Barómetro del CIS, junio 2030: ¿a quién necesita olvidar durante una etapa? A mi móvil, responde un 90% de la población. Por entonces, las marcas en vez de celebrar keynotes organizarán terapias de pareja con nuestros smartphones. En algunos casos, estos se han convertido en una extensión de nosotros mismos, un aparato sin el cual no podemos vivir, pero como con todo, la desconexión puntual es saludable. Estas vacaciones mi móvil se queda en casa.
Dedicamos más tiempo al móvil que a nosotros mismos
El uso medio del móvil es de 3,6 horas al día
¿Cuántas horas dedicas al móvil cada día? Es complicado sacar una cifra concreta, si nos basamos en algunos estudios como el de Nielsen pasamos 37 horas y 28 minutos al mes con el móvil. Estos datos son extraídos de un análisis con 5.000 voluntarios. Lo llamativo es que en 2012 el uso era de 23 horas, por lo que ha aumentado un 63% desde entonces. Aún así, casi 40 horas al mes puede ser hasta poco, contando que es cerca de una hora al día. Si hacemos caso del estudio de la Universidad de Derby, publicado en 2014, el uso medio es de 3,6 horas al día.
En mi caso prefiero no saber el tiempo diario, pero reconozco parte de adición. Yo aprovecho las vacaciones para desconectar y eso pasa por dejar a un lado mi móvil. ¿Cómo? Cada uno tiene sus ideas, estas son las mías.
El acto reflejo olvidado
¿Dónde está el móvil? A veces el móvil sale antes conmigo que mi propia cabeza, que puede quedarse en el perchero sin que la eche de menos. Por unos días la situación cambiará y el móvil se quedará en casa, al menos por unas horas. Mi intención es olvidar el acto reflejo de sacar el móvil del pantalón al mínimo tiempo muerto que haya: llegar a un sitio antes de la hora, esperar a ser atendido, un segundo donde la conversación ha parado… El síndrome de la vibración fantasma sin que el móvil haya emitido ninguna alerta, pero nosotros aparentemente sí la hemos sentido. Al estar todo el rato atentos a que nos llegue algo, nos sugestionamos como si pasase.
Al no llevarlo encima evito esa sensación de tener el móvil como una extensión del cuerpo o estar constantemente mirando la pantalla por si hay alguna notificación. También podemos mover el móvil de sitio, del pantalón a una mochila o accesorio que llevemos encima. Al no tenerlo tan encima, mi cabeza se olvida, por momentos, de que existe.
Adiós al email
El email engancha, por más que acabe mi jornada laboral ahí sigue, en la bandeja de entrada. La feliz idea de juntar lo que a priori tendría que ser mi espacio personal con mi espacio de trabajo a veces no es buena. En vacaciones olvido el email.
Los distintos servicios de correo y aplicaciones nos permiten esta desconexión sin que la persona que nos envíe el mensaje se encuentre ante un vacío incómodo en la respuesta. Tanto Gmail, como Yahoo o Hotmail, entre otros, tienen la opción de activar una respuesta automática que configuraremos según nuestras necesidades.
Marcamos el día de inicio de nuestra desconexión y el final, establecemos un asunto que aparecerá en los emails enviados, como por ejemplo “Fuera por viaje”, “Ausente durante unos días”, “Fuera de la oficina”, y después escribimos el texto del cuerpo del email. En este hacemos saber al receptor cuándo volveremos y cuándo podremos responder a su mensaje. Si es algo relacionado con el trabajo, también podemos incluir el email de un compañero al que pueda dirigirse en nuestra ausencia. Este mensaje puede enviarse solo a nuestros contactos o a todos los emails que recibimos, donde entran notas de prensa, desconocidos… Yo opto por la primera opción para tenerlo más controlado.
Unfollow a las redes sociales
En las vacaciones puedo descansar de las actividad constante de tanta información, ya sea de actualidad o personal. Para ello, puede que no abra siquiera algunas redes sociales, pero es posible un término medio a través de una buena gestión del contenido y de las notificaciones.
Con las listas de Twitter y de Facebook reduzco el número de personas a las que leo durante unos días. Pocas y seleccionadas para poder estar al tanto de temas puntuales y de los amigos en el caso de mirar la aplicación durante unos pocos minutos. Solo evito el tablón y voy directo a las listas.
El acceso a estas listas es sencillo. En Twitter las tenemos disponibles en el apartado “listas” en el menú desplegable de la cuenta (en la app oficial), donde podremos ir cambiando, sin retocar el resto. Y en la app de Facebook hay que ir a la parte de nuestro perfil, y en los “feeds” encontramos las distintas categorías que podemos marcar, desde amigos cercanos hasta el filtro de los compañeros de empresa. Para modificar estas listas hay que ir al perfil de cada amigo e ir incorporarlo a la categoría que queremos. Facebook nos permite marcar la importancia de las actualizaciones de los amigos en nuestro tablón (verlos arriba del todo, normal o incluso quitarlos).
Instagram sigue sin tener activa la opción de las listas, así que por el momento no podemos filtrar ese contenido. Y el Whatsapp no lo necesita, solo hay que gestionar bien las notificaciones, al igual que pasa con el resto de apps, incluyendo el Messenger de Facebook.
