Lo de llamar “nuevas tecnologías” a los dispositivos móviles va quedando desfasado dado que ya se cuenta por años el tiempo que estamos conviviendo con ellos. Y decimos convivir porque cada vez los usamos más tiempo y para más cosas (en la mayoría de los casos), por lo que surgen hipótesis más o menos ciertas de la influencia del uso masivo en nuestra rutina e incluso en nuestro organismo, y una de ellas es la aparición de insomnio a causa de ello.
Como ocurre con estas cosas, está quien lo plantea desde un punto de vista realista y para ver si hay fundamento tira de método científico y por otro lado están las afirmaciones sin ningún respaldo científico basadas en humo. De esto hablaron nuestros compañeros de Xataka, donde vimos que sí existe un problema de insomnio relacionado con el uso de los dispositivos pero no basado antenas o conexiones inalámbricas, sino en la “luz azul” que emiten las pantallas.
Con ya numerosos estudios que han demostrado esto, desde el Hospital Infantil Evelina en Londres el profesor Paul Gringras y su equipo han hecho su propia investigación tomando una muestra de los dispositivos más nuevos, atendiendo tanto a la cantidad de dicha luz azul en relación a otros parámetros físicos. Su conclusión: el problema puede reducirse de manera sencilla y podría venir solucionado de fábrica.
Cada vez más grandes y cada vez más “azules”
Gringras y su equipo (formado por Benita Middleton, Debra J. Skene y Victoria L. Revell) se basaron en los datos de IDC y de Canaccord Genuity para determinar los dispositivos más populares de 2014 y tomarlos como sujetos de estudio, siendo éstos un iPad Air, un iPhone 5s y un Kindle Paperwhite de primera generación, con tal de tener uno de cada categoría (tablet, smartphone y libro electrónico). De cada uno de ellos midieron la luz con un espectrómetro en una habitación oscura siguiendo los parámetros habituales.
Lo muestran comparando los perfiles que cada dispositivo tiene con respecto a las distintas longitudes de onda (cada color tiene una y se mide en nanómetros), de modo que se refleja en una gráfica la curva que queda según la potencia de color por dispositivo. Aunque la potencia difiera, a lo que se atiende es a si esta curva resultante (es decir, los picos) se parece o no entre ellos. Así, esto es lo que observaron tras obtener las curvas:
- Los tres dispositivos tienen picos de emisión de luz azul similares al mostrar texto del mismo tamaño (445-455 nanómetros), presentando unos patrones del espectro similares tanto en texto como en juegos.
- Con una lámina de cristal naranja la emisión de luz azul se reduce. Esto también ocurre según la paleta de color que se use, y aquí vieron que la app Kids Sleep Dr generaba mucha menor luz azul que el juego usado para los tests, Angry Birds.
- Los patrones del espectro entre el texto y el juego elegido eran similares.
Con respecto a los dispositivos estudiados vieron que los patrones de emisión con respecto a los antecesores de cada equipo no habían sufrido apenas variación, y plantean posibles estrategias para reducir la emisión de luz azul con tal de evitar el efecto de ésta en al conciliar el sueño, yendo claro está más allá de evitar el uso. A este respecto, recuerdan la recomendación de la Academia de Medicina de Harvard de evitar usar los dispositivos entre 2 y 3 horas antes de ir a la cama, aunque por otro lado la National Sleep Foundation sugiere que el mínimo sea una hora.
Dos posibles soluciones
Sugieren dos maneras de atender al problema: por hardware y por software. Veíamos en las pruebas que en los tests al añadir una lámina de cristal con tinción naranja se reducía una reducción de la emisión de la luz azul. Aquí matizan que se trata de láminas económicas que tienen la misma efectividad que otras láminas existentes más caras que se han probado en otros estudios previamente.
Por otra parte, y lo que resultaría más sencillo y práctico, es una regulación mediante software. Algo así como f.lux, una app disponible para Mac, Windows, Linux y iOS, la cual mencionan como sugerencia pero no pudieron probar al no estar disponible para los dispositivos iOS en ese momento (y recuerdan que no se ha incluido ningún dispositivo Android al no ser de los más populares). No obstante, podría tratarse de algo que viniese en el sistema y no fuese precisamente una aplicación, como una opción en los ajustes como lo es actualmente el modo avión.
Menos brillo y más bostezos
El equipo recuerda las limitaciones del estudio a la hora de exponer las conclusiones, como por ejemplo el tiempo de exposición (una exposición prolongada a esta luz afecta a la secreción de melatonina), la estimulación que crea cada actividad (como pueden ser los juegos) el hecho de que habrá usuarios que ajusten de manera manual el brillo y la caducidad del estudio, en referencia a la salida de nuevos dispositivos. En este caso no había apenas diferencias con la emisión de los antecesores, pero teniendo en cuenta lo que evolucionan las pantallas es obvio que haya variaciones.
Las mejoras por parte de los fabricantes atienden a aumentar el brillo, la luz azul, el contraste y otros parámetros de las pantallas, algo que es positivo salvo por el hecho de que por la noche lo que conviene es justo lo contrario. Es decir, el hecho de aumentar la luz azul y el brillo hacen que durante el día la experiencia sea más satisfactoria y sea beneficioso para la vista al no forzarla), pero esto se invierte al estar en las condiciones lumínicas opuestas.
De ahí que el equipo se dirija directamente a los fabricantes sugiriendo que implementen una solución que además estuviese optimizada según las características de la emisión de cada dispositivo. Lo que Paul Gringras y su equipo piden es que se atienda a esto además de a la mejora meramente técnica, añadiendo modos de regulación automáticos que viren la luz de espectro azul a otros como el amarillo y el rojo, así como reducir la intensidad, para que no se den las alteraciones en la producción de melanina y, por tanto, en la conciliación del sueño.
Vía | Frontiers in Public Health
En Xataka | No, @policia, el Wifi y la “contaminación invisible" de los móviles no causan insomnio
En Vitónica | Insomnio tecnológico, un peligro para conciliar el sueño
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