¿A qué edad hay que darle a un niño su primer teléfono? ¿Cómo afecta el uso de dispositivos a la vida familiar? ¿Cuáles son los mayores riesgos a los que se enfrentan los menores en Internet? Estas y otras preguntas son las que se abordan en el estudio 'El impacto de las pantallas en la vida familiar', realizado por Empantallados y GAD3, con el apoyo de 'Por un uso Love de la tecnología', de Orange.
A continuación, os explicamos las principales conclusiones de este estudio que trata de analizar cómo se comportan padres e hijos en un entorno multipantalla. Además, hemos tenido la oportunidad de charlar con varios expertos que nos han aportado su punto de vista sobre cuestiones tan importantes como por ejemplo el uso de los dispotivos como método de premio y castigo.
El papel de las pantallas en la vida familiar
Para llevar a cabo el estudio 'El impacto de las pantallas en la vida familiar', se realizado un total de 1.433 entrevistas online a padres y madres con hijos menores de 18 años y residentes en España.
Los primeros datos que se extraen de él hacen alusión a la paradoja que existe en la relación de las familias españolas con la tecnología: por un lado, el 66% de los entrevistados considera que las pantallas tienen un papel favorable en la gestión de la actividad familiar; sin embargo, 4 de cada 10 padres afirman al mismo tiempo que suponen una fuente habitual de conflictos con los hijos y el 74% opina que la tecnología les ha unido poco o nada con ellos.
Si hablamos de las medidas de control del uso de dispostivos, llama la atención que el 74% de los entrevistados afirma tener implementadas normas de uso de las pantallas en el hogar, pero solo 4 de cada 10 usan controles parentales. ¿Y en qué consisten esas normas entonces? Muy sencillo: más del 85% de los encuestados ha establecido horarios de uso y el 61% apuesta por prohibirlo en determinados lugares.
En este sentido, Charo Sádaba, Decana de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, afirma que, al contrario de lo que se piensa, existen varios estudios que resaltan la necesidad de no poner el foco en el tiempo de uso en pantalla, sino en la actitud ante ella y en el contexto de uso. Los padres se centran en el tiempo en pantalla porque es lo más controlable, pero está demostrado que, aunque presenta una relación negativa con el bienestar de los hijos (a más tiempo, menos bienestar), su incidencia es muy pequeña comparada otros factores.
De hecho, Charo nos comenta que dos investigadores de la Universidad de Oxford han realizado un estudio, publicado en Nature Human Behaviour, en el que analizan el impacto que tienen diferentes variables en el bienestar de los adolescentes y, sorprendentemente, "el tiempo de uso de las pantallas tiene el mismo peso que, por ejemplo, comer patatas".
Otro dato importante que arroja este estudio y sobre el que los expertos están en contra es que dos de cada tres familias usan el entretenimiento digital como contrasprestación a portarse bien. Aquí, Charo lo tiene claro: "no es la mejor herramienta educativa" porque convierte el uso de la tecnología en algo "aspiracional y deseable".
Respecto a esta cuestión, Gustavo Entrala, Experto en Innovación y Branding, nos dice que, aunque hay muchos padres que no tienen más remedio que recurrir a este método, al hacerlo, "los chavales no acaban de interiorizar por qué deben hacer correctamente las cosas". Por tanto, es mejor no usar este recurso o, en el peor de los casos, hacerlo solo puntualmente.
La edad correcta para tener el primer móvil
Llegamos ahora a un punto delicado: ¿cuál es la edad recomendable para tener un móvil o una tablet? Según el estudio de Empantallados, las familias creen que la edad media adecuada para tener una tablet es a los 10 años, pero en el caso del primer móvil, consideran que, de media, los 13 años es una buena opción. Llama la atención que, al preguntarles por su experiencia al respecto, el 39% de los padres piensa que el primer móvil llegó demasiado pronto.
Gustavo reconoce que "se impone una tendencia que son los 13 o 14 años", pero personalmente cree que hay que ver primero cómo es cada niño y, en función de eso, "no pasa nada por retrasarlo un año o año y medio". En esta cuestión, Charo piensa que "es una decisión personal que corresponde a cada familia" teniendo en cuenta siempre cómo es cada niño. Y nos da un consejo importante: "sea cuando sea, que no sea un regalo" porque "un regalo no tiene condiciones" y es necesario ponerse de acuerdo en unas normas de uso.
Respecto a llevar el móvil al colegio, Gustavo afirma que "no es malo a partir de la adolescencia", es decir, desde los 15 o 16 años, pero antes de esa edad, "es recomendable que los niños se estimulen con otros recursos", que jueguen, se socialicen.
Aquí, Charo opina que "en general en un colegio, el niño no necesita el móvil" porque su objetivo es aprender y está en un entorno de socialización, por lo que no existe justificación para "empujar a que los móviles estén en el aula" si hablamos de los más pequeños. Pero en el caso de los adolescentes, "el móvil es un hecho, el móvil está en sus mochilas" y añade que "prohibir por decreto el móvil es los entornos educativos es perder una oportunidad" porque la tecnología también es un instrumento para aprender.
Los riesgos de los menores en Internet
Otro punto clave del estudio se refiere a los riesgos a los que se enfrentan los menores en Internet. Aquí, el ciberacoso y la relación con desconocidos son las principales preocupaciones de los padres, seguidos de cerca por el acceso a contenidos inadecuados.
En este sentido, Charo Sádaba, afirma que, al contrario de lo que se piensa, "el problema más común es la sobreexposición" y añade: "es más probable que nuestros hijos estén sobreexponiendo su intimidad a que entablen contacto con un desconocido". Aquí, juega un papel importante lo que los menores observan en los adultos: "que los propios padres estén compartiendo imágenes de sus hijos, no es el mejor ejemplo si luego queremos educarles en que no todo es compartible".
Y al hilo de esto, Charo nos hace otra reflexión sobre el hecho de subir imágenes de los hijos a las redes sociales: el "derecho a la propia imagen es un derecho personal y los padres solo lo tienen en tutela, es decir, yo no tengo derecho a la imagen de mi hijo por el hecho de que sea menor, solo tengo la tutela de ese derecho". Por tanto, "deberíamos preguntarnos seriamente si estamos ejerciendo responsablemente esa tutela" o si estamos haciendo un daño presente y futuro a la intimidad de nuestros hijos.
Al preguntarle a Gustavo por este tema, nos anima a pensar en el futuro porque esas fotos van a permanecer en Internet y no sabemos el uso que puede llegar a darse de ellas. Personalmente, espera y cree que la sensibilidad que acabará imponiéndose es la de proteger la intimidad de los hijos.
Finalmente, tanto Charo como Gustavo inciden en las grandes oportunidades y beneficios que ofrece la tecnología a las familias y a los menores, siempre y cuando se les eduque en un uso responsable de ella. Y para ello, coinciden con la afirmación hecha por Pía García Simón (Empantallados) durante la presentación del estudio: "hay que sustituir la palabra 'Control' por 'Acompañamiento'".
Más información | Empantallados
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