Las mejoras en cámaras, rendimiento y diseño palian en cierto modo la subida global de precios de los smartphones
Lejos quedan ya los tiempos en los que pagábamos 200 o como mucho 300 euros por un smartphone de gama media. Tengo muy buenos recuerdos de móviles baratos pero muy buenos como el Redmi Note 3, el Nexus 5 de Google o el OnePlus One original. Con evidentes diferencias entre ellos -sobre todo con el de Xiaomi- mantenían un punto en común: no eran un dolor para el bolsillo. En la actualidad, hablamos de gama media con teléfonos de 400 euros, y si queremos lo más, llegar a las cuatro cifras no es nada extraño.
¿Son los móviles más caros que hace unos años? El tema es un debate recurrente, y sí, es una verdad verdadera. De hecho, estamos cumpliendo los deseos de los grandes fabricantes, pero en su defensa he de decir que tenemos una gama media en mejor forma que nunca. Hay opciones para todos los gustos, hacen buenas fotos y por fin, son bonitos: .
Un diseño cuidado y con buenos materiales. Más fácil de encontrar
Hace unos años, acudir al mercado en busca de un smartphone con diseño premium era acabar en la gama alta para poder tocar traseras de cristal y de aluminio. Los principales fabricantes seguían implementando el policarbonato como solución habitual, que tiene sus ventajas, pero seamos sinceros: no sienta igual de bien en la mano.
En el último año, no obstante, he podido disfrutar de texturas con buenas sensaciones como el policarbonato bien ejecutado en los Honor 200 Lite, Realme 11 Pro o Nothing Phone (2a) Plus; el cuero vegano de los Moto G84 y vivo V40 SE; o el cristal en los Pixel 7a y Galaxy A54.
Como vemos, hay variedad y adquirir un gama media ya no significa plástico por doquier. Además, los que todavía emplean este material han conseguido afinar la ejecución, dando unos muy buenos resultados, a veces hasta con sensaciones similares a la del cristal templado. Confieso que no es difícil confundirse.
No hay que descartar actualizaciones para muchos años
Otro aspecto que miro en detalle antes de lanzarme al botón de compra: las actualizaciones aseguran correcciones de errores (de salida suelen venir con algunos), más seguridad, un software que se siente fresco con el paso del tiempo, nuevas funciones... jamás me decantaría por un móvil que, como mucho, pase por una gran actualización del sistema operativo.
Esto era común hace unos años, sobre todo en fabricantes con catálogos muy extensos y de recurrentes lanzamientos. Tenemos el ejemplo, para bien, de Samsung: ahora actualiza sus teléfonos económicos durante cuatro años, en un futuro parece que todavía será mejor.
Por si fuese poco, marcas más jóvenes como Nothing, han traído al ecosistema Android un software muy limpio, cercano al de los móviles de Google, que se actualiza por ahora muy bien. De igual manera, las capas de personalización que antaño lastraban el rendimiento, ahora funcionan bien en cualquier fabricante.
Las cámaras, el salto más grande
A la par que los sensores y lentes de móviles han mejorado sobremanera en los últimos años, la inteligencia artificial también ha hecho de las suyas en el procesado fotográfico: estos avances han mejorado las cámaras de smartphones fuera del segmento premium.
Y en los últimos tiempos, empiezan a acercarse las lentes teleobjetivo que llegaron hace unos años a la gama alta. Todavía falta para verlos en móviles de 300 euros, pero al menos existen alternativas gracias a las enormes resoluciones de los sensores que vemos en esta parte del mercado. 50, 100, 200 megapíxeles, la carrera de la resolución de imagen tiene todo el sentido del mundo.
Será el salto definitivo, hasta entonces, hay un catálogo variado de buenas cámaras sin tener que gastar mucho: Redmi Note 13 Pro+, Galaxy A35, Pixel 8a... no importa que prefiera una firma u otra, hay dónde elegir. Volviendo al tratamiento de las imágenes, he de decir que los populares modos nocturnos, palian en gran parte las deficiencias de estas cámaras.
Ya no hay móviles lentos, o casi
Algo similar ha ocurrido en el rendimiento de los teléfonos. Los procesadores de Qualcomm, Samsung, o Google ofrecen potencia suficiente para la inmensa mayoría de usuarios. El anteriormente citado Galaxy A54, o su sucesor, un Galaxy A55 que llegó no hace mucho, devuelven una experiencia de usuario no tan distante de la gama alta.
Siguen existiendo diferencias, sobre todo en el lado de la potencia gráfica, notable cuando buscamos la configuración más alta en videojuegos, o realizamos tareas más exigentes como la edición de vídeo. No obstante y por suerte, no me he topado con un móvil que se vuelva lento al poco tiempo de su estreno.
Sí es un aspecto a considerar, puesto que hay muchísima variedad de chips en el mercado: Qualcomm con sus gamas Snapdragon 4, 6 y 7, y las distintas variantes que lo conforman hacen más difícil la elección. Se sigue cumpliendo lo de apostar por el número más alto, aunque hay excepciones.
Respecto a las memorias, más de lo mismo. Los 8 GB de RAM son habituales, más que suficiente para el sistema operativo y las apps que todos usamos. También existen variantes con mucha más memoria, como sucede con la del almacenamiento interno: 128 GB es lo mínimo , que por otro lado, es común en la gama media moderna.
En definitiva, pagamos más por los smartphones que antaño, pero gracias a ello, disponemos de más opciones que nunca en la gama media, alternativas que además cumplen con lo que uno busca al cambiar de móvil. Por supuesto, hay que reflexionar antes de comprar: las prioridades personales decantan la elección. Tú puedes buscar un conjunto de cámaras versátil, en cambio, otros usuarios buscan el procesador más capaz en lo técnico.
En Xataka Android | Me preguntan mucho qué móvil comprar y siempre recomiendo un Google Pixel. Sólo pido que miren una cosa antes de hacerlo
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