A la hora de analizar el equilibrio de poderes en el mundo móvil basta con echar un vistazo a los diferentes rankings de ventas que surgen durante el año. Puede verse entonces que Samsung vende más que nadie, que Apple suele estar en el segundo lugar y que Xiaomi amenaza constantemente dicha posición colándose algún trimestre que otro entre ambas superpotencias.
Pero es posible acercarse más a esa fotografía global, subir un nivel y llegar a los componentes internos de los teléfonos. Ver cómo entran en juego proveedores cruzados, como el Samsung que fabrica memorias para casi todos, o pantallas. Y seguir subiendo, llegar a las fábricas. De ahí, a las propias materias primas. Es en estas materias primas cuando entran en juego las conocidas como 'tierras raras', un bien muy codiciado cuya extracción acerca al mercado a un peligroso monopolio en manos de China que lleva años tratando de corregirse.
Qué son exactamente las 'tierras raras'
Como hemos dicho, podemos observar el mapa del mundo tecnológico, en este caso aplicado a los móviles, a muy diversos niveles. Y el nivel que más detalle nos ofrece es el que tiene que ver con los materiales con los que se construye el resto de componentes. Ahí es donde hay que considerar a las 'tierras raras', cuyo nombre incita a pensar que hablamos de otra cosa pues ni son tierras como tal, ni son tan raras como podríamos pensar.
Cuando hablamos de 'tierras raras' nos referimos a una serie de minerales que son, hasta que alguien logre cambiarlo, esenciales para la construcción de muchos dispositivos tecnológicos. Materiales como el neodimio que se emplea en la construcción de láseres y diferentes tipos de motores eléctricos. Materiales como el lantano que aparece formando parte de equipos fotográficos. O como el escandio, cuya principal aplicación se encuentra en la industria aeroespacial pero que también interviene en el mundo móvil.
Son minerales esenciales que, por desgracia, no son tan abundantes como nos gustaría que fuesen. De ahí su calificación como "tierras raras". No "raras" porque sean poco conocidas sino porque son muy escasas. Pero sobre todo, porque su extracción está muy localizada en ciertos puntos de la geografía mundial, y la mayoría de sus yacimientos están en el territorio soberano de China.
Esto otorga a China mucho poder a la hora de controlar el propio mercado, con una peligrosa inclinación hacia el monopolio en la extracción de los citados materiales. Pero en los últimos años se han descubierto diferentes yacimientos de 'tierras raras' que hacen pensar en poder dejar atrás este dominio chino y en un cambio en la inclinación de la balanza.
Objetivo: restar peso a China
Aunque China sigue contando con la mayoría de yacimientos de 'tierras raras' conocidos en la actualidad, parece que el país asiático empieza a no tener el mercado tan sujeto por el mango. La razón es que se han ido descubriendo otros yacimientos que permitirían restar poder a su territorio y tratar de equilibrar las fuerzas. Algo que, de rebote, aumentaría el nivel de competencia que permitiese regular los pesos a la baja. Precios que en los últimos tiempos no han dejado de subir y nadie sabe exactamente el por qué.
China, Vietnam o Brasil han sido los países históricos a la hora de extraer estas 'tierras raras' y ponerlas en circulación, pero recientemente se descubrió un gran yacimiento en Turquía que daría peso a la Unión Europea sobre el tablero geopolítico y tecnológico. Groenlandia también tiene mucho que decir en este sentido. Pero si todo esto tiene que ver con los materiales puros y duros, parece que el desarrollo de distintos procesos puede también jugar un papel fundamental en el cambio de fuerzas.
Desde la Universidad de Cambridge llegó recientemente un nuevo método, en colaboración con Austria, que ha permitido fabricar imanes de alto rendimiento para dispositivos eléctricos gracias a la tetrataenita, una aleación de hierro y níquel con una estructura atómica muy concreta. ¿La gran ventaja? La abundancia de hierro y níquel por todo el planeta. Es decir, el desarrollo de un proceso clave para el mundo tecnológico saliéndose del mercado de las 'tierras raras'. Algo que puede tener mucho impacto en muy pocos años.
Como éste, otros proyectos recorren el mundo buscando inclinar la balanza tecnológica hacia uno y otro lado. Pero mientras eso ocurre, la única forma en que China podría perder poder en el mundo de las 'tierras raras' pasaría por seguir descubriendo yacimientos de las mismas en otras partes del mundo. Algo que ya está produciéndose pero quizá no tan rápido como gustaría al resto de países del planeta. O demasiado rápido, si le preguntamos a China.
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