La digitalización de la vida en general no iba a dejar fuera a la política ni mucho menos, al menos en el lado de quienes la emiten (ya en que los sistemas de votación y recuento aún pesa bastante el componente analógico). Aquí ya hemos hablado de apps útiles de cara a los procesos electorales que ha habido en España (que no hay pocos), pero ¿qué hay del uso de los móviles para las campañas políticas?
Siendo uno de los dispositivos que más usamos, y que cada vez tenemos a edades más tempranas, no es de extrañar que sea uno de los ejes principales de las campañas de los partidos políticos, aunque pese a la evidencia de esto no en todos los países se usa del mismo modo o la misma frecuencia. Apps propias, redes sociales... En 2016 (y años antes), la política a golpe de tap.
Los precedentes: USA Apps Wars
Los smartphones empezaron a expandirse entre 2007 y 2008 y el salto de las redes sociales a los mismos, así como la aparición de la mensajería instantánea (sumada a los SMS), ayudaron a que este se fuese consolidando como una de las principales fuentes de información en nuestro día a día. Si leemos aquí la prensa, y lo aún más jugoso, si nos comunicamos aquí con nuestros amigos y gente de nuestro círculo de confianza, ¿por qué no aprovechar esto para la política?
Eso debieron pensar en el gabinete de Barack Obama en la campaña del año 2012, cuando se envió un mail a los simpatizantes del partido empezando con la frase “¿Tienes un iPhone? Si así es, apoyar esta campaña acaba de convertirse en algo mucho más divertido” con el fin de anunciar la nueva app para el iPhone. Algo que contaban en Politico, donde nos hablaron tanto de esa app como la de su contrincante, Mitt Romney.
¿Qué hacían estas apps? Aquí Obama ganó algo más que las elecciones, porque su app también era bastante más completa. El usuario se convertía en un voluntario (de Obama for America, organización tras la campaña del en ese momento candidato) del partido pudiendo registrar a más seguidores e incluso organizar eventos, pudiendo recibir notificaciones de los mismos y hacer un seguimiento de la campaña. La de Romney, sin embargo, era mucho más sencilla, facilitando las donaciones.
El producto nacional: la obligatoriedad de las redes sociales
¿Os suena alguna app de algún candidato español? Probablemente no, no al menos una oficial (porque es poner el apellido de alguno de ellos y mostrarnos algún juego con caricaturas del mismo y otros políticos). Pero haciendo una búsqueda por partidos encontramos al menos una oficial de cada uno de los partidos mayoritarios:
- Partido Popular: tiene dos apps, una informativa (agenda, campaña, etc.) y una mensajería propia e interna.
- PSOE: tiene la app Mi PSOE, también de carcater infromativo en la que podemos jugar a un trivial (evidentemente temático).
- Podemos: dispone sólo de app para Android y es bastante limitada. Una webapp desde la que acceder a un portal personal tras el registro.
- Ciudadanos: dispone de una app también bastante limitada, aunque en esta ocasión es porque todos los apartados a excepción de uno dan error al intentar abrirlos.¿Qué funciona? El localizador de seguidores, sedes, etc. que funciona con realidad aumentada. Está disponible para iOS.
Pero, ¿son las apps la base de la estrategia para llevar la campaña al mayor número de personas posible? Ni mucho menos. Las apps probablemente sean un derivado del hecho de que hoy en día hay que tener presencia en las tiendas de apps (como extensión de la página web), pero el fuerte siguen siendo las redes sociales y la mensajería instantánea. Y no lo decimos nosotros, hemos recurrido a quienes viven la campaña desde dentro.
"El uso de redes sociales en cualquier partido político es obligatorio"
Así de claro lo expone Paco Roldán, consultor político aquí en España, entre cuyas labores se encuentra el estar al día de los movimientos de todos los partidos a nivel de campaña. Es por ello que ha observado casi desde primera fila cómo los distintos partidos recurrieron a las redes sociales desde que éstas se convirtieron en elementos de masas.
El uso de redes sociales en cualquier partido político ya es obligatorio, sea época de elecciones o en cualquier otro momento.
