Tras la aprobación en Europa de la iniciativa 'derecho a reparar', y después de que Francia impusiese la obligación a los fabricantes de etiquetar sus productos electrónicos con un índice de reparabilidad, el Ministerio de Consumo Español anuncia que también impondrá dicho índice en el territorio. Todo para que el consumidor tome mejores decisiones cuando piense en adquirir un producto electrónico o eléctrico.
Hemos asumido que gran parte de los dispositivos electrónicos que adquirimos poseen una vida útil tras la cual vale más la pena cambiarlos. Esto atañe especialmente a los teléfonos inteligentes, un tipo de dispositivo de alta tecnología que suele verse desbordado tras unos pocos años de uso, incluso pese a que el móvil disponga aún de capacidades. Esta 'obsolescencia programada' lleva varios años en el punto de mira de Europa; con una iniciativa aprobada en 2020 que ya asumieron países como Francia y, ahora, también España.
Clasificación de aparatos eléctricos y electrónicos en una escala de 0 a 10 puntos
Con la iniciativa 'derecho a reparar' Europa hacía oficiales sus intenciones de promover un mejor uso de los dispositivos electrónicos, tanto para los fabricantes como para los consumidores. Por un lado, la marca debe ofrecer información clara de lo fácil que se pueden reparar los productos eléctricos y electrónicos que vende; por el otro lado, el comprador adquiere sus bienes sabiendo qué empeño puso el fabricante en facilitar el uso del dispositivo.
Meses después de que Francia adoptase su índice de reparabilidad, un número del cero al diez que indica lo fáciles que son de arreglar los dispositivos, el Ministerio de Consumo de España, en boca de Alberto Garzón (vía Nueva Economía Fórum), ha confirmado que impondrá una iniciativa similar en territorio español. La idea es promover el consumo sostenible.
Tal y como detalla el Gobierno Español, para calcular el futuro índice de reparabilidad se tendrá en cuenta la documentación del fabricante relacionada con la "reparación y la facilidad para desmontar el producto" y también la disponibilidad de piezas de repuesto para el producto, el coste de dichas piezas y su relación con el precio final del producto. El resultado será un número comprendido entre el cero y el diez y con opción a decimales: a mayor índice más fácil será de reparar el dispositivo; con lo que tendrá una mayor vida útil.
El futuro índice de reparabilidad aspira a contribuir en la lucha contra la obsolescencia programada, también en el reaprovechamiento y reciclaje de la electrónica. Aunque eso sí: igual que ocurre en Francia, el índice de reparabilidad se basará en datos aportados mayoritariamente por el fabricante y no en una valoración independiente.
Más información | La Moncloa
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