Ayer el Congreso utilizó inhibidores de frecuencias para evitar que los diputados retransmitieran en directo la comparecencia a puerta cerrada de Mario Draghi, el presidente del Banco Central Europeo. Nuestra vocación nos llama, y por eso hoy nos preguntamos qué son estos dispositivos y cómo funcionan.
La física
Las comunicaciones móviles son, al fin y al cabo, transmisiones de radiofrecuencia. Es decir, señales que se transmiten por el espectro radioeléctrico (en este caso, entre nuestro terminal y una estación base). Como cualquier señal transmitida por RF, una llamada o conexión de datos móvil puede ser interrumpida o inhibida por un emisor de mayor potencia.
Los inhibidores para móviles simplemente emiten ondas de radio en las mismas bandas de frecuencia que los teléfonos, con energía suficiente para colisionar con las señales de los móviles y tirar las comunicaciones o impedir el servicio. Los usuarios, mientras estén dentro de la zona de alcance del inhibidor, verán un desolador mensaje de "sin cobertura" en sus pantallas.
En otras palabras, los inhibidores de frecuencia hacen ataques denegación de servicio: dominan un recurso, en este caso el espectro, para que sea inaccesible. Algo parecido a lo que sufrieron nuestros compañeros de Genbeta hace unos años, pero en el aire en lugar de en un servidor de Internet.
La electrónica
Los inhibidores de frecuencias son mucho más sencillos de lo que podemos pensar. Grosso modo, el circuito está compuesto por un oscilador que genera la señal y una antena que la transmite. Además, un generador de ruido da forma a las ondas (que obviamente no llevan información) y una etapa de ganancia amplifica la señal para que tenga suficiente potencia (más potencia que la señal que intenta anular).
Como es lógico, hay inhibidores para todo tipo de frecuencias: algunos bloquean comunicaciones móviles (GSM, CDMA…), otros WiFi, otros GPS, y un largo etcétera. Los más complejos pueden funcionar en varias bandas de frecuencia a la vez.
También varían en tamaño, hay inhibidores de bolsillo que se suelen vender en el mercado negro (no mucho más grandes que un teléfono) y los más grandes para uso militar o policial. Según la fuente de alimentación, pueden emitir en un radio mayor (desde pocos metros a más de un kilómetro).
La ley
Reza un informe de la Unidad Central de Seguridad Privada del Ministerio de Interior que:
Los dispositivos inhibidores de frecuencia sólo pueden ser usados por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y Administraciones Públicas autorizadas, por lo que, en la actualidad, todos aquellos que se estén utilizando fuera de esta excepción, y sin la autorización expresa de la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones, se encuentran al margen de la legislación vigente, pudiendo aplicarse, en consecuencia, previa denuncia, el correspondiente régimen sancionador por parte del organismo competente.
Por lo tanto, y aunque podemos comprarlos fácilmente a través de Internet, los usuarios de a pie no debemos usar inhibidores de frecuencia en España, al igual que en la mayor parte del mundo. En otros países, como Francia, se permite su uso en lugares públicos como cines o teatros para evitar los molestos tonos de llamada en mitad del espectáculo.
Un uso bastante más justificado es el policial y el militar, para interrumpir las comunicaciones de criminales y terroristas. El uso de ayer en el Congreso… bueno, eso es otro debate.
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