Citaba a finales del pasado año el informe de movilidad de Ericsson un dato bastante impresionante. Se estima que para finales del año 2020, dentro de menos de un lustro, los usuarios de smartphones en el planeta alcancen la cifra de 6100 millones. Si tenemos en cuenta que actualmente hay unos 7400 millones de habitantes en el planeta, se trata de un porcentaje bastante elevado.
La presencia de estos dispositivos inteligentes en nuestro bolsillo ha despertado siempre dudas acerca de si su utilidad va más allá del ocio. Mayoritariamente hablando, por supuesto. El aspecto profesional también es muy marcado y de un tiempo a esta parte ha entrado en juego algo fundamental, los estudios de salud.
Desde los smartphones se recogen una gran cantidad de datos acerca de los usuarios, tanto datos personales como datos de uso. La idea de utilizar estos datos a modo de estudio global, de fuente de datos para el control de enfermedades o de mejora de los distintos procesos relacionados con el área de la salud parece tan lógica como brillante.
El smartphone como encuestador automático
Realizar un estudio de salud siempre ha sido algo muy complejo. En el mejor de los casos requería miles de entrevistas personales para recabar todos los datos necesarios para la elaboración de un informe, y en el peor de ellos requería análisis también de miles de muestras para llegar al mismo punto: la visión globalizada de la situación.
En cualquier caso, realizar un estudio requería no sólo de grandes cantidades de tiempo sino también de recursos económicos. La idea que lleva tiempo puesta en marcha desde varios frentes es que el uso del smartphone simplifica al máximo los procesos. Nuestro smartphone se ha convertido en una de las mejores ayudas para la ciencia de la salud.
Esos pequeños ordenadores que llevamos en los bolsillos, los smartphones, están ya haciendo buena parte del trabajo de recolección de datos para distintas áreas relacionadas con la salud. Sin entrar en muchos ejemplos, tenemos el caso de los estudios sobre epidemiología organizados por Harvard y Princeton, o del propio ResearchKit que puso en marcha Apple hace ya un año.
Información desde múltiples puntos y en tiempo real
Bien de forma activa o de forma pasiva, los smartphones se han convertido en puntos móviles de recogida de información. Estudios sobre los movimientos de la población comparados con las llamadas y SMS enviados en Kenia permitieron que, durante un año, se trazase un mapa de los puntos clave para frenar un posible brote de rubeola en el país.
Lo que hace ResearchKit, la herramienta que Apple puso en circulación, es algo parecido. Apple ya tiene distintas apps recogiendo información de los usuarios que se prestan a ello, desde perfiles genéticos con 23andMe hasta información sobre usuarios asmáticos y datos cardíacos con MyHeartCounts, una aplicación desarrollada en California.
James Beck, vicepresidente del área científica de la Fundación contra el Parkinson en Nueva York, realizó recientemente unas declaraciones a raíz de un estudio de más de 6800 participantes a través de mPower, una aplicación para ResearchKit. "Lo mejor que probablemente obtengamos de estas aplicaciones será la escalabilidad", dijo Beck.
Para que seamos conscientes de lo que ha supuesto este estudio realizado a través de apps para el iPhone es que la cifra de 6800 participantes triplica el número de participantes en el mayor estudio sobre Parkinson que se había realizado hasta la fecha. Tener un smartphone en cada bolsillo hace que la recolección de datos pueda ser masiva.
El futuro de los remedios contra las enfermedades, gracias a nuestro smartphone
No cabe duda de que esta capacidad de recolectar información de cada usuario es tan poderosa como cargada está de responsabilidad. Responsabilidad por parte de los desarrolladores para ser capaces de recoger la información correcta, pues la interpretación de la misma será la parte que tengan que realizar los investigadores.
Prever el desarrollo de epidemias, detectar patrones en los usuarios que padecen determinadas enfermedades para ser capaces de detectarlas de forma precoz e incluso facilitar información a los propios usuarios sobre cómo mejorar su propia salud y prevención. Como en la India, donde ya se utiliza una aplicación para difundir de la forma más eficientemente posible información sobre planificación familiar.
O el uso de aplicaciones ya existentes, y cuyo fin merece ser estudiado, como WhatsApp, que ha llevado a los médicos del país del Ganges a organizar las listas de espera y coordinar transplantes a través de grupos. El ser humano, en ocasiones, utiliza soluciones existentes a falta de herramientas que pueden venir de este tipo de aplicaciones.
Con una pequeña ayuda de los "wearables"
Otro dato a tener en cuenta es la presencia de los wearables, liderados principalmente por los smartwatches. Son muchos los científicos que coinciden en que éstos pueden ser "entrenados", o programados, para una toma de datos aún más completa relativa tanto a actividad física como a distintos datos capturables desde nuestra muñeca, como el ritmo cardíaco.
La desarrolladora Verily tiene ya en marcha varios proyectos, como el estudio Baseline, que utilizará los smartwatches y demás gadgets periféricos de los smartphones para recolectar datos de los usuarios. ¿El objetivo? El mismo que el de los datos desde smartphones: información de primera mano para detectar y prevenir enfermedades.
Decían que el futuro era móvil, y el presente ya lo es. No sólo eso, es móvil y es inteligente. Saber aprovechar ese potencial será muy importante para mejorar la calidad de vida de generaciones futuras y también de las actuales. Ya hay proyectos en marcha y empiezan a dar frutos, pero las posibilidades son casi infinitas.
En Xataka | La investigación médica llega al iPhone en forma de aplicaciones, así es ResearchKit
En Xataka Móvil | La información de los teléfonos móviles como recurso para el control de las enfermedades
Ver todos los comentarios en https://www.xatakamovil.com
VER 2 Comentarios