Por mucho que Nokia se haya centrado de forma especial en los últimos tiempos en la construcción de una serie de servicios añadidos a sus terminales, basados en la marca Ovi, por todo Internet ha corrido como la pólvora unas declaraciones extraídas de una entrevista a Anssi Vanjoki, encargado del marketing de la empresa finlandesa.
En ellas se decía que a largo plazo la compañía no excluía la posibilidad de deshacerse de su división de móviles. Rápidamente, algunos medios han querido ver una pronta venta de esa división y han corrido a buscar posibles compradores, entre los que podrían estar Samsung, Foxconn y otras compañías.
Evidentemente, Nokia se ha apresurado a desmentir estas afirmaciones, diciendo que su división de fabricación de móviles es parte integral de su negocio y una de sus ventajas competitivas. Y desde luego que lo es, pues Nokia sigue siendo una de los más grandes fabricantes de terminales en volumen.
Además, a menos de que mejoren mucho y consigan una masa crítica de usuarios, los servicios de Ovi no representan ahora mismo una fuente importante de ingresos para Nokia. De hecho, si no dispusieran de sus propios terminales lo habrían tenido muy complicado para distribuir este servicio y hacerlo conocido, sin dejar de lado que todavía no es algo de uso masivo.
Tampoco su rama de sistemas operativos es capaz de ofrecerle ingresos suficientes, menos ahora que han liberado Symbian y que Maemo todavía está en una fase muy preliminar de su desarrollo. Complicado sería conseguir ingresos por licencias en ese campo.
Por tanto, ni siquiera a largo plazo parece factible que Nokia vaya a deshacerse de sus fabricas y de su producción. Y que alguno se lo llegue a plantear como una posibilidad cercana parece casi de risa.
Vía | UnwiredView.