Hablar de móviles gaming es complicado. Realmente, cualquier móvil es un ‘móvil gaming’ desde el momento en el que se pueden ejecutar juegos en ellos. Sin embargo, creo que recientemente empezamos a hablar de móviles gaming con el primer Razer Phone. Fue un móvil que montó especificaciones, realmente, pensadas para disfrutar de los videojuegos, como una pantalla a 120 Hz, resolución QHD y una relación 16:9, así como una disipación genial.
Sin embargo, muchos años antes de Razer, alguien se adelantó lanzando un móvil gaming con todas las letras. Corría el año 2003 y, como no podía ser de otra manera, ese alguien fue Nokia (la original, no la de ahora). Y, a continuación, te contamos qué fue del Nokia N-Gage, un móvil-consola que se atrevió a competir contra Game Boy Advance. Y la jugada salió… regular.
20 años del Nokia N-Gage
Parece mentida, pero este año se cumplen dos décadas del lanzamiento de esta excentricidad de Nokia. Si hay una compañía que ayudó en su día a que todo el mundo tuviera un móvil, esa fue Nokia. Bueno, Alcatel y Sony Ericsson también hicieron su parte, pero los finlandeses tenían casi un 40% de cuota en aquellos años y, además, tenían un modelo para todo el mundo. Literalmente.
Había modelos empresariales, modelos de lujo que aportaban estatus, otros que querían atraer a quienes querían que sus móviles fueran ordenadores con teclados completos y todos, otros para los amantes de la música, otros para los apasionados por la moda, los que querían móviles pequeños y el público general que quería calidad-precio.
Como digo, tenían móviles para todos y, además, el famosísimo Snake, el juego de la serpiente que mejoraba más y más con cada generación de teléfonos y llegó a ir de la mano de los finlandeses. Creo que todos asociamos en su momento el jueguecito de la serpiente a los Nokia.
Sin embargo, aunque esos móviles ya eran ‘gaming’, estaban muy por detrás de lo que ofrecían consolas como Game Boy y, sobre todo, Game Boy Advance. La Nokia principios de los 2000 consideró que era el momento adecuado para lanzar un móvil que compitiera de tú a tú contra Nintendo.
Hoy, y me vas a perdonar la nota personal, considero que se fliparon demasiado. Si SEGA no pudo, no entiendo dónde iba una Nokia sin experiencia en ese hardware y, sobre todo, en videojuegos. De hecho, a lo largo de los años muchos han intentado lanzar consolas o meter las manos en el negocio de los videojuegos sin éxito alguno. Que se lo digan a Stadia. Dicho esto, sigamos.
La Game Boy Advance llevaba ya un par de años en el mercado, consiguiendo unas ventas estratosféricas, con un catálogo genial y con apoyo de las desarrolladoras. Y, como decimos, en 2003 llegó la Nokia N-Gage. El diseño era muy similar al de la Game Boy Advance, pero en lugar de una pantalla en horizontal, tenía una pantalla vertical.
Esto no era un capricho, como muchos pudimos pensar en su día, ni una forma de revolucionar el mercado: se trataba de una imposición por el propio software. La N-Gage pertenecía a la serie 60 de Nokia y su versión de Symbian no era compatible con las pantallas horizontales.
Era extraño a la vista, pero bueno, era lo que podías imaginar por un móvil para jugar en aquellos días: una cruceta a la izquierda, la pantalla en medio y la botonera a la derecha. En esta botonera teníamos dos teclas resaltadas para que no hiciera falta mirar el teclado numérico a la hora de jugar.
Estéticamente, te puede gustar más o menos, pero estaba bien planteada dadas las limitaciones. Ahora bien, llegó al mercado con unos problemas que eran increíbles, y prácticamente todos estaban en el lado del propio hardware. Para empezar, la memoria interna era de solo 3,4 MB, irrisorio incluso entonces, y para ampliar la memoria tenías que comprar las tarjetas de su marca con un máximo de 128 MB a un precio elevadísimo.
Además, los juegos también estaban en tarjetas y, para cambiarlas había que quitar la tapa trasera, apagar el móvil, introducir el juego y, después, iniciar el teléfono. Eso cada vez que quisieras cambiar de juego. ¿Te lo imaginas ahora? No tiene ningún sentido.
