Hace más de una década compré mi primer móvil Android, un Motorola Milestone. Era el año 2010, y casi al mismo tiempo uno de mis mejores amigos compró un iPhone 3GS. Su móvil era muy atractivo, con un diseño estilizado y el flamante logo de Apple en su parte trasera, pero el mío parecía del futuro, como salido de una película de ciencia-ficción, o al menos esa era mi impresión en aquel entonces.
En ese momento comenzó mi enamoramiento con el mundo de Android. El Root, las ROMs, distintos modelos y fabricantes. Por mis manos pasaron muchos móviles y, aunque he tenido varios iPhone, lo que más he usado todos estos años ha sido Android. Ahora, he decidido pasarme a un iPhone como móvil principal durante los últimos meses, y esta es mi opinión como apasionado y conocedor de la tecnología móvil.
Lo malo: su hardware es excelente, pero su software no me convence
Hace pocos meses compré un iPhone 14 Pro. El último modelo de iPhone que había tenido hasta ahora era un iPhone 8 Plus. Sí, he probado otros iPhone de familiares y amigos, pero no había tenido como móvil personal y de uso diario un iPhone desde hace ya unos 6 años, tras mi breve aventura con un 8 Plus. Es hora de probar de nuevo.
No soy una persona que rechace los productos de Apple por el simple hecho de ser de la marca de la manzana mordida. De hecho, este artículo lo estoy escribiendo desde un MacBook Pro, y en general he usado Mac en exclusiva durante la última década (sí, Mac y Android). Reconozco la calidad de estos dispositivos, y reconozco el excelente hardware y las impresionantes fotos que toman los iPhone, mi problema es con el software: iOS me ha decepcionado durante muchos años, y continúa haciéndolo.
En general, siento que el sistema operativo del iPhone en ocasiones me subestima. Durante mucho tiempo hemos escuchado hablar sobre cómo iOS es un sistema que facilita la experiencia de uso, que es más intuitivo y amigable con todo tipo de usuario. Sin embargo, la realidad es que Android ofrece mucha más flexibilidad en personalización e incluso en navegación, y un ejemplo de esto lo encontramos en los botones de navegación en iOS.
En el iPhone, muchas veces encontramos más de un botón en pantalla para acceder al gesto “Atrás”, o ir a la ventana anterior. En el ejemplo sobre estas líneas vemos en pantalla a la app X (Twitter), y en ella encontramos un pequeño botón que dice “Slack”, el cual permite acceder a esa app. Este botón aparece porque accedí a X (Twitter) desde una notificación mientras estaba dentro de Slack, y es un botón casi imperceptible y un poco confuso. En Android tenemos un gesto universal para ir “Atrás”, deslizando el dedo desde el borde de la pantalla hacia el centro, tanto desde el borde derecho como del izquierdo. Es un sistema mucho más amigable e intuitivo.
Esto no es algo que considere menor, una experiencia unificada en la interfaz y en los gestos es importante para mí como usuario.
iOS también tiene un problema que considero grave, y no suelo usar esa palabra con frecuencia. La carga en segundo plano está muy limitada en el iPhone, a diferencia de Android. Si enviamos un archivo por WhatsApp o lo queremos subir a Google Drive, tenemos que mantenernos en esta aplicación hasta que se cargue, de lo contrario el iPhone detendrá el proceso. No es posible enviarlo en segundo plano mientras hacemos otra cosa en el móvil, a diferencia de en Android.
La multitarea también es inferior en el iPhone. Los móviles Android permiten tener 2, 3 y hasta 4 aplicaciones en simultáneo en pantalla (4 apps en el caso de los móviles plegables de gran pantalla). Es muy útil poder tener una app en la parte superior y otra en la inferior; por ejemplo, podemos tener un artículo abierto en Chrome en la mitad superior y tomar apuntes en la app de notas en la mitad inferior. En el iPhone, esto no es posible.
