La DGT llevará al Congreso una propuesta para quitar más puntos del carné por usar el móvil al volante

El director general de la DGT, Pere Navarro, ha señalado que su departamento llevará al Congreso una propuesta para renovar el carné por puntos con un aumento de penalizaciones en infracciones como el uso del móvil al volante (especialmente, de la aplicación WhatsApp), que podría suponer la pérdida de cuatro o seis puntos.

Esta propuesta llega después de que hace unos días, confirmara que 2017 es el cuarto año consecutivo en el que aumenta el número de muertos por accidentes de tráfico, y que, desde 2016, la principal causa de esos fallecimientos es el uso del móvil, por encima del alcohol y el exceso de velocidad.

6 puntos menos por usar el WhatsApp al volante

Durante su primera comparecencia ante la Comisión de Seguridad Vial del Congreso tras su regreso a la DGT, Pere Navarro ha adelantado algunas modificaciones que pretende llevar a cabo en el sistema de carné por puntos que él mismo puso en marcha en 2006.

Según ha dicho, tras 12 años es necesario "revisarlo" para adaptarlo a la sociedad actual y ha puesto como ejemplo WhatsApp, una aplicación móvil que no existía entonces pero que ahora usa casi todo el mundo. Navarro ha señalado que actualmente es una de las "principales causas de accidentes mortales en la carretera" y por ello su penalización debería aumentar.

Hace apenas dos meses, el propio Pere Navarro afirmó que el uso del móvil "no solo es un problema de seguridad vial sino también social" e hizo hincapié en la importancia de activar el modo coche. Pero ahora la DGT quiere ir un paso más allá endureciendo las sanciones y llevará una propuesta al Congreso para pasar de los tres puntos que se quitan por ello en la actualidad hasta los cuatro o los seis.

Aunque serán los diputados quienes decidirán finalmente qué penalización supondrá el uso del móvil al volante, la DGT ya ha dado un primer paso con esta propuesta. Propuesta a la que se añade el aumento de tres a cuatro puntos por no usar el casco o el cinturón.

Vía | El Economista