Triunfar en el mercado de los smartphones no es una tarea nada sencilla. Samsung lidera el sector con una amplia gama de terminales, desde los más sencillos hasta los más punteros, frente a un Apple con un catálogo mucho más reducido. Pero hoy no nos vamos a meter en peleas entre marcas, hoy queremos enfrentar a dos dispositivos de la propia Samsung: el Galaxy S8+ y el Galaxy Note 8 recién presentado.
Hace unos años las dos familias estaban bien diferenciadas, siendo el Galaxy Note de turno la opción para los que buscaban una pantalla más grande que la del Galaxy S. Con la aparición de una segunda versión de los Galaxy S la diagonal de la pantalla se acercaba, hasta las 0,1 pulgadas escasas que separan los Galaxy S8+ y Galaxy Note 8. Hay más similitudes entre los dos terminales, pero el concepto o el objetivo de cada creación es distinto.
Especificaciones: la cámara es la gran novedad
Aquellos que piensen que por el lado de las especificaciones los Samsung Galaxy S8+ y Galaxy Note 8 se asemejan bastante tienen razones de sobra para sostener su afirmación. Empezando por la pantalla, nos encontramos con un tamaño prácticamente calcado, mismo panel y misma resolución. Esa similitud sigue en el procesador, que dependiendo del mercado será un Exynos 8895 o un Qualcomm Snapdragon 835.
Pero lo cierto es que más allá de la pantalla y el procesador empezamos a ver como el Galaxy Note 8 se va a quedar con la bandera de ser el mejor smartphone de Samsung hasta la fecha. Lo primero es que vemos un paso adelante en cuanto a la memoria RAM y sobre todo, la esperada llegada de la doble cámara a la marca coreana, cuya ventaja principal es la misma que en el iPhone 7 Plus (entre otros): efecto bokeh y "zoom óptico" de dos aumentos.
Diferencias hay también evidentemente en el tamaño y el peso, aunque son las mínimas e imprescindibles por el ligero mayor tamaño de la pantalla y algo que puede llamar la atención: una batería con menor capacidad que la del Galaxy S8+, de 3.300 mAh. Podríamos pensar que en Samsung han sido cautelosos para no repetir el fiasco del Galaxy Note 7, pero también hay que tener en cuenta el S-Pen al que hay que hacer hueco.
Distinto concepto, distinto público
Ahora, si nos alejamos de lo que son las especificaciones puras y duras y nos vamos al concepto o la idea con la que Samsung diseña y fabrica uno y otro teléfono, las diferencias entre ambos son mayores. Y es que no vamos a decir que todo, pero sí casi todo gira en torno al S-Pen en el Galaxy Note 8. De hecho las curvaturas laterales de su pantalla son menores, ofreciendo más superficie plana para usarla con el lápiz.
El Samsung Galaxy Note 8 es un smartphone orientado a la productividad y si no fuese por la nueva cámara doble podríamos decir que quien no tenga intención de usar su lápiz debería adquirir un Samsung Galaxy S8+ y ahorrarse unos 200 euros de diferencia. Ambos modelos cuentan con compatibilidad con DeX para usar el móvil como si de un PC se tratase, por lo que las principales diferencias están en las mencionadas, la cámara y el lápiz.
Como decíamos, la aparición de la doble cámara que muchos esperábamos en el Galaxy S8+ será lo que lleve a muchos usuarios que no piensen en la productividad o en el S-Pen hasta el Galaxy Note 8. Siendo ambos casi del mismo tamaño, muchos querrán disfrutar del efecto bokeh con el que permiten jugar los dos sensores de 12 megapíxeles con distinta apertura, pudiendo jugar con el desenfoque una vez obtenida la foto.
Por tanto, puede parecer que nuestros protagonistas son muy similares, que el Galaxy Note 8 le restará ventas al Galaxy S8+, pero más allá de la diferencia en precio, el público al que se dirigen es distinto, con el foco puesto en la productividad (gracias al S-Pen) en el recién estrenado smartphone. Y si alguien sigue creyendo que son demasiados similares solo tenemos que hacer memoria, ¿no se parecían más el S7 edge y fallido Note 7? Probablemente sí.
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