La isla dinámica del iPhone sí me convenció. Me parece una solución muy ingeniosa con algunos trucos útiles, como controlar la reproducción de música desde un widget integrado. (Foto: Amparo Babiloni para Xataka)
Si bien es cierto que iOS ha evolucionado mucho, e incluso van a incorporar funciones útiles como la posibilidad de controlar el móvil desde un Mac (con la función Continuidad del iPhone), en mi experiencia Android sencillamente es más flexible, más amigable y ofrece más posibilidades para todo tipo de usuarios, es decir, tanto para los más básicos como para los que quieren ir más allá y aprovecharlos al máximo.
Sin embargo, de nuevo, hablamos de software, no de hardware, ya que en este último apartado el iPhone sí que me ha sorprendido.
Lo bueno: cámaras, diseño, durabilidad
El iPhone 14 Pro no es el último modelo del móvil de Apple, es un modelo de la generación pasada (al momento de escribir estas líneas). Sin embargo, aunque no se trata de un iPhone 15 Pro Max, éste móvil me ha sorprendido con su diseño impecable, una pantalla con una excelente calidad y un sistema de cámaras impresionante.
Apple suele acertar en el apartado de las cámaras; esto siempre ha sido así, y mi modelo de iPhone no es excepción: sus fotos son excelentes, muy definidas y con colores realistas, tanto en el día como en la noche y en condiciones de poca luz. El modo retrato ofrece muy buenos resultados, logrando un corte bastante preciso del sujeto en la foto y un difuminado muy agradable en el fondo, y los vídeos son de excelente calidad, aunque la optimización no es la mejor que he probado.
El iPhone es una excelente cámara de bolsillo, tanto para fotos como para vídeos, en este sentido no sólo no va a decepcionar a nadie, sino que va a estar a la altura de lo que esperamos en la mayoría de ocasiones. Es uno de los grandes aciertos de Apple.
El iPhone suele tener resultados sobresalientes en materia de foto y vídeo. (Foto: Amparo Babiloni para Xataka)
Otro gran acierto es en la durabilidad, en el soporte de estos móviles. Un iPhone en general tiene 6 años de actualizaciones de software aseguradas, y eso es una gran noticia para los usuarios. Si logramos extender la vida útil de su batería, o reemplazarla cuando sea necesario, tendremos móvil para rato. Eso sí, siempre y cuando no esperemos contar con las últimas funciones de inteligencia artificial, a menos que nuestro iPhone sea uno de los más modernos y avanzados. El mío de hace menos de dos años, aparentemente, no lo es.
Como mencioné hace algunas líneas, en general el iPhone no falla en materia de hardware, de hecho, suele ser sobresaliente en este segmento. Y en esto incluyo su diseño estilizado, su pantalla de gran calidad y con muy buen nivel de brillo, y ese excelente sistema de reconocimiento facial llamado Face ID, que no tiene rival en el mundo de Android, al menos por ahora.
Y el móvil que se queda en mi bolsillo es…
Foto: Ricardo Aguilar para Xataka
Sin embargo, sólo un móvil permanecerá en mi bolsillo, y no será el iPhone. Tras estos meses, el iPhone ha vuelto a quedarse en mi escritorio como móvil secundario, móvil que debo tener por mi profesión, pero no será el que lleve todo el tiempo conmigo. Ese volverá a ser un móvil Android, es la plataforma que mejor va conmigo, con la que me siento más cómodo.
Incluso como usuario de Mac, existen formas de tener una especie de AirDrop entre mi móvil Android y mi MacBook Pro, mediante QuickShare. Eso ya no es una desventaja.
Seguramente en uno o dos años volveré a darle una oportunidad al iPhone, en especial después de la llegada de iOS 18 y sus nuevas posibilidades de personalización que se asemejan mucho a lo que vemos en Android, y sus nuevas funciones de inteligencia artificial, aunque éstas tardarán en llegar a Europa. Mientras tanto, hasta que no haya una evolución radical en iOS, seguiré con mi móvil del androide verde.
Foto de portada | Alejandro Alcolea para Xataka
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