas y sanciones hasta ahora han sido ridículas. Por muchas precauciones que puedan tomar los usuarios uno, en un día de despiste o por lo que sea, puede caer en la trampa, y ver como de repente y sin saberlo su factura de móvil se dispara.
Y tampoco deberíamos olvidarnos los grandes operadores. Son ellos los que también han alimentado en parte a este tipo de números, incluso haciendo uso de ellos para sorteos y otros fines. ¿Tan complicado sería que desactivasen estos servicios por defecto al dar de alta una línea y que tenga que ser el usuario, el que conscientemente, solicite poder mandar este tipo de mensajes? No debería.
Vía | El País
Ver 17 comentarios