Las estafas y los timos no son nada nuevo, pero si antes tenían muchas vías de entrada, ahora con las nuevas tecnologías y un mundo interconectado, éstas se multiplican. Hemos visto varias veces cómo la mensajería instantánea o el correo electrónico, ambos elementos de comunicación relevantes hoy en día, son utilizados reiteradamente por los amantes de lo ajeno para estafar a los usuarios.
Para llevar a cabo este tipo de delitos los estafadores suelen utilizar reclamos jugosos como cupones de descuento de marcas conocidas o regalos en forma de dispositivos de bastante valor. Esto último ha vuelto repetirse con Samsung como protagonista, un nuevo caso de estafa que la Oficina de Seguridad del Internauta ha detectado y denunciado.
Un euro que puede salirnos caro
La estafa es un claro caso de phising con un Samsung Galaxy S8 como anzuelo. Según denuncia la OCU, los afectados reciben un correo electrónico en el que son notificados de que han ganado el terminal y en él, se adjunta un enlace que les deriva a la página donde se lleva a cabo la estafa.
En dicha página los estafadores solicitan a los usuarios que introduzcan sus datos personales y tras ello, una ventana pop-up les insta a introducir lo datos de su tarjeta bancaria con el fin de cobrarles un euro para tramitar la entrega del paquete. Una vez introducidos los datos de la tarjeta, aparece un mensaje de error que indica que el pago ha sido rechazado y desde ese instante los delincuentes ya cuentan con los datos de la tarjeta bancaria de los afectados.
Éste es uno de los medios más habituales de ciberdelito, pero no es el único. Hemos encontrado otras estafas recientes que se aprovechan del nombre de Samsung para hacerse con los datos de las tarjetas de sus usuarios, como algunas páginas que prometen financiar productos de la compañía sin ningún tipo de interés y que algunos usuarios han denunciado ya en redes sociales.
Precaución y sentido común
Ante este tipo de delitos todos estamos expuestos y dado que es bastante sencillo caer en sus redes, las únicas armas de las que disponemos para evitarlo son la lógica y el sentido común. Aplicar aquello de «nadie da duros a pesetas» puede parecer muy básico, pero es casi infalible.
Si nos llega un mensaje o entramos en una página web donde nos regalan cosas sin haberlas pedido o las ofertan a un precio extremadamente bajo, lo mejor es evitarlo a toda costa y bajo ningún concepto introducir datos personales o de carácter sensible, y mucho menos bancarios.
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