Como ocurrió con el Samsung Galaxy S4, la sombra de la manipulación del hardware para mejorar benchmarks, está por encima del último teléfono importante de la casa, el Samsung Galaxy Note 3. Sin entrar a valorar lo realmente importante que son los benchmarks para considerar un teléfono mejor o peor, está claro que a todos les gusta presumir de que han desarrollado el mejor hardware.
Lo que no hace un favor demasiado grande a los fabricantes es que se pongan a jugar con el funcionamiento de sus procesadores para conseguir mejores puntuaciones, ya que podemos interpretar que ese no será el funcionamiento normal del dispositivo. Se trata de una postura para salir mejor en la foto, ya que entendemos que si se usara continuamente, nuestra batería duraría bastante poco.
Con el Samsung Galaxy Note 3 en el microscopio, páginas especializadas como Ars Technica están descubriendo algunos trucos repetidos en el pasado. Resumiendo, el comportamiento de los núcleos se altera al detectar que una prueba de benchmark en concreto va a probar sus posibilidades.
Sus pruebas están realizadas con la versión del Note 3 que se vende en Estados Unidos, aquella que cuenta con un Qualcomm Snadpragon 800. El hardware es fantástico, los números que consiguen son de record, pero llama poderosamente la atención que consiga un 20% más de rendimiento que un LG G2. Sí, sabemos que hay dos versiones del chipset, pero no creemos que haya tanta diferencia.
El comportamiento normal del teléfono cuando está en reposo es que tres de sus cuatro núcleos se desconecten, y el cuarto, se ponga a funcionar en modo “tranquilo”, a 300MHz. Justo al momento de cargar alguna de las aplicaciones de benchmarks supuestamente reconocidas por el sistema, todos los núcleos se ponen activos y se fijan a la máxima frecuencia. Lo podéis ver monitorizado en la siguiente imagen:
La idea es que el comportamiento del hardware con un benchmark sea el mismo que con una aplicación normal, que se adapte a lo que vaya ocurriendo, no que se predisponga a funcionar a tope antes de empezar la prueba.
Habiendo entendido el funcionamiento, los chicos de Ars Technica deciden modificar nombres en el paquete de la aplicación, de forma que el Note 3 no la reconozca en la lista de benchmarks. Lo hacen con Geekbench 3, y los resultados pasan a ser más parecidos a los del LG G2, además de que los núcleos no se predisponen a funcionar a tope al arrancar la aplicación:
La respuesta oficial de Samsung que esperamos es la misma que con el Samsung Galaxy S4, y que nos parece que también tiene su lógica: no es que estén preparados para mejorar benchmarks, en general hay aplicaciones que necesitan el 100% del funcionamiento del hardwre, como S Browser, la galería, cámara, o el reproductor de vídeo. Samsung las reconoce y se prepara para dar el mejor rendimiento.
Estamos ante una situación que puede parecer nueva en la industria – sí en dispositivos móviles – pero que se convirtió en habitual en el mundo de los PCs y tarjetas gráficas. Fabricantes como Nvidia o ATI empezaron a jugar con los drivers para obtener los mejores resultados. El final de todo esto es que termina restando importancia a este tipo de pruebas.
Como curiosidad, Philip Schiller, vicepresidente de marketing de Apple, ha compartido la noticia original en su twitter, en tono de broma. Conociendo como se las gastan, esperamos una respuesta de Samsung al respecto.
shenanigans http://t.co/30FoQDfNw0
— Philip Schiller (@pschiller) October 1, 2013
Vía | Ars Technica
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