Las cabinas telefónicas pasan por su momento más crítico de la historia desde que el primer teléfono de pago llegase a España en 1929. El número de cabinas ha descendido drásticamente en los últimos años, como efecto de la popularización de los teléfonos móviles, y el servicio ha dejado de ser rentable, por lo que Telefónica tiene el compromiso de mantenerlas hasta el próximo 31 de diciembre por decreto, ya que nadie quería encargarse de ello.
El concurso público que buscaba empresa encargada de mantener las cabinas entre 2017 y 2022 quedó desierto, por lo que el Ministerio de Industria solo tenía dos opciones: volver a asignar la tarea por decreto o preparar el adiós a los teléfonos públicos de pago. Y finalmente la decisión ha sido la esperada, Telefónica se tendrá que volver a hacer cargo de las cabinas, aunque de momento solo por un año, lo que vuelve a disparar los rumores sobre su definitiva desaparición.
Las cabinas telefónicas que quedan en España, unas 25.000 según las últimas estadísticas, no desaparecerán en 2017, pero no estamos en condiciones de asegurar que sigan estando presentes en nuestras calles más allá del próximo año. El BOE ha publicado la orden del Ministerio de Industria que impone a Telefónica (compensación económica mediante) su mantenimiento hasta el 31 de diciembre de 2017, con opción a alargar el contrato un año más.
La CNMC no las cree necesarias
Por mucho que ya nadie apenas las use, las cabinas telefónicas tienen que seguir existiendo y estar operativas debido a que se encuentran dentro del llamado Servicio Universal, que dicta servicios básicos que tienen que estar disponibles para todos los españoles, como las guías de abonados (Páginas Blancas) o una conexión a internet básica a un precio fijado por el Estado.
Igualmente, la CNMC ya se pronunció a favor de excluir las cabinas del Servicio Universal. En manos del Ministerio de Industria está la decisión y por el decreto publicado hoy podemos creer que se lo están pensando. En la anterior ocasión que ningún operador se presentó al concurso el Ministerio asignó el contrato por dedazo para cinco años, mientras que en esta ocasión la duración es de un año, con otro opcional.
Esa menor duración apunta a que desde el Ministerio se estarían planteando el futuro de un servicio en desuso. ¿Aparecerán ideas ingeniosas para dar una nueva vida a las cabinas o veremos como desaparecen de nuestras calles sin más remedio? Se admiten apuestas.
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