En el caso del Whatsapp las notificaciones de ese agujero negro llamado grupo de amigos yo las silencio de forma separada a las de las conversaciones individuales, por lo que me ahorro el ruido extra, ya sea en sonido, vibración, popup o incluso la luz al recibir un mensaje. Al ajustar estos parámetros (por ejemplo la luz blanca para personas y la roja para grupos, customizando el tono de sonido, evitando que creen notificaciones…) nos permite saber la procedencia y si nos interesa o no comprobar el mensaje.
¿Llamadas?
Al no tener el móvil encima es como volver a los días de llamar a casa de un colega y preguntar por él en el fijo. Si no estaba en casa, adiós a localizarlo. Ya llamaría de vuelta cuando estuviese. Para los momentos en que se venga con nosotros el modo avión es muy cómodo para evitar recibir ninguna llamada durante unos días.
A través de distintas aplicaciones, como Call Blocker, Calls Blacklist o Safest Call Blocker en Android, o desde las lista negra personal que podemos establecer en el iPhone evitamos que algunos números nos llamen (o que nos escriban mensajes). Una opción útil para evitar ciertas llamadas de trabajo, de comerciales o de esos conocidos de los que queremos distanciarnos de forma puntual.
¿Y los datos?
Al igual que limitamos las llamadas, los datos pueden controlarse de muchas formas. La más sencilla pasa por nuestro telefóno: desactivándolos al completo si queremos, pero hay una alternativa más suave. En las opciones del mismo podemos establecer un consumo máximo durante unos días concretos. Una vez que se supere nos quedamos sin poder hacer uso de estos. Si nos conectamos a la Wi-Fi este consumo no se contabiliza, por lo que nos estaríamos saltando nuestra propia regla.
Otra opción es contratar un plan de datos con menos capacidad que el que tenemos de forma habitual. Si nosotros mismos no podemos controlarlo, la tarifa nos pone los límites. El inconveniente es tener que volver a cambiar de tarifa una vez acabadas las vacaciones.
La batería marca el uso
A veces puede que llevarme el móvil encima sea algo innegociable, pero este uso se puede limitar a unas horas: las que dure la batería. Una vez que esta llegue al 0% y se apague el teléfono me olvido de él. Sin baterías externas y cargadores. El resto del día no existe el móvil.
Las nuevas cámaras
Los últimos smartphones superaron hace tiempo a las cámaras compactas. Este uso no impide la separación puntual del móvil, total, es eso o llevar dos aparatos encima. Una fotografía rápida, que capture el momento y a guardar de nuevo, evitando ojeadas fugaces a otros servicios. Con todas las funciones anteriores desactivadas, las fotografías son un mal menor.
Si aún así queremos evitar el contacto con el móvil la marca estadounidense Vivitar tiene su modelo V54-PNK-INT por 22,99 euros o para vídeo, con Xiaomi y cámara deportiva Yi Action por 94 euros
El GPS sí vale
Mi relación con los mapas de papel dista mucho de ser perfecta, por más que los voltee mil veces puedo estar un rato sin saber dónde estoy y hacia dónde voy. El smartphone en estado vegetativo es mi nuevo guía desde hace muchos viajes. Activo la función GPS y lo utilizo para moverme por sitios que no conozco.
Antes de empezar el trayecto activo los datos o la Wi-Fi y conecto el Google Maps. Se puede hacer de distintas maneras:
Busco el destino que quiero y después, en la barra de búsqueda pongo: ?OK Maps? y busco de nuevo. Selecciono el área que quiero, doy a guardar y pongo el nombre del mapa.
Se puede borrar la búsqueda y entrar de nuevo en la caja, bajas al final y te pondrá ?Descargar un nuevo mapa offline?.
Al buscar lo que quieres, entras en la ficha del producto y en la esquina superior derecha, en los tres puntos de opciones que hay, sale un menú desplegable que permite descargarlo.
De esta forma, cargo la porción de mapa en la que pueda moverme durante ese día y establezco, a través de favoritos que luego aparecen como estrellas en el mapa, los puntos interesantes que me gustaría ver. Una vez en marcha el GPS me sitúa en las calles y aprovecho el mapa sin datos.
Hay otras aplicaciones que te permiten descargar las guías al móvil y así puedes tener el mapa e información extra para el viaje: TripAdvisor (Android, iOS), City Maps2 Go (Android, iOS), Maps.Me (Android, iOS).
Volver al pasado
Por el momento no me he planteado la versión extrema: la vuelta al pasado. Sé que en alguno de los rincones de la casa me esperan muchos de los móviles antiguos y olvidados. El revival está muy bien y hasta puedo echar de menos el spider, pero no ha llegado el momento de devolver el viejo móvil a la vida insertando la SIM (que además ya no me valdría).
¿La alternativa tecnológica actual? Tener un móvil de repuesto que solo sirva para lo básico, como el Light Phone, que cuesta 100 dólares, aunque no estará disponible hasta junio de 2016. Mientras, el Nokia 215 puede cubrir esa función de segundo móvil a un precio más asequible, gracias a sus 41,87 euros, y unas funciones limitadas pero que nos mantienen conectados a Internet por si acaso lo necesitamos en un momento puntual. Su batería puede durar hasta 21 días.
Fotos | Jacob Botter, Japanexterna, David van der Mark, Joshua Tree National Park, Esther Vargas
En Xataka Móvil | La guía del viajero conectado: vienes a España y necesitas datos móviles
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