Con un teléfono de gama alta es más fácil hacer buenas fotos porque son los que mejores cámaras tienen (salvo algunas honrosas excepciones), pero la realidad es que la mayoría se gasta menos de 300 euros y en esa franja de precios la óptica no es para tirar cohetes. Pero eso no significa que no se puedan hacer buenas fotos. Además, salvo que necesites las fotografías para uso profesional, igual tampoco necesitas más. Más allá de los megapíxeles, que llevan años usándose como reclamo aunque ya hemos visto que más no significa necesariamente mejor, con un poco de técnica y la adecuada configuración puedes hacer fotos más que decentes con tu teléfono básico.
Limpia las lentes
Puede parecer una obviedad, pero no sería la primera vez (ni la última) que me pasa y lo descubro tarde: tener las lentes limpias es fundamental para hacer buenas fotos. Con el paso del tiempo y el uso, el teléfono acumula polvo o suciedad que se depositan sobre la superficie de la cámara y cuando haces una foto, esta se puede ver borrosa por culpa de las motas.
Limpiar los sensores es tan fácil como usar un paño de microfibra para limpiarlas de vez en cuando, de modo que produzcas fricción sin dañarla ni dejar restos. Si necesitas algo de líquido, mejor usar algo de alcohol isopropílico, que se evapora casi de inmediato para que no se cuele en el interior del dispositivo.
Usa la luz natural
Aunque como veremos más adelante, la exposición de la cámara y el flash ayudan a iluminar imágenes, su uso es más asistir que reemplazar la luz ambiental. En general la mejor luz va a ser la natural, aunque esta sea variable, podemos adaptarnos hasta cierto punto para conseguir los resultados deseados.
Así, si necesitas luz dorada, mejor tomar fotos media hora antes de anochecer o después de amanecer. Es ideal para siluetas. La luz de mediodía es brillante, lo que provoca sombras duras, pero resulta la más idónea para paisajes o naturaleza y es una buena opción en general si llega difuminada. La luz azul o crepuscular aparece 20 - 30 minutos después de atardecer o en la misma franja pero antes de amanecer y produce unos tonos azules fríos atractivos para paisajes urbanos.
Ojo con el flash
El flash sirve para complementar la luz del ambiente para lograr ciertos efectos o generar zonas oscuras... o en caso de que la luz sea escasa y el objeto esté cerca, incluso como luz principal. Más allá de estos casos, mejor evitarlo
Porque el flash apunta directamente al sujeto, el resultado es contundente, con zonas muy brillantes y fondo oscurecido, por lo que solo tiene sentido en momentos concretos anteriormente mencionados.
Experimenta con la aplicación de la cámara
Puede que tu teléfono sea modesto, pero hoy en día hasta los teléfonos de menos de 200 euros integran más de una lente y cuentan con una aplicación que, aunque modesta, nos permite hacer cosas como poner un temporizador, modos nocturnos, panorámicas o el modo retrato. Sirva como ejemplo esta interfaz que ves bajo estas líneas, la del Xiaomi Redmi Note 11, que tiene todo esto:
A veces el enfoque manual es mejor
Cuando tienes la aplicación de la cámara abierta y tocas un punto, la lente de la cámara se enfoca en esa zona. Con este sencillo ajuste mejorarás el enfoque automático de la cámara en la mayoría de los casos.
Y es que aunque el enfoque automático es una bendición, a veces puede ser un problema, ya que se centra en áreas de alto contraste, lo que implica que si lo que quieres fotografiar no está allí, el sensor no le dará la importancia que buscas. Con este enfoque manual tú defines mejor dónde debe centrarse la lente, lo que es una gran opción cuando hay objetos en movimiento.
Si la iluminación no es buena, siempre te queda la opción de aumentar la exposición. ¿Qué es eso de la exposición? Grosso modo, la cantidad de luz que entra al sensor: cuanto más expongas el sensor a la luz, más brillantes serán tus fotos (eso sí, se corre el riesgo de sobreexposición). La sobreexposición sucede cuando las partes blancas de una foto son demasiado brillantes, por lo que la cámara no captura suficientes detalles.
