Hace unos días debatíamos en un polémico artículo sobre las consecuencias de la telefonía móvil en nuestra salud y señalábamos como, a pesar de que en los últimos años han aparecido numerosos estudios al respecto, ninguno ha sido capaz de demostrar sin género de dudas que el móvil o sus radiaciones electromagnéticas producen enfermedades físicas (las psicológicas sí parecen estar demostradas) como tumores.
Sin embargo, existe un creciente número de personas en todo el mundo que afirma sufrir lo que se conoce como hipersensibilidad electromagnética (EHS), un conjunto de síntomas que son achacados a los campos electromagnéticos, aunque sean no ionizantes y de baja potencia. En Estados Unidos quienes padecen este síndrome tienen un lugar donde refugiarse: Green Bank.
En un interesante artículo publicado en Washingtonian se describe el fenómeno de Green Bank y por qué se están mudando allí algunos ciudadanos con síntomas de la hipersensibilidad electromagnética como dolores de cabeza, naúseas, insomnio, dolores variados en todo el cuerpo, desorientación, problemas digestivos, etc.
Un refugio sin redes móviles
Green Bank es una pequeña ciudad de Virginia occidental a 4 horas de Washington DC y situada en una región de unos 33.000 kilómetros cuadrados, que cuenta con menos de 200 habitantes autóctonos y que ha sido designada como “zona de radio silenciosa” por las autoridades estadounidenses. ¿Por qué?
Porque tiene en su territorio y alrededores una serie de radio-telescopios de uso civil y militar que necesitan un entorno libre de interferencias electromagnéticas para funcionar correctamente, sobre todo a la hora de captar señales procedentes del espacio, por lo que están prohibidas las redes WiFi y otros accesos móviles a Internet.
Por tanto, a medida que los ciudadanos se acercan a la ciudad, la cobertura de los móviles desaparece, al igual que la de las redes WiFi y otras señales de radiofrecuencia. La única forma de contactar con el exterior es a través de la telefonía fija.
Quienes se refugian en Green Bank procedentes de las grandes ciudades afirman que los síntomas mejoran rápidamente, por lo que se reafirman aún más en su creencia de que son causados por las redes móviles e inalámbricas que les rodeaban constantemente en sus anteriores residencias y lugares de trabajo.
EHS: Un asunto polémico
Como vemos, el tema de la hipersensibilidad electromagnética es muy complejo. En función de a quién le preguntemos nos dirá que es real o que es todo psicológico. Por ejemplo, la OMS sacó hace unos años un estudio sobre este asunto, reconoce la existencia de los síntomas pero no la relación directa con las redes móviles o inalámbricas.
Lo cierto es que, al igual que lo que comentábamos en el anterior artículo con respecto a los tumores, a día de hoy no existen estudios que hayan podido demostrar su existencia y su relación causa-efecto.
Mientras tanto, si quienes padecen este tipo de síntomas deciden mudarse a una ciudad como Green Bank y se encuentran mejor, o prefieren tomar medidas como prescindir en su vivienda habitual del uso de dispositivos electrónicos, pintar la casa con pintura anti-WiFi, o usar ropa anti radiaciones electromagnéticas, no voy a ser yo quien critique su decisión, ya que encontrase bien de salud es lo primero.
De todas formas, os dejo con una pequeña reflexión final: Si se demostrase que existe una relación causal directa entre las redes y algunos tipos de dolencias (por ejemplo dolores de cabeza, nauseas, etc.), ¿estaríamos dispuestos a prescindir de ellas o asumiríamos el riesgo siempre que fuera lo suficientemente pequeño?, ¿cambiaría nuestra forma de acercarnos a las nuevas tecnologías?
Más información | Washingtonian
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