Del Galaxy Note al Galaxy Note 8: así ha sido la evolución de la saga Note

El Samsung Galaxy Note 8 ya es una realidad. Tras meses de expectación por lo acontecido con su predecesor, rumores y quinielas sobre las posibles especificaciones con las que Samsung podría dotar a su nuevo buque insignia, al fin lo tenemos entre nosotros y desde luego no nos ha defraudado.

Siete son con este nuevo integrante el número de Galaxy que forman la familia Note y desde el primero de ellos, el primigenio Samsung Galaxy Note presentado allá por 2011, ha habido toda una evolución, aunque eso sí, ahora los Galaxy Note ya no nos parecen teléfonos tan grandes como por aquel entonces cuando se estilaban las pantalla de 3.5 pulgadas como la del iPhone 4. Vamos a hacer un repaso por toda la gama Note para ver cómo ha sido la evolución de este gigante coreano durante sus siete años de vida.

Samsung Galaxy Note: el primogénito

En el verano de 2011 nació este pequeño "monstruo" que como decíamos, con sus 5,3 pulgadas de diagonal encajaba bastante mal en un mercado donde las 3,5 pulgadas era la media estandarizada. Además de un tamaño desmesurado para muchos, el Note primigenio llegaba con otro añadido que parecía no tener tampoco mucho encaje en el mercado de aquella época.

Este añadido no era otro que el S-Pen, su lápiz óptico, algo que parecía haber sido enterrado del mercado móvil tras el mítico «Who wants a stylus?» de Jobs en 2007. Pues no, el Samsung Galaxy Note llegó con su S-Pen y como veremos a continuación, lo hizo para quedarse, ya que a pesar de que no fuera "tendencia" el terminal consiguió vender nada menos que 10 millones de unidades en sus primeros meses en el mercado.

Samsung Galaxy Note II: el banco de pruebas

Parece que como hemos visto según los resultados, a Samsung no le salió del todo mal la jugada con este Goliat de los móviles y un año después llegó la confirmación con el nacimiento de su orgulloso sucesor, el Galaxy Note II. Y es que Samsung no solo repitió concepto, sino que subió la diagonal hasta las 5,5 pulgadas (aunque eso sí, sin aumentar la resolución) y por supuesto, el S-Pen se mantuvo como fiel escudero del buque insignia coreano.

Este terminal fue una especie de banco de pruebas para Samsung, pues en él se introdujo por primera vez un procesador Exynos propio, se elevó la RAM a los 2 GB y ahora el S.Pen permitía una mayor interacción y contaba con más funcionalidades. Todo esto compuso un teléfono que innovador que consiguió alcanzar los 30 millones de unidades vendidas en un año.

Samsung Galaxy Note 3: la confirmación de un concepto

Con dos antepasados que sentaron cátedra, las expectativas puestas en un nuevo Note eran muy altas. Si bien es cierto que el terminal vendía pese a su elevado precio, algunas de sus características no eran del todo coherentes con su valor en el mercado (por ejemplo los acabados en plástico). Así bien Samsung optó por dotarlo de un aspecto premium compuesto por una trasera que emulaba cuero y marcos metálicos.

Además de darle una mejora de "chapa y pintura", el Galaxy Note 3 ya era un modelo en el que la compañía destinaba todos sus avances en componentes y especificaciones, así que en él ya vimos un Snapdragon 800 y Exynos 5420 con 3 GB de RAM y una cámara que alcanzaba los 13 megapíxeles. Con todo esto, el teléfono confirmó un concepto que consiguió vender otros 30 millones de unidades en un año de vida.

Samsung Galaxy Note 4: poca innovación

En otoño del 2014, con el concepto de las pantallas grandes ya casi asentado en el mercado, llegó el Samsung Galaxy Note 4. Con este teléfono Samsung repitió la fórmula de darle al diseño un toque premium y aunque mantuvo esa trasera con imitación al cuero, llegó el cuerpo metálico que se mantendría en modelos posteriores.

Pese a las mejoras en diseño con la elevación también de la diagonal a 5,7 pulgadas y la inclusión de una cámara de 16 megapíxeles, el Galaxy Note 4 quizás fue el más insulso de todos los Note vistos hasta la fecha. Quizás Samsung tendría que haber enfocado más sus esfuerzos en traer al mundo un Note 4 más brillante antes que lanzar un experimento fallido como el Galaxy Note Edge. Pese a todo el Note Edge consiguió vender 630.000 unidades, una cifra nada deleznable para una edición limitada.

Samsung Galaxy Note 5: (casi) nada nuevo bajo el sol

Vamos hasta 2015, año en el que Samsung presenta por primera vez uno de sus Note fuera de la IFA. El Samsung Galaxy Note 5 nació en agosto y aquí sí (al fin) dice adiós al sucedáneo de cuero para lucir un cuerpo metálico con una línea casi idéntica a la del Samsung Galaxy S6.

Pero además de una línea de diseño inspirada en el Galaxy S6, el Note 5 compartía otras características con dicho terminal (4 GB de RAM, pantalla QHD de 5,7 pulgadas, cámara de 16 megapíxeles), algo que le hacía carecer del protagonismo al que nos tenía acostumbrados, así que se volvió a repetir la misma historia que con el Note 4. Ahora a Samsung le tocaba enmendarlo con el Galaxy Note 7 pero, como dicen los adeptos del clickbait, no creerás lo que pasó después...

Samsung Galaxy Note 7: el Note maldito

Samsung tenía la oportunidad perfecta para hacer resurgir a un Note que llevaba un par de generaciones bien posicionado pero sin destacar demasiado, y por ello trajo al mundo al flamante Galaxy Note 7. Este teléfono tenía todo lo que necesitaba para comerse el mundo: 5,7 pulgadas, diseño impecable, potencia, su S-Pen y autonomía, una autonomía que le condujo al abismo.

Y es que el Galaxy Note 7 acaparó muchas portadas, pero ninguna de ellas por algo bueno sino por las explosiones provocadas por unas baterías defectuosas y una fabricación apresurada. Finalmente, Samsung retiró el terminal del mercado y a pesar de los intentos de reacondicionar unidades y venderlas en mercados secundarios, el Note 7 siempre será recordado por estos acontecimientos.

Galaxy Note 8: ¿el mejor Note?

Ya hemos visto cómo ha evolucionado la familia Note desde de su nacimiento en 2011 y también, cómo perdió peso tras todo lo sucedido con el Note 7 y sus baterías defectuosas. Ahora toma el relevo generacional un musculoso Galaxy Note 8 del que esperábamos mucho y ha cumplido con creces.

El nuevo buque insignia vuelve acompañado de una pantalla, como siempre Super AMOLED, pero que lleva la resolución hasta QHD+ (3200×1800 píxeles). Por supuesto no podía faltar la presencia de su inseparable S-Pen, compañero de fatigas desde sus ancestros. La batería disminuye de tamaño, en parte para prevenir errores pasados y la potencia se adjudica una RAM de 6GB.

Samsung vuelve pisando fuerte y con toda la maquinaria funcionando a repoblar una saga que, tras siete generaciones, se ha convertido en emblemática para el mundo de la tecnología y sobre todo, a devolvernos el buen sabor de boca que perdimos el pasado verano al ver cómo caía su Note 7.

Tabla comparativa de características

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