Llevamos ya algún tiempo observando cómo la tendencia en el mercado de los teléfonos móviles es la de ir reemplazando las pantallas con diodos inorgánicos por pantallas con diodos orgánicos. Es decir, que los paneles LCD y LED van cediendo terreno sin parar al OLED, con un Samsung liderando el mercado gracias a su variación de matriz activa, la AMOLED.
Con los OLED ganamos brillo máximo además de un control mucho más preciso de las zonas iluminadas, de ahí que se logren con ellos negros mucho más puros. Literalemnte, un pixel negro es un pixel apagado en un panel OLED. Pero los OLED tienen un problema con las "quemaduras" y con su vida media, debido a que el gas que inunda sus celdas va perdiendo brillo con el paso del tiempo. Así que la solución óptima puede ser, tal vez, llevar el LED un paso más allá, y aquí es donde el mini-LED puede tener mucho que decir.
Zonas de iluminación activa mucho más pequeñas
La tecnología mini-LED está presente en el mercado desde hace algún tiempo y ya encontramos televisores que la portan, e incluso ordenadores portátiles como el MSI Creator 17, pero por el momento no ha posado un pie en el mundo móvil. Por ahora, pues ya habría un primer iPad, por ahora retrasado aparentemente hasta 2021, que anticiparía la llegada de la nueva tecnología a los ordenadores de bolsillo.
El concepto del mini-LED es muy parecido al de los paneles LED actuales, pues seguimos teniendo una matriz de emisores de luz LED que emiten luz blanca, sin ningún tipo de modulación de color pues para eso hace falta una matriz LCD. Estos emisores de luz mini-LED necesitan igualmente un panel de diodos moduladores (LCD) por encima para lograr el espectro RGB que permita obtener color, pero su densidad puede ser mucho mayor que la de un actual panel LED.
Con los mini-LED se puede alcanzar una densidad cinco veces mayor debido a que estos emisores de luz pueden ser de hasta 200 micras, una cifra cinco veces inferior a la de las 1.000 micras de los paneles LED más pequeños de la actualidad. Esto permite que las zonas de iluminación LED sean mucho menores que las actuales, y por tanto un control más exhaustivo de las zonas que pueden iluminarse y apagarse, logrando un mayor ahorro de energía y también una mayor perfección de los negros en las zonas apagadas.
El concepto no es más, y se deduce por el nombre, que el de obtener una tecnología LED miniaturizada que permita también aumentar la densidad de los emisores de luz, mejorando así la precisión en la iluminación del panel y aumentando la calidad de la imagen. Estos mini-LED quedarían a mitad de camino entre los LED actuales y los micro-LED futuros, que sí permitirían el encendido y apagado píxel por píxel, pero sí supondrían un gran avance en cuanto a la durabilidad e iluminación de las pantallas. También de los móviles, si finalmente llegan a pisar este ecosistema.
Gracias a esta tecnología se consigue una sensación de color y brillo máximo que se asemeja a la de los paneles OLED, aunque sin llegar a su nivel de precisión (el OLED enciende y apaga, literamente, cada píxel), pero sí que mejora notablemente el coste de fabricación, llegando a convertirse en una alternativa real del actual OLED. Además, como añadido tendríamos una vida útil más larga y la posibilidad de decir adiós a las "quemaduras" que acompañan a los paneles OLED por su propia construcción.
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