Quizás los smartphones que se llevan la fama son los tope de gama, quizás sea los que más solemos ver en los carteles publicitarios o en los establecimientos, pero no siempre son éstos ni mucho menos los que tiran del carro cuando se trata de las ventas en parte por la inversión que requieren. Y hay terminales que hacen historia en una marca por ello, como el caso del Nokia Lumia 520.
Este terminal fue la apuesta que la aún alianza Nokia-Microsoft presentó para que fuese el azote de la gama de entrada al ser un terminal de especificaciones básicas vestido de un plástico de calidad histórica y una gran baza: la relación calidad-precio. Un smartphone que se convertía en una opción económica para el usuario que buscaba un dispositivo sin pretensiones y que cumpliese requisitos de uso básicos.
Hoy sabemos por el estudio de AdDuplex que este teléfono sigue siendo tras los años el más usado de entre el resto de smartphones con Windows Phone, con un 12,9% del total por delante de uno de sus sucesores y de otros teléfonos más recientes. ¿Qué tiene este pequeño terminal para que sus usuarios lo mantengan tras años?
La fórmula del éxito
El Nokia Lumia 520 nace hacia abril de 2013 con un precio de salida de 179 euros. Un precio que en principio no es un gran reclamo cuando en la competencia hay opciones más económicas como el Samsung Galaxy S Duos 2, lanzado en 2012 con un coste de unos 130 euros y que cuenta con la fama del fabricante (y, por esto, del favor del dependiente en según qué establecimientos).
No obstante, sus características lo hacen consolidarse como una opción segura cuando el usuario busca un terminal básico, encajando en varios perfiles de denominación popular como "un móvil para WhatsApp" o "un teléfono para personas mayores" aludiendo a un uso relativamente limitado e inespecífico. Reflejo de ello es que en julio de 2013 pasase a ser ya líder en ventas de entre los teléfonos con Windows Phone alcanzando una cuota del 13,3%, un ascenso desde el quinto hasta el primer lugar en tan sólo un mes.
Su fórmula del éxito no es un secreto, sino todo lo contrario: una muy, muy buena relación calidad-precio. Si bien al tratarse de un terminal de gama de entrada sus especificaciones iban a limitar su rendimiento en comparación con otros más potentes, Windows Phone se ha caracterizado por ser liviano, simple y poco exigente en cuanto a batería, de modo que se convertía en una manera de iniciar a los nuevos usuarios en el smartphone así como de satisfacer a quien prorizara la sencillez.
Además, se trata de un móvil compacto, ligero y cómodo por su construcción y diseño (con una parte trasera curva que lo hace bastante ergonómico), algo que en muchos casos se anteponía al hecho de que carezca de cámara frontal. Por no hablar del mítico plástico Nokia, que en este caso además se encontraba en la época en la que uno de los ganchos del fabricante eran sus colores de carcasa (y que éstas se pudiesen reemplazar).
Gustó y sigue gustando
La prueba de que fue un acierto es el dato del que hablamos hoy. Ha llovido mucho en Redmond desde su lanzamiento, tres años en los que de hecho vimos desaparecer de las espaldas de sus terminales la huella finlandesa para que finalmente quedase el sencillo logotipo de Microsoft. Tiempo durante el cual hemos visto no pocos lanzamientos tanto en la gama de entrada como en la "media-baja", dado que el catálogo de la compañía da para cierta diversificación en la generalista clasificación habitual.
Terminales como el Lumia 535 o los Lumia 640 y 640 XL que pese a ser superiores en especificaciones (así como representar más opciones en cuanto a tamaño) no logran superar en número de usuarios a su exitoso antepasado común. Vemos que quedan por debajo con un 11,7% de usuarios para el 535 y un 6,3% y 3,3% para los 640 y 640 XL respectivamente.
El tímido avance de lo nuevo
Aunque es muy pronto para evaluar las ventas de los últimos terminales de Microsoft, vemos que de momento ninguno de los tres aparece en el gráfico. Ni el modesto Lumia 550, última iteración de la serie, ni quienes coparon el protagonismo de la presentación, los Lumia 950 y 950 XL, cuyo alto precio podría haber repercutido en que las ventas no despeguen de momento, según apuntan en AdDuplex.
En cuanto al sistema operativo observamos algo similar, aunque en este caso sí lo llegamos a observar en el gráfico. Así, Windows 10 cuenta con una adopción del 9,5%. Aquí impera la versión 8.1 del sistema, con un 77,7% de los usuarios actuales, frente a Windows Phone 8 y un resistente 7 que permanecen con un 8,4% y un 4,3% respectivamente.
Veremos si el precio de los tope de gama de Microsoft se ajusta algo más y logran subir en ventas, tanto por ello como por la baza del renacimiento del sistema operativo, que unifica dispositivos, se renueva en interfaz y presenta novedades interesantes como Continuum. De momento, la vieja escuela sigue gustando más y el Nokia Lumia 520 se consolida como uno de los terminales míticos de la marca por seguir siendo el preferido en su reino.
Vía | AdDuplex
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