Según los años que llevéis por el mundo os bastará o no con la memoria de cosecha propia para hacer un breve repaso mental de la moda y el diseño de los teléfonos móviles. Desde aquellos teléfonos enormes con antena que solíamos ver más en las películas hasta los actuales, que tampoco son pequeños precisamente (salvando las distancias). Pero los vaivenes no sólo han sido en tamaño, sino también en estilo, y aquella necesidad de tener teclado físico permitió evoluciones como los teléfonos deslizables o los teléfonos con tapa, diseño que últimamente da más que hablar.
Hace poco os hablábamos del LG Wine Smart, un teléfono con teclado físico (numérico) con la particularidad de que es de tapa y se ha lanzado más allá de Asia. Porque en dicho continente este diseño se ha visto con más frecuencia que en Europa desde que se extendiese el factor forma estándar en smartphones, es decir, un frontal ocupado mayoritariamente por la pantalla y los mínimos botones físicos (y hápticos). ¿Cuándo nació este diseño y qué queda de ellos en la preponderancia de lo táctil?
Cuando la tapa era un símbolo de estatus
A Motorola se le dio muy bien aquello de ser los primeros. No conformándose sólo con dejar su firma en el primer teléfono móvil comercial de la historia, el Motorola DynaTAC 8000X, su equipo de diseño decidió tras unos años que era hora de dejar atrás aquellos teléfonos planos y estándar. Conscientes de que aquella creación iba a romper con lo establecido, ya bautizaron a aquel terminal sabiendo que iba a ser una estrella, y en 1996 lanzaron el Motorola StarTAC, el primer móvil de tipo tapa o flip phone.
El coste también era el de una estrella, ya que el terminal tuvo un precio de salida de 1.000 dólares (hay que tener en cuenta el valor de la moneda en el momento), lejos de los 125-145 dólares que costaban los StarTAC "renacidos" que lanzó el fabricante Lekki (junto a una de otro mítico, el Nokia 3210). Aunque eso no frenó las ventas, ya que del StarTAC original se vendieron hasta 60 millones de unidades.
Como decíamos, en una época en la que tener teléfono móvil era algo puntual y en la mayoría de los casos por necesidad "real". El peso que el diseño iba tomando venía en parte por el hecho de poseer móvil tenía cierto componente de estatus: necesitar llevar el teléfono a todas partes implicaba que eras alguien ocupado y con cierta solvencia para comprar y mantener aquel dispositivo. Porque las tarifas planas y los planes aún tardarían en llegar.
Además, el cine también ponía por su parte. Los modelos más innovadores o de diseño más cuidado solían ser objetos de deseo, al menos por un público que ya mostraba más interés por este segmento emergente. Si con el StarTAC teníamos el móvil de Mulder y Scully, con el Nokia Communicator teníamos el de la versión de El Santo de la mano de Val Killmer.
Un teléfono que en 1996 llevó más allá lo del factor forma de tapa y escondía, además de todo un teclado QWERTY, una segunda pantalla. De hecho, con el permiso del Ericsson GS88 "Penelope" y del IBM Simon se considera uno de los primeros smartphones.
La bajada de precio y la popularización
Sin embargo, lo habitual era ver teléfonos con tapas cuya única función era proteger el teclado, como los extendidos Ericsson T10 y T28, que competían en colores con el archiconocido Nokia 5110, el cual siguió apostando por una construcción sin tapa durante un tiempo. Tiempo en el que la tecnología móvil iba progresando a buen ritmo y en 2002 llegó a Estados Unidos el primer teléfono con cámara, el Sanyo SCP-5300 y también con tapa. Los precios también empezaban a ser más bajos, el Sanyo SCP-5300 costaba 400 dólares.
En ese año se popularizó otro teléfono con este factor forma de la mano de un fabricante que iría creciendo poco a poco hasta convertirse en el gigante que es actualmente. Samsung lanzaba en 2002 el Samsung A800, un teléfono en el que ya vemos de manera más clara que el diseño cada vez era más importante en estos productos que habían dejado de ser cosa de unos pocos para empezar a ser de masas. El teléfono más vendido de la historia, de hecho, fue el Nokia 3310 (lanzado en el año 2000) con 130 millones de unidades.
