StingRay: el arma secreta de la policía de EEUU para localizar cualquier teléfono

StingRay: el arma secreta de la policía de EEUU para localizar cualquier teléfono
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Aunque StingRay es una palabra que se usa para referirse a un pez raya, también tiene un significado diferente: es la denominación genérica con la que se conoce a un dispositivo de vigilancia que algunas autoridades estadounidenses, entre las que se incluye el FBI, están utilizando para obtener más información de los móviles de distintos sospechosos... y también de mucha más gente, por lo que llevan tiempo siendo fuente de polémica.

En esencia, un stingray es un dispositivo diseñado para hacerse pasar por antena de telefonía. De esta forma, todos los teléfonos móviles de la zona se conectan a él y envían información que, en lugar de ir directamente al operador, pasan antes por la policía. Para que esto ocurra no hace falta que se haga llamada alguna desde el terminal: éste, automáticamente y sin que el usuario haga nada, intentará conectarse, dejando la puerta abierta a las autoridades. ¿Su precio? Sobre 75.000 dólares por el hardware, a los que habría que sumar varios miles más por el software.

¿Para qué puede ser útil un stingray? Uno de sus posibles usos ya lo vimos el pasado mes de enero, cuando comenzaron las protestas en Ucrania: simplemente paseando con uno de estos dispositivos por una determinada zona, podemos hacer un inventario de todos los teléfonos cercanos. Todo esto queda registrado, pudiendo acceder a una lista de terminales y después proceder a la acción que se desee (en el caso de Ucrania, enviar SMS amenazando a manifestantes).

Localización extremadamente precisa

Sin embargo, una de sus utilidades más importantes es el poder localizar, con exactitud, dónde se encuentra un determinado móvil. En estos casos, y una vez detectado el teléfono de interés, el sistema mide la intensidad de la señal. Después, se mueve y realiza mediciones similares. Con todos los datos obtenidos, y mediante triangulación, es capad de decir exactamente dónde se encuentra un determinado terminal.

Hasta tal punto funciona este sistema que se puede detectar con precisión en qué habitación está. En ArsTechnica nos hablan de un caso donde se utilizó un stingray en 2008: alguien violó y robó el teléfono a una mujer. La policía de Tallahassee instaló una de estas antenas falsas en uno de sus coches y se puso manos a la obra para buscar el identificador IMSI correspondiente al terminal (previamente facilitado por la operadora, que además les indicó el área general donde buscar).

Stingray

Cómo funciona un Stingray (fuente: WSJ)

La policía no tardó en dar con el edificio donde el sospechoso se estaba alojando, pero ¿en qué habitación se encontraba? Los agentes optaron entonces por un stingray de mano y se pusieron a recorrer las distintas plantas del edificio en cuestión. Un poco después, el sistema les apuntaba sin ninguna duda a la habitación 251. Efectivamente, allí estaba el criminal. El policía al mando de la investigación reconocía después en el juicio que había usado un stingray en "200 o más" investigaciones (recordemos: hablamos de 2008) y que funcionó en todas con un 100% de exactitud.

Aunque este nivel de precisión no significa que sea una tecnología sencilla de usar. En la transcripción del juicio de este caso, el inspector reconocía que encontrar el edificio no fue tarea fácil. Durante el día no consiguieron dar con él y tuvieron que esperar a la noche, con menos interferencias en el ambiente. Como él mismo decía, esto puede ser un problema si la batería se agota antes de que se consiga dar con la localización del teléfono.

Privacidad, la polémica

Si echáis un vistazo a la transcripción del juicio que acabamos de comentar, algo llama la atención: las declaraciones de la parte en la que se habla de intercepción de señales móviles se produjeron a puerta cerrada. Supuestamente, los fabricantes del dispositivo firman con la Policía acuerdos de confidencialidad que les impiden hablar en público de cómo funciona el equipamiento que están utilizando. Las autoridades aprovechan esto para utilizarlos en las operaciones sin orden judicial alguna. ¿Qué significa esto? Que pueden usarlo sin restricción, en cuanto lo consideran conveniente para ayudar a una investigación. Inicialmente, estaba previsto que estos sistemas sólo se usaran en casos de terrorismo, pero ya vemos que no es el caso.

Otra de los posibles problemas de esta tecnología en lo que respecta a privacidad es que, si bien su principal uso es localizar dispositivos, también pueden interceptar otros datos que éstos producen, como llamadas o mensajes. El FBI asegura que, si bien esto es posible, ellos sólo lo usan para realizar seguimientos. Además, claro está, permite realizar "barridos" masivos y recopilar datos de otros usuarios que no tienen que estar necesariamente involucrados en cada investigación.

De esto precisamente se quejaban el año pasado en la Electronic Frontier Foundation, que exige supervisión judicial para el uso de estos dispositivos. Esto mismo quiere también la organización American Civil Liberties Union (ACLU), que este mismo mes solicitó a la Policía de Sarasota información sobre cómo utilizaban los stingrays. ¿El resultado? Antes de que a las autoridades locales les diese tiempo a hacer públicos los documentos, obligados por ley, los U.S. Marshals se los llevaron. "Los federales están trabajando duro para bloquear la publicación de esta información en público", aseguran desde la ACLU.

En Estados Unidos, como vemos, el uso de estos dispositivos parece estar a la orden del día, aunque las autoridades (ya bien sea por contrato o por interés) intenten ocultarlo. Sólo en California, al menos siete agencias reconocen utilizarlo. Algunos jueces, precisamente, se han quejado de todo el secretismo que rodea a este asunto. ¿Y fuera de Estados Unidos? Por ahora es un misterio y no se sabe qué otros países o cuerpos policiales lo utilizan, pero viendo lo que ha ocurrido en Ucrania, no parece descabellado pensar que se trate de una tecnología muy extendida por medio mundo.

En Xataka Móvil | Así se está usando el teléfono móvil como herramienta (y arma) en las protestas de Ucrania

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