Aunque parezca una redundancia, el papel de las redes sociales en la política es el de socializar la comunicación por un lado y la información por otro. Un mensaje que hasta que internet llegó a nuestras casas (y sobre todo a la palma de nuestras manos) tenía un intermediario que en ocasiones no lo transmitía tal cual: los mass media clásicos, es decir, la televisión y la radio.
¿Habéis jugado alguna vez al "teléfono loco", "roto" o "escacharrado"? Ese juego en el que alguien dice un mensaje al oído de otra persona y ésta otra a uno más y así hasta que vuelve al emisor inicial. ¿Cuántas veces llegaba intacto? Jamás. Pues justo ese efecto, esa distorsión creada accidental (por malentendidos) o intencionadamente (por intereses) es el que tenían estos medios clásicos. Un problema que el partido se evita (al menos generalmente) usando las redes sociales y un perfil oficial: de este modo el mensaje va del emisor al receptor directamente.
Los ciudadanos tenemos ahora acceso a muchísima información directa que antes pasaba obligatoriamente por un intermediario [los medios de comunicación]. Así el partido político es el emisor, el ciudadano el receptor y no hay ninguna interferencia. Es rápido y sin distorsiones.
Éste es de hecho el verdadero quid de la cuestión según Paco de lo que es una campaña "moderna" (más bien actual) con respecto a lo que eran antiguamente. Es decir, que el mensaje llegue al receptor de la manera más aséptica posible gracias al uso de redes sociales y mensajería. Y no sólo eso, en muchas ocasiones llegar a inocularlo, aunque aquí ya entramos en otro terreno (los métodos son variables, inocularlo a través del miedo, acusaciones, etc.).
Además del trato directo con los simpatizantes, un efecto directo de basar parte de la difusión de la propaganda y los mensajes al electorado potencial es el ahorro de tiempo dinero y esfuerzo. Es mucho más sencillo y económico publicar un tweet, un estado de Facebook o enviar un SMS que hacer un mitin, y de hecho nos comenta Paco que todo esto se ha traducido en una disminución de los mítines.
No obstante, aquí nos enfrentamos con cierto problema que es a la vez la base de las ventajas de la estrategia basada en redes sociales: el hecho de que de manera constante todo el mundo sea emisor y pueda opinar. Se trata de una democracia participativa y esto es algo obviamente positivo, pero en cuanto se trata de ayudar con la campaña de un partido, no todo es voluntad, sino que se requiere cierta preparación que no todo el público tiene.
¿El riesgo? Que mucha información no es útil o correcta, y que esto dé pie a equivocaciones públicas en ocasiones. A esto se une el hecho de que "internet tiene memoria" y sobre todo la tienen sus usuarios: absolutamente todo queda registrado y accesible de un modo u otro para el público en general. Tweets desafortunados, publicaciones erróneas o cambios en el perfil del propio partido quedan grabados a fuego por mucho que se eliminen, dado que siempre podrá haber alguna captura de pantalla que haga de recordatorio.
Aunque, a colación de esto, por mucho que las redes sociales sean un método de acercamiento y diseminación de la información, la que que se da al final sigue siendo sesgada. Es decir, bien por este riesgo de "los recordatorios" y por intentar tener un control de la imagen y el perfil del partido, se trata de una estrategia de mostrar sólo lo que interesa. Es decir, de una transparencia parcial.
Tenemos casos en los que se intenta disfrazar el partido como si éste fuese participativo pero al final siguen siendo estructuras verticales: "Todos han de saber lo que vamos a hacer, pero sólo unos pocos sabemos realmente lo que vamos a hacer". Esto de hecho no es ninguna novedad, ya subyace de finales del siglo XIX - principios del siglo XX (cuando las estructuras políticas empezaron a ser así).
El público joven: ese gran e inconstante baluarte
Si bien es cierto que desde que las redes sociales colonizaron nuestros dispositivos y horas de vida el espectro de edad ha ido aumentando, uno de los sectores más activos es el del público joven. Un heterogéneo grupo que, a efectos prácticos, es "el que manda", según explica Paco.
[El voto joven] Es un voto muy disperso, muy infiel e incluso muy abstencionista. Por ello, si te quedas con ese grupo, tienes mucho ganado.