Pero bueno, la máquina era potente con un ARM 920T como procesador, al tener Symbian, era compatible con emuladores de muchísimas consolas anteriores, incluidas SNES y Megadrive y, además, tenía un reproductor MP3 por hardware, conexión Bluetooth y navegador GPS.
Sin embargo, además de ser una consola, también era un móvil, y la disposición danto del micrófono como del altavoz era ridícula. Y es que, no estaba en el frontal, sino en el marco de la parte superior. Es decir, cuando hablaras por teléfono, debías apoyar la consola de una forma extrañísima en tu oreja. Es algo que le valió su propio meme en aquellos tiempos, el 'Sidetalking'. De hecho, la moda era ponerse en la oreja cualquier cosa: un tostador, una zapatilla, una Game Boy Advance...
Además, hubo otros dos problemas. El primero era que se solía vender en tiendas de videojuegos, no de telefonía. Es decir, realmente estaba compitiendo con otras consolas portátiles como las de Nintendo con un precio muy superior al de Game Boy Advance (unos 300 euros de su tiempo, 200 euros más caro que la consola de Nintendo), pero además había muy pocos juegos y éstos también eran caros.
Además, en 2003 se lanzó la revisión de la Advance en forma de Game Boy Advance SP, una consola que siguió barriendo en el mercado. Como las tiendas estadounidenses no vendían, intentaron quitárselo de encima con rebajas de 100 dólares poco tiempo después del lanzamiento.
N-Gage QD: la revisión que solucionaba problemas, quitaba cosas interesantes y no arregló nada
Para intentar revertir la situación, solo unos meses después del modelo original, Nokia lanzó el N-Gage QD. Mantenía hardware, pero era bastante más pequeña. Colocaron el micrófono y el altavoz en el frontal, mejoraron tanto la estética como la botonera y la ergonomía era mejor y, lo más importante, ya no había que apagar y abrir el móvil para cambiar los juegos.
Sin embargo, también se eliminó el reproductor MP3 por hardware, así como la radio FM. Ya no fue tribanda, sino Dual Band, y tenía una goma en el marco que se caía con el uso. Y no te estoy hablando de años, sino de semanas. El N-Gage QD no duró tanto como para medir sus problemas en años.
De hecho, esta revisión llegó en mayo de 2004 y Nokia discontinuó el móvil en noviembre de 2005 con menos de la mitad de unidades vendidas respecto a los seis millones que querían vender y con una reputación manchada. Pese a los fallos de diseño, creo que, al final, el declive de N-Gage estaba cantado.
En este vídeo vas a ver a fondo el N-Gage QD
Se echa la culpa a los pocos juegos (el catálogo, pese a tener sagas como ‘Tomb Raider’, ‘Virtua Tennis’, ‘Rayman’, 'FIFA', ‘Call of Duty’ o ‘Tony Hawk’, entre otros grandes nombres del mercado de los videojuegos), pero realmente como no atrajo a los usuarios, no se vendieron máquinas y los desarrolladores tampoco apostaron.
Y no es un caso como el de WiiU, un fracaso total que se mantuvo viva gracias a los juegos de la propia Nintendo: Nokia no hacía juegos, no estaba en el mercado del software de videojuegos, y además desarrollarlos era costoso tanto en tiempo como en dinero para las compañías.
Había que desarrollar específicamente para el N-Gage debido tanto al formato de su pantalla como a su potencia, no era como ahora, que alguien saca un juego para móviles y prácticamente correrá bien en cualquier modelo. Había que trabajar en exclusiva para una máquina que no vendía.
Simplemente, no era rentable. También puede que saliera antes de lo que debía, siendo una de tantas máquinas fuera de su tiempo. De hecho, tenía una plataforma de juego online, algo que en 2003 era una locura.
Así que, como decimos, a finales de 2005 llegó el comunicado de cese de producción, aunque N-Gage tardaría un poco más en morir, ya que unos años después lanzaron una plataforma de juegos para sus móviles llamada… N-Gage que, tras un breve, también cerró.
Como decía hace unas líneas, es muy complicado competir contra compañías asentadas en la industria. A Sony le salió bien con su PlayStation, una consola que pasó de ser la nueva máquina de Nintendo a ser el flamante caballo de batalla de una Sony que dominó con mano de hierro con PS1 y, sobre todo, PS2. Esas asociaciones que terminan en venganza ocurren más de lo que pensamos en el mundo empresarial, pero no siempre la jugada sale bien y N-Gage es una muestra de ello.
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