Se dice que el Xperia Z5 apostará por una pantalla 4K, un rumor que se viene repitiendo desde hace un tiempo. Sabemos que las pantallas 4K para smartphone existen, por ejemplo una que Sharp tiene preparada desde hace meses. Y sí, son el futuro; sin embargo, ¿merece la pena este futuro?
Hoy vamos a hablar de pantallas 4K: de sus ventajas y desventajas en el mercado actual. Un paso evolutivo respecto de las 2K/QHD mayoritarias en los smartphones de gama alta actuales, y a pesar de su valor añadido... traen consigo una serie de contras que debemos tener en cuenta.
A favor: mayor definición
Es evidente que cuanto mayor sea la resolución, mejor para el usuario. Dejaremos de distinguir un píxel del otro, lo cual aporta una nitidez mayor.
Es fácil comprobar este aspecto si comparamos alguno de los primeros smartphones del mercado con los lanzamientos más recientes. De la pantalla de 3.2 pulgadas, 480x320 píxeles (180 ppp) del HTC Magic a las 5.1 pulgadas, 2560x1440 píxeles (577 ppp) del Samsung Galaxy S6 han pasado unos seis años de evolución que repasábamos en esta entrada. Los fabricantes han agrandado las pantallas, pero también las resoluciones han evolucionado de forma considerable.
El parámetro clave es la densidad de píxeles, que permite ponderar tamaño de pantalla y resolución. Decían que en torno a los 300 ppp - puntos por pulgada - era suficiente para que el ojo humano tuviese una buena experiencia sin entrelazar los píxeles de la propia pantalla; sin embargo, la tecnología está yendo mucho más allá y por ejemplo la pantalla 4K de Sharp, en 5.5 pulgadas, se mueve en torno a los 800 ppp.
Mayor resolución sin aumentar mucho el tamaño implica una mayor densidad de píxeles. A mayor densidad de píxeles, mejor calidad observará el usuario y mejor experiencia tendrá. Sin embargo...
En contra: menor rendimiento
Las máquinas dependen de 'lo que tengan que mover', y en este sentido la pantalla es una enorme carga para los procesadores. Al final cuantos más píxeles tenga que generar un SoC en cada momento, más repercutirá en el rendimiento general del teléfono: peor irá.
La resolución está íntimamente ligada con la necesidad de potencia de cálculo por el número de píxeles que añade a la pantalla:
Pantalla | Resolución | Número de píxeles |
---|---|---|
HD | 1280x720 | 921.600 |
FHD | 1920x1080 | 2.073.600 |
2K | 2560x1440 | 3.686.400 |
4K | 3840x2160 | 8.294.400 |
El rendimiento que se pierde por el incremento en el número de píxeles entre un salto y otro no es inversamente proporcional (es decir, si duplicamos el número de píxeles no reducimos a la mitad el rendimiento), si bien sí existe. En la actualidad han existido muchos casos de móviles equivalentes salvo por la pantalla, y cuyo rendimiento en benchmarks ha sido realmente diferente.
Por ejemplo, un Sony Xperia Z3 Compact (4.7 pulgadas HD, Snapdragon 801, 2 GB RAM) aporta unas puntuaciones en 3DMark de 18856/1170/3839, mientras que el Sony Xperia Z3 (5.2'' FHD, Snapdragon 801, 3 GB RAM) rinde peor, 17848/1147/3794, a pesar de tener más memoria RAM y con el importante 'desperdicio' que supone mover el doble de píxeles.
En contra: a día de hoy no compensa
Y la motivación principal es el precio. No tanto pasar de HD a FHD donde las diferencias en el 2015 son bastante reducidas, si no en los niveles superiores: pasar de FHD a 2K o, más aún, de 2K a 4K supone un importante desembolso añadido dado lo novedosa que es esta tecnología.
Tendremos una mayor resolución así como una mejor nitidez y calidad de la imagen. Sin embargo, el coste del terminal será superior a si integrasen pantallas FHD que, para muchos, son lo suficientemente buenas como para entrar dentro de unos márgenes dignos de calidad. O debería ser así.
Así, por ejemplo, en esta generación hemos visto múltiples smartphones con pantallas FHD que están en el mismo rango de precios que los teléfonos 2K. Casos como HTC One M9 (749 euros en su lanzamiento), Sony Xperia Z3+ (699 euros) son equiparables en precio a LG G4 (649 euros) o los últimos Samsung Galaxy (799 euros).
Aquí la duda siempre la tendremos en si los fabricantes que apuestan por mantener FHD añaden valor añadido en otros aspectos, como pueden ser materiales y carcasa, cámara, calidad de la pantalla, etc. Especialmente representativos son otros casos como el del OnePlus 2, que sigue siendo FHD aunque en este caso el precio acompaña: desde 339 euros.
A favor: es la lógica evolución
Desde que el mundo de los smartphones nació hace ya casi diez años, el crecimiento en características y especificaciones es abismal. Lo discutíamos el otro día comparando el HTC Dream con el Galaxy S6 Edge+ de Samsung, con siete años de diferencia entre uno y otro.
Todo ha cambiado y evolucionado, y la tecnología es cada vez más potente. Las pantallas de hace unos años hace que ahora nos fijemos en los píxeles gigantes que se observaban, y es lógico que las pantallas 4K terminarán llegando y asentándose en el mercado.
Esto forma parte del juego del mercado. Liberamos una nueva tecnología (como 4K) y la vendemos a precio de oro. Mientras van pasando los meses, su precio va descendiendo mientras se desasrrolla el siguiente paso. Tras HD llegó FHD, luego 2K y el siguiente paso es el 4K. Y tras él llegará - quizá - un 8K, o puede que un intermedio 6K. Tal vez, si las mejoras son inapreciables, los fabricantes dediquen sus esfuerzos en otras innovaciones, y es que aún es muy pronto como para predecir esos tiempos.
Sea como fuere, las pantallas así como cualquier otra característica de un smartphone, están sujetas al ritmo del mercado. Es bueno que continúen creciendo y avanzando en cuanto a la tecnología se refiere, y de hecho este ritmo es imparable. ¿Malo o bueno? Eso ya es otra cuestión. Lo que sí sabemos es que es imparable.
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