Nota: la exposición funciona mejor durante el día, cuando quieras iluminar un poco las imágenes. En la oscuridad la sobreexposición provoca que las imágenes se vean granuladas.
No hagas zoom, acércate
Los buques insignia nos sorprenden con zooms ópticos de calidad y tremendas cifras de aumento con los zooms digitales, pero estas características brillan por su ausencia en los teléfonos más modestos y si lo integran, es a costa de perder valiosa nitidez.
Cuanto más concentres la imagen un punto, más recorta la lente la imagen para ampliarla, lo que provoca que se vea pixelado y borroso, así que tienes dos opciones: o te acercas y tomas la foto solucionando el problema o, si no es posible, toma la foto a distancia y recórtala tú para perder algo menos de calidad en el proceso.
Usa las ráfagas
Si hay un detector de malas cámaras en los teléfonos, esa es la de tomar fotografías en movimiento. Esta prueba de fuego se traduce en que el mínimo movimiento de la mano puede hacer que el teléfono llegue tarde a lo que quieres inmortalizar. Afortunadamente para eso están las ráfagas, o lo que es lo mismo, la posibilidad de tomar fotografías rápidas en una sucesión sin necesidad de apurar tanto el momento.
Después solo tienes que desplazarte por las diferentes tomas y eliminar las que no necesitas. Esta función resulta especialmente útil cuando estás saltando, bailando o realizando otras actividades con movimiento. Según el modelo de tu teléfono Android, puedes hacer ráfagas deslizando el botón de la cámara hacia abajo o mantenerlo presionado.
La cuadrícula es tu amiga
La cuadrícula o líneas de rejilla son una combinación de líneas verticales y horizontales que sirven para dos cosas: intentar que lo que fotografíes quede recto y ayudarte a lograr una composición equilibrada. Así, no tendrás que preocuparte por girar y recortar después (o hacerlo menos).
La regla de los tercios es más fácil de aplicar con la rejilla y dice que "el centro de atención debe colocarse en la intersección de las líneas imaginarias que dividen una fotografía en tres partes de arriba abajo y de izquierda a derecha". Esta regla conviene aplicarla en fotografía de paisaje, naturaleza y también para retrato.
Juega con el ratio de aspecto
Las relaciones de aspecto en la aplicación de la cámara determinan lo grandes de las fotos. Así, el primer número representa el ancho y el segundo, la altura. De forma predeterminada la app emplea 9:16, la forma vertical de los 16:9 que vemos en monitores, TVs y ordenadores y el tamaño ideal para fotos y vídeos tomados desde el teléfono.
Por otro lado está la proporción 4:3 o 3:4, que usa el área rectangular completa del sensor de la cámara, por lo que usa el máximo de píxeles. Es lo mejor para fotografía móvil si después vas a imprimirla. Aunque parece pequeño y pierdes algunas funciones como el zoom o las ráfagas.
Mejor en formato RAW
Los archivos RAW conservan detalles, colores, tonos, brillo, nitidez y contraste originales, sin comprimir las capturas de la cámara, porque de forma automática tu teléfono comprime las fotos que hace antes de guardarlas como JPEG en la galería, lo que provoca cierta pérdida de calidad. Si además tienes la intención de editar las imágenes después, mejor que mejor.
El principal inconveniente de usar archivos RAW es que ocupan más, lo que puede ser un problema si tu teléfono va corto de espacio. En cualquier caso, disparar en RAW solo funciona si tu teléfono es compatible con la API Camera2, algo que ya admiten la mayoría de smartphones Android. En iPhone, se puede disparar con formato ProRAW si tienes un iPhone 12 Pro o superior con la versión iOS 14.3 (aunque en este caso, ya no estaríamos ante un teléfono básico con una propuesta fotográfica modesta).
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