Hace unas horas se conocían las nuevas previsiones de Sony en cuanto a ingresos anuales para 2014. La empresa nipona ha dado la sorpresa negativa con unas modificaciones que estiman unas pérdidas de alrededor de 1.600 millones de euros.
La cifra, según sus responsables, se debe a su división de móviles, cuyos ingresos "sobreestimaron" considerando que la negocio de smartphones y tablets crecería mucho más de lo esperado. Ahora reconocen que no será así, y ya están pensando en un replanteamiento de su estrategia. ¿Qué falla?
Pues lo que parece haber fallado ha sido algo que no suele hacerlo: la diversificación. Sony se había centrado especialmente en las gamas altas, pero su gama de producto quiso atraer también a las gamas medias y de entrada. La estrategia por lo visto no le ha salido nada bien. Esa apuesta parecía coherente el año pasado, cuando el negocio de los móviles fue según The Wall Street Journal el que más contribuyó a las ventas en la compañía.
Los fabricantes chinos le aguan la fiesta a Sony
Si bien es cierto que la compañía ha logrado situarse entre las referencias del mercado con su gama alta de terminales Xperia, eso no parece haberse correspondido con las ventas de unos dispositivos que han sido mucho más limitadas de lo que esperaban los directivos de Sony.
De hecho, no solo ha ocurrido en el segmento de la gama alta, sino también en gamas media y de entrada en las que parecía que Sony quería también entrar con fuerza. Así parecían demostrarlo lanzamientos como los de los Sony Xperia T2 Ultra y Sony Xperia E1, con los que Sony comenzaba un camino arriesgado hacia la venta de terminales con márgenes muy bajos.
Esa estrategia no le ha funcionado al gigante japonés de la electrónica, que ha detectado "un cambio significativo en el mercado y en el entorno competitivo del negocio de la movilidad" como principal causa de sus ambiciones frustradas.
Los principales responsables de ese fallido intento por tratar de competir en las gamas de entrada son los fabricantes chinos locales -e incluso algunos occidentales, como Motorola con sus Moto G y Moto E-. En esencia el problema es el mismo al que se enfrenta a una Samsung que últimamente se tambalea. La cuota de mercado de este fabricante sigue siendo impresionante, pero los avances de otras marcas como Xiaomi, Oppo o una Huawei a la que la ha ido especialmente bien no ha facilitado el camino de las grandes.
¿Adiós a mercados emergentes?
La estrategia de Sony pasa ahora por "reducir el riesgo y la volatilidad, y ofrecer beneficios estables". Eso significa que con toda probabilidad Sony reducirá su atención a las gamas medias y de entrada y se centrará en su familia de dispositivos de gama alta, que hace poco se ha renovado con los nuevos Sony Xperia Z3 y Sony Xperia Z3 Compact.
Puede que efectivamente esa sea una buena idea. El lanzamiento de Android One en India esta semana ha confirmado las intenciones de Google en su conquista por los mercados emergentes, y los fabricantes que han comenzado a unirse a la iniciativa (Micromax, Karbonn, Spice) llevan tiempo dominando un modelo de negocio en el que Sony no parece encontrarse muy ducha: la de los márgenes ajustados.
El fracaso en esa estrategia ha provocado un descalabro económico (la previsión de pérdidas anterior era de 466,3 millones de dólares, frente a los 2.150 de los que hablan ahora) que ya ha tenido la primera consecuencia, evidente y triste: la reducción de su plantilla en la división móvil. 1.000 de los 7.100 empleados de Sony dedicados a este terreno dejarán su puesto antes de que termine el año fiscal, a mediados de marzo de 2015.
Más información | Sony (PDF)
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