El Papa Francisco, ese Papa que se hace selfies con sus feligreses, que fue el primer Sumo Pontífice de la historia en tener una cuenta de Instagram y que no se corta en dar su (en ocasiones controvertida) opinión en Twitter, se ha cansado de los teléfonos móviles en sus misas.
«A mí me da pena cuando, mientras celebro Misa en la plaza de San Pedro o en la basílica, veo tantos móviles levantados», decía ayer el Papa Francisco durante la audiencia general celebrada en El Vaticano refiriéndose, no solo a los fieles asistentes a las misas, sino también a algunos sacerdotes y obispos. Las palabras del Papa abren de nuevo el espinoso debate sobre la prohibición del uso del teléfono móvil en eventos o lugares públicos como museos.
Móvil sí, móvil no, ésa es la cuestión
El Papa Francisco se ha cansado de ver manos levantadas tomando fotografías o vídeos mientras ofrece su Misa dominical, pero no es la primera figura pública en mostrar su descontento, no con los teléfonos móviles sino con el mal uso que los usuarios hacen de ellos.
Artistas como Andrés Calamaro ya pidieron a sus fans que se abstuviesen de usar sus móviles durante sus actuaciones, llegando incluso a dar la espalda al público durante las mismas a modo de protesta. Algo similar a lo que hizo Robe Iniesta, vocalista de Extremoduro, quien no dudó en lanzar un comunicado pidiendo a sus fans que dejasen el móvil aparcado durante sus actuaciones.
Pero más lejos aún con este tema fue Josh Klinghoffer, guitarrista de los Red Hot Chilli Peppers, quien cansado de que el público se dedique a verle tocar desde la pantalla de su teléfono en lugar de disfrutar de su trabajo, decidió dejar de tocar (durante la ejecución de una de las canciones más conocidas de la banda) y comenzar a grabar él mismo al público durante una actuación en Turín, Italia.
Otros como Steven Wilson, alma máter de Porcupine Tree, toman medidas más drásticas y en sus conciertos es el personal de seguridad el encargado de evitar que el público grabe o haga fotos. Pero la medida de Wilson se queda corta comparada con la solución propuesta por el batería de Ramones, Marky Ramone.
El músico, en un alarde del sentido del humor irónico que le caracteriza, creó un vídeo en el que decía haber inventado la solución definitiva para los molestos teléfonos. Su "smartphone swatter" o lo que es lo mismo, un matamoscas para acabar radicalmente con ese molesto teléfono que no nos deja disfrutar del espectáculo.
¿Deberían prohibirse los teléfonos móviles en espectáculos?
Todo este escenario -nunca mejor dicho-, nos lleva hacia la pregunta del millón: ¿debería prohibirse el uso de estos dispositivos en espectáculos y eventos de esta índole? Digamos que prohibir como tal es una medida un tanto radical, además de suponer un despliegue de control y seguridad altísimo, que en la práctica, sería difícil de mantener.
Sin embargo, cada sala, recinto o artista, tiene la última palabra sobre lo que se hace o no en sus actuaciones (prueba de ello es la expresa prohibición de vender carne cerca del recinto que Morrissey realiza cada vez que actúa) algo que puede gustar menos o más, pero que hay que acatar.
Ahora bien, ¿se disfruta de un evento pegado al teléfono? Pues seguro probablemente no, pero en una época dominada por el FOMO (miedo a no saberlo y contarlo todo) en la que vivimos, es muy difícil evitar que la gente no haga uso constante del teléfono móvil sin importarle si molesta o no a los demás.
Como siempre, no debemos demonizar al que quiere hacer una foto de ese momento especial, pero el simple respeto al propio artista y por supuesto, a los demás asistentes, debería hacer (es mucho pedir, sí) que nos lo pensáramos dos veces antes de decidir contemplar un evento completo desde la pantalla de un teléfono y con la mano alzada.
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