Sube el salario mínimo interprofesional pero suben también el precio de la vida y el de los teléfonos móviles. Ya hace años que los modelos de gama alta superaron la barrera psicológica de los mil euros y la cosa va a peor. Así, si te toca cambiar de teléfono y aspiras a las ventajas de un buque insignia, tienes esencialmente tres opciones: comprarlo nuevo, ahorrar algo de dinero apostando por un teléfono reacondicionado o tirar del renting de móviles. Partiendo de la premisa de que quieres un teléfono completamente nuevo, estas son las características de cada modalidad y cuándo te interesa apostar por cada una.
Comprar el teléfono
Supongamos que tu opción favorita es la de siempre: elegir el teléfono que más te guste y pasar por caja. Incluso aquí tienes opciones: desembolsar el importe total o con pago aplazado mediante cuotas, algo que puedes hacer directamente con tu banco u otras entidades bancarias, con teleoperadoras y también es ofrecido por algunas marcas como Apple o Samsung. De este modo evitas esa importante inversión inicial de la gama alta mitigándolo con una división en cuotas más pequeñas a lo largo del tiempo.
En estas opciones con cuotas es importante revisar los intereses y si este pago a plazos por parte de las telecos va de la mano de algún contrato, lo que puede permitirte pagar menos a cambio de compromiso de permanencia y las consecuentes penalizaciones. A tu favor, hay marcas que disponen también de planes renove que te permiten actualizar tu dispositivo entregando el anterior.
Si eres una persona trabajadora por cuenta propia y usas tu teléfono en tu actividad profesional, podrás desgravarte el IVA de la factura.
La principal ventaja de esta opción es que el teléfono es tuyo, se entiende, cuando lo has pagado del todo. Llegado ese momento tienes un teléfono en tu poder y solo tendrás que pagar por la correspondiente tarifa de datos.
Es tu posesión para lo bueno y para lo malo, es decir, que puedes venderlo cuando quieras y si se rompe o te lo roban no tienes que dar explicaciones a nadie y si así lo deseas, puedes hacerle un seguro.
Eso sí, cuando se haga viejo y obsoleto te tocará comprar otro. Por supuesto, si no dejas que envejezca tanto también podrás venderlo en el mercado de segunda mano o podrás entregarlo como parte del pago para la compra del siguiente teléfono. Pero el círculo comenzará otra vez, nuevamente necesitarás ese inversión inicial y habrás perdido dinero fruto del deterioro de tu terminal.
¿Qué pasa si tu teléfono se estropea? Dependerá del tipo de fallo y de si está en garantía y esta cubre el problema, caso contrario te tocará ir al servicio técnico y de nuevo, pasar por caja. Por eso deberías valorar la adquisición del seguro.
Características del renting
El renting o alquiler del móvil está vinculado a una suscripción mensual para disfrutar del dispositivo (generalmente 12 meses). Cuando acaba ese periodo, puedes alargar el contrato y seguir usando ese teléfono o solicitar un nuevo contrato de renting por otro modelo. La primera ventaja sale a la palestra: puedes tener cada año lo último de lo último y además hacerlo a coste reducido.
Antes hablábamos de quienes trabajan por cuenta ajena y aquí también aplica: si necesitas el teléfono para tu actividad, este contrato también es susceptible de verse beneficiado por la desgravación del IVA.
Lo no tan bueno es que si quieres tener un teléfono en tus manos tendrás que seguir pagando: no durante los 24 meses que dura el clásico pago a plazos de una compra, si no siempre (eso sí, si quieres ese teléfono concreto, tienes la opción de comprarlo). Echando cuentas, un teléfono de renting sale más caro que la compra a la vieja usanza.
Pero no hay mal que por bien no venga: quizás este año quieras un iPhone porque trabajas con el ecosistema de Apple, pero el año que viene ya no te interese y quieras probar las bondades de la gran pantalla de un plegable. Aquí no tendrás que hacer la engorrosa tarea de ponerlo a la venta, ejecutar la transacción y comprar el segundo terminal con la consecuente necesidad económica y pérdida de dinero, si no que pasará por un simple cambio de contrato. El renting se adapta mejor a tus necesidades temporales.
En el apartado de la compra hablábamos de no tener que dar explicaciones a nadie ante el robo o la pérdida, pero claro, en ese caso te quedarías sin terminal. Con el renting lo normal es que se incluya algún seguro (o en su defecto, que te obliguen a adquirirlo) que se haga cargo de estos casos y de averías. Lo que se traduce en que pronto volverás a tener un teléfono en tus manos sin pagar de más (con un uso lógico y normal). De cualquier modo, el seguro es obligatorio y ten claro que lo pagas, ya sea de forma directa o incluida en tu suscripción.
Puede que hayas elegido un teléfono para tu renting en un momento determinado pensando que es lo mejor, pero a los dos meses descubres que no llevabas razón o simplemente tus necesidades han cambiado. Mientras que con un teléfono propio te queda la opción de venderlo, con el renting tendrás vinculación a tu contrato (más allá de los 14 días de desistimiento) mientras que este dure.
Si no pagas o incumples el contrato, tendrás penalizaciones y comisiones extra, llegando incluso a traducirse en la retirada del teléfono.
Cuándo te interesa un teléfono de renting:
- Cuando tienes necesidades concretas y temporales.
- Cuando quieres o necesitas contar con lo último de lo último.
- Cuando quieres desentenderte de tareas como las averías, el mantenimiento o la renovación.
- Cuando no quieres tener un teléfono de gama alta en propiedad o no quieres desembolsar la inversión inicial
Cuándo te interesa comprar un teléfono:
- Cuando no te interesa estar siempre pagando (añadir un gasto fijo a tu día a día).
- Cuando tienes claro qué teléfono necesitas ahora y en los próximos años.
- Si te interesa que un teléfono te salga lo más barato posible.
Portada | Montaje propio con foto de FreeSVG y fotografía propia del análisis del iPhone 14 Pro Max de Xataka
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