Dos de las mayores empresas de semiconductores del mundo son surcoreanas y su grueso de operaciones se produce en China
Las cambiantes sanciones y el estado de la industria no permite ver con claridad qué ocurrirá en el futuro
La guerra comercial y tecnológica entre China y Estados Unidos está dejando varias víctimas por el camino. El motivo es que las empresas de otros países (tanto orientales como occidentales) deben cumplir lo que marcan desde Washington, pero el problema viene cuando esas empresas de terceros países dependen de China. Y, en algunos casos, no es que las empresas dependan de China, es que todo un país depende el gigante asiático.
Es lo que ocurre con Corea del Sur. Su economía está ligada profundamente a la industria de los circuitos integrados y dos de las mayores potencias económicas del país (Samsung y SK Hynix) tienen una amplia red de fábricas en China en las que producen la tecnología que alimenta tanto sus dispositivos como a los de otras compañías. Ahora, el país se ve en la difícil situación de ver qué hace con su estrategia en China, ya que su economía está entre la espada y la pared.
Gran parte del poder económico de Corea del Sur depende... de China
Puedes estar pensando qué tiene que ver las directrices de Estados Unidos con empresas surcoreanas, pero para que te hagas una idea, es lo mismo que está ocurriendo con ASML. La empresa de Países Bajos tiene, actualmente, la capacidad para fabricar las máquinas más avanzadas para la producción de semiconductores.
De hecho, Intel ya ha comprado este equipo de última generación y es algo que Estados Unidos quiere evitar a toda costa que llegue a fronteras chinas. A ASML le interesaría vender más máquinas a China, sobre todo teniendo en cuenta la millonaria inversión del país asiático en estos equipos en 2023, pero Estados Unidos y Países Bajos no se lo permiten.
Pues esta situación, también se da en Corea del Sur. La diferencia es que ASML tiene clientes alrededor de todo el mundo que son una buena parte de su pastel financiero, mientras que Corea del Sur depende, directamente, de las ventas en China.
Y es que, los fabricantes de semiconductores surcoreanos venden en China, aproximadamente, un 40% de su producción. Es una absoluta barbaridad, pero hay que tener en cuenta que en dos de los entes más importantes de la ecuación son Samsung y SK Hynix. Entre ambas, se estima que controlan el 73% del mercado de DRAM y el 51% del mercado de NAND.
Se estima que Samsung produce el 40% de su memoria NAND en China, mientras que SK Hynix produce el 30% de su memoria NAND y el 45% de la RAM. Es decir, ambas empresas tienen una fuerte presencia en China porque producen prácticamente la mitad de sus componentes en su suelo, pero a China también le interesa que estas empresas estén en su territorio porque ambas invierten muchísimo dinero.
Ambas habrían invertido unos 40.700 millones de dólares en territorio chino, pero hay operaciones que no están saliendo como esperaban debido al recrudecimiento de las sanciones. Un ejemplo es la megaplanta que SK Hynix compró a Intel en 2020.
Se trata de una planta en Dalian especializada en producción de memoria NAND que se cerró con un acuerdo de nueve mil millones de dólares en 2020 y que se terminará de pagar en 2025. Se estima que el 27% de los ingresos de la memoria NAND de la compañía provienen de China y es un mercado cada vez más importante.
El problema es que, las tensiones entre Estados Unidos y China, así como el no saber qué va a pasar con futuras sanciones, están provocando que la planta esté infrautilizada y que hasta el logo de Intel siga en la fachada.
Como podemos leer en SCMP, y como estamos reflejando, la economía de Corea del Sur depende en gran medida de los semiconductores y, a su vez, de sus ventas en China. De hecho, Masahiro Wakasugi, de Bloomberg, afirma que "la planta de SK Hynix en Dalian capta la difícil situación en la que se encuentran los fabricantes de chips de Corea del Sur como resultado de las restricciones estadounidenses. Incluso con las últimas concesiones, probablemente todavía no tenga sentido que SK Hynix amplíe su capacidad en Dalian, dada la incertidumbre sobre las elecciones presidenciales estadounidenses y la política estadounidense".
Con el gobierno de Biden, hemos visto que las sanciones a China se han aumentado, pero también se han visto algunos acercamientos en ciertos momentos, como los necesarios para que las empresas surcoreanas puedan seguir operando con normalidad en el país. Sin embargo, no se sabe qué pasará si Donald Trump vuelve a la Casa Blanca en noviembre de este año. Recordemos que fue su Gobierno el que empezó todo este jaleo.
Y, al final, Samusng, SK Hynix y, en definitiva, Corea del Sur, necesitan de esas exenciones de Estados Unidos para importar equipos de última tecnología a las plantas que tienen en China. China como tal no puede acceder a esa tecnología, pero las empresas mencionadas la necesitarían en sus plantas en suelo chino. Y, para eso, necesitan un permiso.
Es una situación muy complicada que veremos cómo se resuelve a lo largo de los próximos meses, pero Corea del Sur ya se está preparando, así como las diferentes empresas implicadas. Por seguir la historia de la planta de Dalian, desde SK Hynix afirman que mantendrán sus operaciones en China respetando las regulaciones y leyes y que no están considerando ni remotamente el vender su fábrica.
Y esos preparativos de Corea del Sur por lo que pudiera suceder, se traducen en la apertura de plantas en suelo estadounidense o la gigantesca inversión de 470.000 millones para abrir el mayor centro de chips del mundo en Seúl.
Imagen de portada | Intel
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