La apuesta de Google para crear la gama Pixel el pasado año, dando de lado a los Nexus y dotándolos de características que no estarían en otros Android, algo que poco a poco se va revirtiendo, no fue pequeña. Tanto que la segunda generación se daba por garantizada, aunque no es la primera vez que los chicos de Sundar Pichai dan marcha atrás sin previo aviso, por lo que la confirmación de que tendremos Google Pixel 2 este año sí representa una noticia relevante para el sector.
Este año la competencia será más feroz que nunca, y no hablamos únicamente de lo que se prevé que será el próximo iPhone 7s sino por el lado de Android. Samsung con su Galaxy S8 y LG con su LG G6, y el nuevo Huawei P10 tampoco pondrá las cosas nada fáciles, o el Xperia XZ Premium. Así pues, Google debería tomar nota de qué errores se cometieron en el primer terminal de la línea Pixel de cara a lanzar un terminal lo más competitivo posible. Veamos, en nuestra opinión, cuáles fueron esos errores.
La protección contra polvo y agua al máximo nivel
A quien más y a quien menos, se le ha caído un teléfono móvil allá donde había agua. A veces son accidentes menores que cualquier terminal sería capaz de soportar, otras veces son incidentes más grandes en los que habríamos agradecido protección contra el agua, aunque fuese algo temporal. Eso es precisamente lo que aportan las certificaciones IP elevadas, y la gama alta ya apuesta por ellas.
LG ha reformulado su LG G6 retirando los módulos y una de las consecuencias ha sido que ha podido hacerlo estanco. El Galaxy S8 se espera que llegue con la protección del Galaxy S7 o superior. Sony con su Xperia XZ Premium también. Si lanzas una gama alta tienes que equipararte con la competencia, y el IP53 del primer Google Pixel resultó insuficiente. Google debe mejorar eso para la segunda generación.
La carga inalámbrica
Si hay algo que llevamos años viendo es que la carga inalámbrica no ha triunfado en los teléfonos móviles. Por el motivo que sea, desde el poco interés de los fabricantes hasta la necesidad de un sistema más evolucionado, el hecho es que resulta complicado encontrar un smartphone con carga inalámbrica en el mercado a día de hoy. Precisamente por eso Google debe apostar por este sistema.
Si se sigue el primer punto que hemos comentado y se convierte el Google Pixel 2 en un terminal estanco, el mejor apoyo para la impermeabilización del puerto USB C es el de restarle fricción y calor, a fin de que el sellado no se deteriore. Eso por no mencionar que apoyar el móvil sobre una superficie de carga, sin necesidad de conectarlo a nada, es de las cosas más cómodas que puede existir en un teléfono móvil.
Hacer desaparecer el jack
Aquí me estoy metiendo en un importante jardín con muchos de vosotros, pero lo haré igualmente: adiós, conector de auriculares. Es una medida que el mercado debe ir tomando más pronto que tarde. Ahora el jack de auriculares nos parece lo más necesario del mundo, como hace años nos lo parecían las pantallas pequeñas, o los teclados físicos. La industria terminará por cambiar y retirar el jack parece algo que ocurrirá pues resulta una evolución lógica, y apostar desde ya por potenciar el protocolo Bluetooth o los auriculares USB C parece la mejor solución. Las tiritas es mejor arrancarlas de golpe, así dejan de doler mucho antes.
No se trata de seguir la tendencia de Apple con el iPhone 7, pues los de Cupertino no han sido los primeros. Se trata de que es algo que ocurrirá tarde o temprano, pues la morfología interna de los smartphones está cambiando y pronto hará falta ese espacio que ahora mismo ocupa el conector analógico. Por cierto, es analógico y la salida USB C es digital. Cambiar una por otra representaría una ventaja notable en cuanto a sensores y funciones extra de las futuras generaciones de auriculares.
Pixel 2, te hace falta una doble cámara trasera
La cámara doble ha venido para quedarse, es algo patente en muchos de los grandes lanzamientos de este año y de finales del pasado. De hecho, podríamos considerarla una tendencia desde que Huawei comenzó a montar sus dobles sensores en sus gamas altas. Google, como fijador de estándares en Android durante muchos años, debe dar un paso adelante y posicionarse.
Da igual por qué tipo de cámara doble opte el gigante de Mountain View. Por el zoom óptico con las soluciones de Apple u Oppo, por las lentes con gran angular como las que propone LG o por los sensores especializados, como Huawei. El hecho es que el Google Pixel 2 necesitará una cámara doble para demostrar su potencial fotográfico y evitar quedarse atrás una nueva generación. Y hablando de cámaras.
Hace falta un estabilizador óptico
La fotografía móvil está llegando a cotas nunca vistas y una de las características que suele decantar la balanza en los duelos entre cámaras es la ausencia o presencia del estabilizador óptico. Este pequeño dispositivo con imanes para que la lente flote es más importante de lo que parece, y en el Google Pixel no lo encontramos por ninguna parte.
En su lugar, Google ha empleado un estabilizador electrónico, que viene a significar que estabiliza la imagen por software, recortando la imagen en el propio sensor para así compensar el movimiento del móvil y nuestro propio pulso. Pero hablamos de un smartphone de más de 700 euros y el EIS no está bien calibrado y provoca errores. Es un punto a solucionar en el Google Pixel 2, eso y el software.
