Hace años que el declive del envío de SMS es una realidad. La culpa la tienen WhatsApp, Telegram, Facebook Messenger y otras apps que nos dieron la posibilidad de comunicarnos sin límite de caracteres, con contenido multimedia y, sobre todo, sin tener que pagar más que una tarifa de datos. De nada ha servido que los operadores hayan bajado su precio de los SMS o incluso que no los cobren en la mayoría de tarifas.
De hecho, según datos de la CNMC, el intercambio de mensajes entre particulares (SMS P2P -person to person-) pasó de más de 2.000 millones de mensajes en el tercer trimestre de 2005 a apenas 200 millones en el mismo trimestre del año pasado 2020. Eso, obviamente, ha repercutido en los ingresos de las operadoras, que no logran compensar esa pérdida con los SMS A2P (application to person).
El uso profesional como esperanza
Es probable que ni siquiera recuerdes cuándo fue la última vez que enviaste un SMS, pero sin embargo, seguramente sí que habrás recibido alguno recientemente. ¿Por qué? Porque las empresas y la Administración Pública continúan utilizándolos, bien sea como verificación, como publicidad (recordemos el “Hola, soy Pablo Casado”), como medio de comunicarse con sus clientes o, en el peor de los casos, como método de estafa.
Si hablamos de la comunicación interpersonal, los datos del Panel de Hogares de la CNMC son rotundos: el 64% de los españoles envía mensajes de WhatsApp varias veces al día, mientras que apenas un 2% reconoce enviar SMS. De hecho, casi el 60% de los españoles nunca utiliza este servicio.
Como decíamos, el intercambio de mensajes entre particulares (SMS P2P) se ha reducido de forma abismal, pero no ocurre lo mismo con el tráfico relativo al servicio de mensajería A2P. Son los SMS que utilizan las empresas y la Administración Pública para enviar mensajes promocionales o informativos (ofertas, recordatorios de citas médicas, entregas de paquetería, operaciones de banca digital, etc).
Ahí las cifras no sólo son mejores, sino que están aumentando: en el tercer trimestre de 2020 se registraron unos 1.000 millones de este tipo de mensajes. Sí, podemos decir que los SMS sobreviven gracias a ese uso profesional, pero eso no se traduce en un incremento de la facturación para los operadores.
¿Por qué? Muy sencillo: las plataformas de envíos masivos utilizadas por las empresas se benefician de ofertas especiales de las operadoras por concentrar un gran volumen de tráfico de SMS. De media, los ingresos que reciben los operadores móviles por el envío de un SMS profesional son un 60% menores a los ingresos obtenidos por un SMS enviado entre abonados.
Por ejemplo, en el tercer trimestre de 2005 los SMS entre clientes suponían unos ingresos de más de 250 millones de euros a los operadores. En el mismo trimestre del año pasado, se reducían a 13 millones, mientras que los mensajes “profesionales” les reportaban unos 25 millones de euros. La suma (unos 38 millones de euros) queda muy lejos de los ingresos de hace 15 años.
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