No cabe duda de que todos los asuntos relacionados con las marcas y los tribunales son interesantes. Nos ayudan a aventurar qué decisiones se toman en sus oficinas y, sobre todo, cuáles influyen en los caminos de las demás. Y cuando hablamos de Apple y Samsung, sus caminos se encuentran demasiadas veces pues se trata de dos empresas de tamaño monstruoso, con múltiples intereses en áreas comunes.
Curiosamente, nos encontramos ante este artículo no para comentar un nuevo juicio en ciernes por lo clásico, infracción de patentes, sino para anunciar que un juez pretende revertir la última decisión tomada. Una situación que sin duda tendrá precedentes pero que no por ello es menos curiosa. Una juez ha ordenado que se repita un juicio que ha durado más de cuatro años. Vuelta a empezar.
De 1.000 millones a 400 millones, y vuelta a empezar
Hay que remontarse al año 2012 para empezar a ver movimientos en este juicio, con la sentencia por infracción de patentes que condenaría a Samsung al pago de una importante suma. Un pago que fue aplazado porque los coreanos recurrieron el caso a instancias superiores. Lo que entonces fue una condena por más de 1.000 millones de dólares se redujo tiempo después, y ahora podría quedar en suspenso.
Aquella primera condena se saldó en diciembre del año 2015, cuando otro tribunal condenó a Samsung al pago de 548 millones de dólares, cantidad que se pagó llegado el momento y que ya forma parte de la historia de los juicios entre ambas empresas. Pero se abre un nuevo capítulo con una nueva resolución sobre la última sentencia.
La juez Lucy Koh ha dictaminado este fin de semana que hace falta un nuevo juicio, aproximadamente 10 meses después de que se volviese a fijar una multa de 400 millones de dólares, incluso más reducida que la original que ya fue abonada por Samsung. Según la juez, la sentencia de la Corte Suprema de los Estados Unidos resulta demasiado amplia, y ha ordenado comenzar todo desde el principio.
El Tribunal considera que las instrucciones del jurado otorgadas en el juicio no reflejaban con exactitud la ley y que las instrucciones perjudicaban a Samsung al impedir que el jurado considerara si el artículo de fabricación pertinente ... era algo distinto de todo el teléfono.
Así pues, todo vuelve a comenzar. De igual forma que Sísifo no ceja en su empeño imposible de evitar que la piedra que carga ruede de nuevo montaña abajo, el juicio entre Samsung y Apple no tiene visos de acabar pronto. De los 1.000 millones de dólares iniciales ya vamos por 400 millones, y todo sigue beneficiando a Samsung, que tendrá ahora una nueva oportunidad para tratar de demostrar que no hubo tan infracción. O que, como poco, fue mucho menor de la dictaminada en primera instancia.
Vía | VentureBeat
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