El palo para selfies es uno de esos polémicos inventos que no te dejan indiferente. O lo amas y lo llevas siempre contigo como una prótesis más de tu querido smartphone con la que tomar autofotos a diestro y siniestro o lo odias y miras con resquemor a quien lo porta y blande ante tu cara en saturados espacios públicos.
No es de extrañar que en muchos lugares con gran afluencia de visitantes y en especial en aquéllos con obras de arte como museos estén considerados poco menos que como armas de destrucción masiva y su uso quede radicalmente prohibido. Pero lo que sorprende un poco más es que comience a restringirse su utilización en otro tipo de actos sociales y que se les equipare con instrumentos de matar mucho más peligrosos.
¿Qué quiero decir? Veréis, el Papa Francisco va a hacer una ronda de visitas la próxima semana por Estados Unidos y se paseará por Washington, D.C., Nueva York y Filadelfia. Como suele ser habitual en estos casos, las fuerzas de seguridad y orden público del país han preparado un despliegue especial para garantizar la seguridad del Pontífice y como medida preliminar a los diferentes eventos han publicado un curioso documento en el que se explican las normas de buena conducta.
Entre ellas se detallan diferentes prohibiciones y sí, el palo para selfies está en la lista junto con otros amigos curiosos como las armas de fuego, las de juguete, las armas de cualquier tipo, la munición, los explosivos, los drones o los temibles globos.
¿Cuál es el temor ante los palos para selfies? Pues no está claro, pero seguramente no quieran que nadie pueda esgrimirlos como un arma potencial, aunque sea de forma accidental, contra el Papa o cualquiera de los fieles que acudan a las visitas. ¡Preparaos palos para selfies, porque vuestra extinción en los espacios públicos parece haber comenzado!
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Foto | H3kt0r en Wikimedia
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