Samsung hizo una aportación relativamente importante con respecto a la evolución de los teléfonos con tapa. En una primera etapa se le dio utilidad a ésta haciendo que fuese algo más que una fina protección y aprovechando la superficie que ofrecía (el doble), de modo que cada cara interna de la concha estuviese ocupada por el teclado y por la pantalla. Con el Samsung A300 vino la pantalla secundaria, la cual nos daba información sin tener que abrir el terminal. Llegó a ser el factor forma predominante en la marca.
El segundo golpe de Motorola
Tras unos años en los que cada vez había más fabricantes repartiéndose el pastel de los teléfonos móviles, Motorola volvió a dar un puñetazo en la mesa y lanzó la línea RAZR, con el Motorola RAZR V3 como protagonista. De nuevo lograba un producto aspiracional, repitiendo factor forma pero innovando tanto en diseño como en construcción, siendo de metal y con un grosor de 14 milímetros (cerrado). Presentado en 2004, fue el smartphone con tapa más vendido de la historia (50 millones de unidades), por un valor que hoy en día estaría entorno a los 500 dólares.
Por su parte, Nokia quiso dar un giro a este diseño y nunca mejor dicho, porque incorporó la posibilidad de que la pantalla girase en un ángulo de 270 grados. Es el caso del Nokia 6260 (2004) o su sucesor el N90 (2005), ya formando parte de la serie N y dando lugar a una evolución del factor forma, los clamshell transformer. En el caso del N90 fue el primero en incorporar óptica Carl Zeiss, y este salto en cámara junto con las posibilidades de su construcción permitían agarrarlo como una videocámara.
En lo sucesivo hubieron otros modelos de este tipo de diseño que se popularizaron, como el Samsung D730 (2005), el Nokia 6131 (2006) o algunos modelos de las líneas que la fusión de marcas Sony-Ericcson sacó, como el Sony Ericsson W300, de la gama W (de Walkman). Por otra parte, en el crecimiento de la industria hubo un inherente crecida de las operadoras y también ofrecían sus propios móviles, como los Vodafone 227 y 228.
La era smart y lo cautivador del tap
Los móviles iban siendo cada vez más avanzados y permitían un uso más completo, sobre todo con la generalización de internet y las cámaras. El siguiente paso en la evolución eran los smartphones, producto que se definió como tal en parte gracias al empujón del iPhone en 2007. Eran dispositivos los conceptos teléfono y PDA, donde la pantalla era la protagonista y herramienta principal y los botones pasaban a un plano auxiliar, incluyendo el teclado físico que se sustituía por el de software.
La tendencia era pues contraria a esta construcción, por lo que los fabricantes disminuyeron el número de modelos con este diseño y pasó a predominar el factor forma conocido como tipo pizarra o slate. Es decir, una construcción en la que la pantalla (táctil) predomina en el frontal con teclado virtual, pasando a ser el característico de los smartphones y más adelante de los tablets. Este cambio de tendencia se ve de manera muy clara en este gráfico de la marca Samsung:
Si bien el iPhone no fue el primer smartphone como tal, se popularizó de manera que supuso ese empujón a la industria y, además, coincide en fecha con el cambio en la demanda por parte de los usuarios. En una encuesta realizada por Strategic Analytics en 2008 en los usuarios de Estados Unidos vieron como en dos años la categoría de pizarra pasó de no existir a tener cada vez más presencia, con lo que la demanda de teléfonos de tapa se redujo del 80% a un 64%.
No obstante, hubo un sector de la población que no cambiaron su preferencia en cuanto al diseño y seguían prefiriendo teléfonos de pantalla no táctil. En el caso del factor forma tipo concha o clamshell en Estados Unidos siguió siendo el elegido para dos tercios de los usuarios a partir de 35 años por ser básico, por pensar que se romperían con menos facilidad y porque eran "sólo un teléfono", según apuntaba Chris Schreiner, de Strategic Analytics. Para el público de hasta 25 años, la demanda por un teléfono con tapa cayó al 50% del 84% que tenía en 2006.
No murió, sólo hizo menos ruido
Pese a la tendencia, como vemos seguía habiendo una demanda de esta construcción, al margen de la preferencia en cuanto a que en sus tripas llevase alma de smartphone o de teléfono convencional (lo que pasaría a llamarse dumbphone). Y hubo fabricantes que aguantaron este diseño, si bien se trató de lanzamientos que quedaban en el país de origen del fabricante o se extendían a algún otro país asiático siendo, sobre todo, Corea del Sur, Japón y China.