Una cámara profesional necesita software profesional
Si en algo coinciden las distintas reviews hechas al Google Pixel, y a su hermano mayor XL, es en que la cámara compite con las mejores del mercado, o competía en el momento en que se puso en circulación. El problema es que Google sigue sin aprender tras varias generaciones de Nexus y ahora este primer Google Pixel: un dispositivo de gama alta necesita una cámara avanzada, y no la app tan básica que provee Android.
Incluso algunas gamas medias empiezan ya a incorporar controles manuales para lentes y sensores sensiblemente peores que los que vemos en los Google Pixel, y es por ello que el Pixel 2 debería actualizarse para poder competir contra Samsung, Apple, LG, Huawei y compañía. Uno de los errores del primer Pixel debe corregirse para la segunda generación: controles manuales para exprimir los dos sensores hasta sus últimas consecuencias. Cerramos aquí el apartado cámaras.
Una mayor batería en el modelo normal
Podemos convenir que los 3.450mAh del Google Pixel XL sí rinden como deberían, y es que su cifra se corresponde con el tamaño de la pantalla de igual forma que ocurre con el Samsung Galaxy S7 Edge, por ejemplo, que cuenta con mayor autonomía que el modelo plano. Pero en cuanto al modelo inferior, la batería es manifiestamente corta.
Menos de 3.000 mAh para un terminal de 5 pulgadas es, por mucho que el procesador y la pantalla economicen, una batería pequeña. No sabemos si el futuro Google Pixel 2 tendrá 5 pulgadas o si Google decidirá aumentar su pantalla, visto cómo evoluciona el patrón de los móviles con marcos más ajustados, pero uno de los problemas que ha de solucionar es el del tamaño de la batería.
Mejor aprovechamiento del frontal
Y ya que nos hemos metido con la batería, hablemos del frontal. La tendencia en estos momentos es la de llevar los marcos del teléfono al mínimo y embutir una pantalla mayor donde antes teníamos una más pequeña. Lo hemos visto en el Xiaomi Mi Mix llevado al extremo y de forma menos pronunciada aunque efectiva en el LG G6. El Galaxy S8 parece ir por el mismo camino, y el Google Pixel 2 debe hacerlo también.
No sólo por ofrecer una pantalla mayor que las actuales, con las 5 y 5,5 pulgadas en los Pixel y Pixel XL, sino también por poder crecer en diagonal sin aumentar el cuerpo, consiguiendo así un dispositivo mucho más compacto. Un terminal de 5 pulgadas con un ratio de pantalla superior al 80% puede tener un equilibrio casi perfecto, y Google debería estar ahí para competir con la segunda generación de los Pixel.
Los materiales deben mejorar
Aquí entramos en un terreno pantanoso en el que tanto los amantes del metal y el cristal como los seguidores del policarbonato pueden tener razón a partes iguales. El hecho es que Google debe utilizar su Pixel 2 para competir al más alto nivel, y por tanto debe plegarse a las tendencias del mercado. El mercado actual dicta que un terminal de altura debe estar hecho de metal y cristal, y hay poca solución.
La idea de construir un terminal en policarbonato por parte de Google fue arriesgada y lo cierto es que funcionó a medias. Hubo quejas de que la parte trasera se arañaba con demasiada facilidad, y por no mencionar todas las quejas acerca de su diseño, completamente subjetivas. El Google Pixel 2 no debe limitarse a contar con un marco metálico, debe ser completamente metálico. Hablamos de la élite de la telefonía móvil, nadie se compraría un Rolls Royce que no estuviese acabado con su nivel de detalles.
Ampliar la distribución internacional
Quizá parezca algo absurdo por lo obvio, pero lo cierto es que el principal motivo de que el Pixel no haya vendido lo que seguramente merecía por su rendimiento es que no ha estado disponible prácticamente en ninguna parte. De acuerdo en que se trataba de una primera generación y que había que establecer una serie de protocolos de distribución, llegar a acuerdos con las operadoras, etc.
Todo eso está muy bien pero confiamos en que el Google Pixel 2 pueda comprarse más allá de Estados Unidos y Reino Unido. Si se quiere competir contra los gigantes del mercado, tu teléfono ha de estar en el mismo escaparate que ellos. Así que si la apuesta de Google por los Pixel es firme, como parece serlo, el Pixel 2 debe lanzarse a recorrer mundo y no perder más tiempo.
Y cerramos con el precio
Google sentó un precedente peligroso con dos de sus modelos de la línea Nexus. Los Nexus 4 y Nexus 5, ambos construidos por LG, disfrutaron de una relación calidad/precio imbatible en su momento, y que posiblemente no se ha vuelto a ver a posteriori salvo quizá por los terminales construidos por OnePlus. No, no estamos diciendo que el Pixel 2 deba costar 400 euros, aunque pedir sea gratis.
Pero sí es cierto que competir al más alto nivel requiere de ciertas concesiones, y que por ejemplo LG lo ha entendido estos años. Siempre, salvo excepciones, un pequeño paso por detrás de los dueños del mercado. Google tiene difícil competir con el Pixel 2 si vuelve a repetir los 759 euros para el modelo normal y los 899 euros para el modelo superior. Muy difícil. Algo debe cambiar, y ha de ser a la baja.
Aquí acabamos con este repaso a los aspectos que creemos que el Google Pixel 2 debería mejorar sobre la anterior generación. O visto desde otro punto de vista, qué errores cometidos con el Pixel y el Pixel deberían subsanarse para el nuevo lanzamiento que, por otra parte, Google ya ha confirmado. No sabemos cuándo pero será, y confiemos en que el Pixel 2 sea mucho mejor que el primero.
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