Por tanto, ya no es sólo el hecho de llegar al máximo número de personas, sino el acabar en la pantalla de este público de opinión fluctuante pero que en la práctica, además de suponer cierto porcentaje a nivel poblacional, se trata a su vez de más megáfonos para el mensaje y, por tanto, de más influencia y presencia. Y esto, por cierto, deriva en otro aspecto: el sesgo debido a nuestro circulo social.
[...]La teoría de la comunicación: ¿dónde nos sentimos a gusto? En nuestro grupo de amigos. Esto, de alguna forma, crea una corriente de la cual no se sale: opinas lo que opina la mayoría, etc. No se es capaz de opinar o discernir porque no te apetece quedar mal.
Y, ¿qué redes y apps utilizan los partidos?
Como decíamos, la base es tener presencia, ergo no tiene sentido discriminar unas plataformas u otras, sino todo lo contrario. Según nos resume Paco hay presencia de los partidos en las redes sociales mayoritarias como Facebook, Instagram o Snapchat (aunque en ésta no hemos encontrado ninguna cuenta de partidos o candidatos). Aquí quizás partan con ventaja los partidos no convencionales, es decir, Podemos y Ciudadanos, los cuales en su opinión probablemente tengan un acceso a redes más asimilado al "haber nacido con ellas" (y tener una edad media de militantes y simpatizantes más joven).
En cuanto a la mensajería, WhatsApp es evidentemente una de las plataformas que más se utiliza, al ser los grupos lo más rápido y ágil a la hora de esparcir un mensaje o cualquier comunicación. Algo que apuntaba aquí Paco es el hecho de que se optase por Telegram (en el caso de Podemos) por temas de seguridad, dado que esta app incorporaba un mayor grado de cifrado al menos hasta que WhatsApp implementó el cifrado de extremo a extremo.
Pero quien nos da detalles de lo que se está usando en campaña a nivel de la comunidad autónoma de Islas Baleares es Alberto, responsable de RRSS de Podemos Islas Baleares. Es quien nos aclara, por ejemplo que en el caso de esa designación del partido no usan WhatsApp, sino Telegram para comunicarse tanto interna como externamente, ya sea en grupos o en canales.
Nos explica que en Podemos Baleares se usan sobre todo Facebook, Twitter y Youtube, y en un menor grado Instagram. Así, para la presente campaña también han retransmitido vídeos desde FaceBook Live. Actos como la pegada de carteles o la presentación de la candidatura.
¿La estrategia? Nos explica Alberto que a nivel individual cada cargo, militante o simpatizante usa las redes sociales que considera oportuno a título personal. Esto en la práctica según nos indica se traduce en un uso mayoritario de Facebook y en menor medida de Twitter.
La especificación de que en todo momento nos habla de la estrategia de la agrupación de Baleares se debe a que cada territorio tiene autonomía para seguir una estrategia u otra según quieran (no hay indicaciones centrales en este sentido). En el caso de esta comunidad, nos explica que "prima crear y/o compartir contenido propio que nos diferencie de las redes sociales de Podemos estatales". Es decir, infografías, GIFs o vídeos sobre algún tema concreto. Y esto, añade, ha funcionado.
El hecho de crear contenido propio ha desembocado en un aumento de seguidores en la cuenta de Facebook autonómica. Y en cuanto a recurrir a campañas pagadas en esta red social, sí se han hecho algunas para anunciar actos importantes (como mítines y charlas), pero han sido muy pocas en total.
En cuanto a Twitter lo que hacen es un seguimiento de las apariciones de los candidatos en los medios, compartiendo en directo las frases más relevantes en cada intervención, por ejemplo. Algo que se suele hacer en el resto de partidos, además de usarlo como plataforma donde poder comunicar la actividad política del partido en las instituciones. Sin olvidar el publicar tweets sobre un determinado tema con el hashtag pertinente, en campañas tanto para promover algo (como el deporte femenino) o contra alguna materia, como el TTIP,
Así, coincidiendo con lo que apuntaba Paco en cuanto a estas formaciones más nuevas, Alberto nos especifica que Podemos se considera una formación nativa digital.