Hablamos de casos como el de Sharp, que en 2011 lanzaba su Sharp Aquos Phone 007SH en Japón o Samsung, que mantuvo este diseño para modelos como el Samsung Galaxy Golden (que quedó para el mercado local), Samsung Henessy (para China) o el Samsung SCH20014, que también quedó para el mercado chino. Todos ellos de 2013, pero hubieron posteriores (como un segundo Galaxy Golden o el Samsung Master).
Éstos últimos fueron vendidos en 2014, año en el que la marca lanzó al mercado la serie W y en cuya presentación aprovecharon para explicar lo que se consideraba "premium" en los mercados asiáticos. Comentaron que para ellos lo que hace que un terminal sea "premium" es que su diseño, tanto por materiales como por características, esté por encima de la media y pueda colocarse dentro de una gama superior.
Pero no sólo los fabricantes orientales mantuvieron este factor forma en su catálogo. BlackBerry, que formó parte de esa primera era de smartphones manteniendo, eso sí, su teclado físico, presentaba en 2008 y 2010 la BlackBerry Pearl Flip 8220 y la BlackBerry Style 9670 respectivamente.
2015: entre extensión, tendencia y reivindicación de lo clásico
El factor forma de tapa es todo un superviviente en la historia del diseño de los teléfonos. Esto se ve cuando sigue aguantando en una época en la que, como decíamos, la tecnología predominante, su evolución y la adaptación del software no se ven favorecidos por un diseño que aleja el panel táctil de la yema de nuestros dedos. Al menos en LG han apostado por comercializar su LG Wine Smart más allá de Asia, atendiendo a un público que prefiera este diseño sin renunciar a los servicios de software actuales y a la mayoría de las prestaciones de un smartphone de tipo pizarra.
De hecho, hace unas semanas un portavoz del fabricante explicaba a The Verge que con los teléfonos con tapa (y más bien a aquellos que, además, implican renunciar a alguna de las funciones que sí tienen los smartphones habitualmente) esperaban responder a lo que piden ciertos tipos de usuario:
Los teléfonos con tapa atienden a la demanda de los usuarios que usan su teléfono básicamente para hablar (no para navegar o para jugar), que quieren evitar distracciones en sus hijos sin evitar que estén conectados del todo, para usuarios más bien mayores que rehusen interactuar con pantallas táctiles y para aquellos que recurran a las funciones "smart" muy ocasionalmente.
Con un diseño, según ellos, inspirado en las tendencias de Corea más que en la demanda mundial, que busca satisfacer a los clientes que no quieren unirse a la revolución del smartphone, según explicaba Chris Yie de LG. Samsung también hacía referencia a este país, en concreto al respeto de las generaciones de más edad como motivo de que el fabricante opte por seguir usando este diseño para algunas gamas.
Una demanda que confirmaba Tom Kang, de Counterpoint Research, hablando de un ascenso moderado de la demanda en Corea del Sur de los teléfonos con capa. Aunque si hablamos de las regiones donde estos teléfonos son más solicitados, el país que desde el año pasado se ha convertido en el feudo de los teléfonos con tapa es Japón, con una subida de las ventas en 2014 (algo que no ocurría desde 7 años atrás) llegando a los 10,58 millones de unidades.
Por otra parte, el optar a un teléfono con tapa es la manera de volver al dumbphone como renuncia a la mensajería instantánea y otros servicios de similar extensión. También por imitación a la tendencia que algunos personajes conocidos parecen estar adoptando como método para filtrar las comunicaciones, tema del que hablamos hace unos meses.
En 2015 son Samsung y LG los que han mantenido sus propuestas con este diseño. En el caso del primero, el Samsung Galaxy Folder se restringe a la distribución local, mientras que LG ha apostado por el lanzamiento mundial de uno de los tres modelos (el Wine Smart) con tapa que ha presentado este año (LG G350 y G360, para mercado local).
Algo que contrasta con las estrategias de la competencia. LG apuesta por una tendencia existente en algunos mercados en un intento de recuperarla en otros el mismo año que tanto Apple como Huawei otra dimensión en la interacción del usuario con las pantallas táctiles. Es decir, una jugada un tanto arriesgada por mantener lo viejo conocido dentro de una evolución que va justo en dirección contraria. Veremos qué tal acoge el mercado internacional el back to basics.
Imágenes | ComputerHoy, 3DNews, Frantovo, PhoneArena, The Verge
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