Microproyector 3M MPro150: análisis a fondo (y II)

El pequeño proyector 3M MPro150 sorprende por la sencillez de su línea y diseño al mismo tiempo que por el compendio de características y prestaciones que es capaz de ofrecer, tal y como ya comprobamos en un completo análisis previo.

Asimismo, la sencillez que implica su manejo no podía por menos que ir en consonancia con el conjunto del dispositivo, el cual se erige como una de las mejores herramientas dentro del campo de los “proyectores de bolsillo”. Y para muestra, nada mejor que un breve vídeo explicativo donde comprobar el buen funcionamiento del equipo.

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Interfaz

Tras el arranque del microproyector, una serie de iconos hacen acto de presencia para descubrirnos las diferentes utilidades a realizar de un modo organizado. Documentos, hojas de cálculo, presentaciones y documentos PDF aparecen clasificados con sus respectivos iconos identificativos para un acceso más inmediato.

El control de la misma se realiza con el control de navegación situado en la parte superior del dispositivo, por lo que el desplazamiento, además de los botones de acceso a los menús, donde se muestran los archivos con su tamaño.

No obstante, y como un pequeño aspecto que redunda en la facilidad de manejo, tendremos un apartado en el que encontraremos los archivos marcados como “Favoritos”. Una acción ésta tan sencilla como pulsar el botón de dirección izquierdo sobre el archivo en cuestión. De hacerlo en el sentido contrario accederíamos a menú de eliminación de ficheros, con la pertinente pregunta de confirmación.

Por otro lado, los controles direccionales superior e inferior hace referencia directa al volumen de la música reproducida, bien directamente de archivos MP3 o incluidas en presentaciones.

Todo ello completado con un sencillo administrador de archivos donde tendremos acceso a todos y cada uno de los archivos almacenados en la memoria, tanto interna como en la tarjeta microSD, independientemente del tipo de fichero que sea. El menú correspondiente a la configuración del aparato es tan simple y parco en opciones que no merece mención especial.

Visionado

</p><p>Si bien el ambiente ideal para una perfecta visualización del contenido proyectado es en la más absoluta oscuridad, la potencia de la lámpara del minúsculo aparato permite un <strong>aceptable visionado de los diferentes tipos de archivos en salas con iluminación natural exterior</strong>. Aunque, como es evidente, hay que jugar con la cercanía o lejanía del dispositivo frente a la superficie de proyección.</p>

La compatibilidad, ya comentada, con los archivos de tipo ofimático y PDF la complementa el visor Picsel Viewer, que es el encargado de la reproducción y ampliación de secciones de un documento a través de las funciones de zoom que incorpora.

Autonomía y otros aspectos

La propia interfaz del 3M MPro150 muestra la carga de la batería, la cual está estimada en una duración máxima de 2 horas. No obstante, las pruebas intermitentes a las que hemos sometido el dispositivo, nos hace sospechar que este tiempo indicado por el fabricante puede tratarse de una mera recomendación, ya que la batería se muestra completamente cargada desde un principio, esperando que no se trate de un error del firmware.

Además de la lámpara, el ventilador que proporciona refrigeración al interior del proyector durante su funcionamiento se trata de un componente electromecánico que consume energía, aunque su comportamiento parece responder a un sensor de temperatura integrado que lo activa a demanda.

Lo peor de este aspecto, sin duda alguna, es el ruido que emite al máximo de revoluciones, lo cual puede resultar molesto de reproducir algún fichero de audio desde los pequeños altavoces estéreo incorporados. Su potencia de tan sólo 0.5 vatios es más que suficiente para una pequeña sala de conferencias, aunque en algunas ocasiones a máximo volumen el sonido puede resultar ligeramente distorsionado.

A destacar

No podemos dejar pasar el hecho de que se trata de uno de los microproyectores más completos hasta la fecha, no sólo por sus posibilidades, sino por el añadido de poder funcionar de forma totalmente autónoma, pudiendo llevar en una sencilla bolsa de transporte el proyector con la documentación a ser expuesta. Su ligereza y facilidad de uso completan el conjunto de virtudes que destacan por encima cualquier otra cosa.

A mejorar

Algo que nos ha llamado poderosamente la atención es la dificultad para insertar y extraer la pequeña tarjeta de memoria microSD, teniendo incluso que llegar a forzar el chasis para conseguir cualquiera de los dos objetivos.

La botonería resulta en ocasiones bastante resistente a las pulsaciones, por lo que de estar colocado el proyector sobre el trípode de brazo articulado que le acompaña, dos son los finales posibles: una molesta vibración de la imagen proyectada o el vencimiento de alguna de las patas del trípode que termine por desestabilizar el dispositivo, llegando incluso a caer.

La bolsa de transporte se queda pequeña en caso de tener que llevarnos alguno de los accesorios del proyector, ya sean cables, trípode, etc. Los 380 euros, aunque posiblemente justificados dada la calidad del producto, bien podrían dar para un mejor y más completo embalaje de transporte, independientemente de la bolsa que ya incorpora.

En Xataka Móvil | Microproyector 3M MPro150: análisis a fondo (I).
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