No hay un antes y un después de las RRSS en Podemos. Como formación política a penas tenemos dos años, por lo que nos consideramos una formación nativa digital. Otros partidos sí pueden hacer la comparación entre cómo era su actividad antes y después de la aparición de las RRSS. A nosotros nos es imposible hacerlo.
Estar o no estar: ésa es la cuestión
La obligatoriedad a la que se refería Paco resume bastante bien la situación actual en cuanto a las campañas electorales y la comunicación en general: presencia, presencia y más presencia. Quizás de manera comparativa los partidos políticos españoles no lleguen al nivel de los estadounidenses (aquí Snapchat, por ejemplo, aún es rara avis mientras que Hillary Clinton, Donald Trump y François Holland entre otros hace tiempo que lo usan), pero el caso es que en lo referente a llegar a nuestros móviles sí aprovecharon las redes sociales y mensajería.
No pasa lo mismo con Telegram, una app de mensajería que aunque no es la más usada va creciendo en usuarios y esto tampoco escapa a los partidos políticos españoles. Hemos visto que la división de Baleares de Podemos tenían un canal y que el partido en general parece tener cierta preferencia por la red tanto a nivel interno como público, pero no son los únicos ni mucho menos:
- Canal oficial del Partido Popular: tiene un total de 976 miembros y es una herramienta más de difusión de tweets y publicaciones sobre el partido y sus representantes.
- Canal oficial del PSOE: con 2.668 miembros en la actualidad. Como en el caso anterior, se trata de otra vía para compartir el contenido más actual acerca de las noticias relevantes en cuanto a la política nacional y el partido, así como la difusión de carteles de los candidatos.
- Canal oficial de Podemos (nacional): en este caso se nota que la agrupación se decantó por Telegram con sus actuales 7.939 miembros. El formato es el mismo que en los casos anteriores, es decir, el compartir los contenidos en otras plataformas y en la red en general sobre el partido, sus representantes o la actualidad política.
- Ciudadanos no dispone de un canal a nivel nacional (sí lo tienen algunas agrupaciones autonómicas), pero existe éste no oficial. Actualmente cuenta con 727 miembros y de nuevo es una herramienta para promover la difusión de contenido. Se comparte la actualidad del partido y se indica continuamente dónde compartirlo.
La política añade de hecho más leña al fuego de que el móvil sea un sustituto de la televisión (y la radio): ya no es sólo el hecho de que por comodidad sea el portal informativo más habitual y práctico, sino por el que podemos seguir directamente a quien nos interese. Como comentábamos: hay una emisión y una recepción directa de la información sin que ésta se vea salpimentada con connotaciones ausentes en el origen o directamente tergiversadas por interés.
Por supuesto, todo tiene sus desventajas, y hemos comentado algunas como "la memoria de internet" (inconveniente claro para el partido, todo lo contrario que para el público). Aquí cabe mencionar también que el móvil no escapa a lo que se denomina propaganda negra, es decir, la reutilización y manipulación de la información en forma de virales "de origen desconocido" que pueden perjudicar a un grupo por un lado (y, por tanto, beneficiar a otro(s)).
Así, las apps no son el recurso más popular aunque veamos que los partidos van teniendo alguna (de nuevo, presencia). Pero nos encontramos en algunos casos con apps poco útiles e incluso con un mal funcionamiento (aquí sí hay un plus de inversión de tiempo, dinero y esfuerzo sobre las redes sociales y la mensajería). Sobre esto, Alberto de Podemos nos comentaba que en Baleares no tenían de momento el planteamiento de crear una app propia, de hecho.
Y tú, ¿sigues a los partidos políticos o a sus representantes en las redes sociales o la mensajería? Lo que es evidente es que desde hace tiempo las campañas han dado el salto desde vallas, spots y mítines a nuestro bolsillo, y como nos recordaba Paco Roldán para fraseando a Clausewitz, el móvil es un medio (clave) más para seguir esa guerra eterna que es la política, tanto en elecciones como de manera habitual.
En Xataka Móvil | ¿Es Snapchat el recurso que necesitan los políticos en la actualidad?
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