Sony acaba de presentar el informe de su cuenta de resultados del trimestre y se confirma que la venta de sus móviles mantiene una preocupante tendencia a la baja que les ha obligado a reconsiderar las ventas globales que habían previsto para 2018.
Durante el último trimestre solo han vendido dos millones de teléfonos. Atrás quedó la época dorada de los teléfonos de Sony, cuando de Sony Ericsson pasó a ser Sony, hacia 2012 y hasta 2015, cuando empezó el declive en las ventas de los Xperia y de su departamento de tecnologías móviles en general. Un declive que continúa, hoy en día.
En 2014, Sony contaba con cifras bastante generosas de ventas: 40 millones de teléfonos vendidos que pasaron a ser 30 millones en 2015 para acabar suponiendo la mitad en 2016. 15 millones de dispositivos vendidos suponen una espectacular caída en ventas, pero al menos Sony seguía obteniendo beneficios de ello.
El movimiento de Sony fue inteligente: ya que estaba perdiendo presencia en el mercado, era lógico reducir también su catálogo, centrarse en los teléfonos de gama media hacia adelante e intentar sacar más margen de beneficio de cada teléfono producido, con menos inversión en publicidad o líneas de producción. Y les llegó a funcionar.
Una cuota de mercado cercana a la irrelevancia
El problema de la marca japonesa es que, poco a poco, sus números de venta le están acercando a la desaparición. Su último informe de resultados no permite ser muy optimista. Si en el mismo trimestre del año pasado vendía 3,4 millones de teléfonos, este trimestre se ha quedado en los dos millones, especialmente por la reducción de ventas en Europa y Japón.
La caída del 27% en ventas de dispositivos móviles de este trimestre respecto al del año pasado se traduce en unos ingresos de poco más de mil millones de dólares, muy lejos de los 3.200 millones de dólares del 2015, por ejemplo.
Las cifras son especialmente preocupantes cuando nos fijamos en su previsión de ventas para este 2018: Sony esperaba vender 10 millones de dispositivos y, con ellos, ganar más de 5.700 millones de dólares. Los malos resultados de este segundo trimestre les han obligado a ajustar su previsión: ahora esperan llegar a los 9 millones de unidades.
La pérdida de los dobles dígitos en ventas es un claro batacazo psicológico para una empresa que se ha especializado en mantener una línea conservadora en sus aspiraciones, pero también en su catálogo, con presentaciones de modelos poco arriesgados y movimientos lentos en cuanto a novedades.
Para conservar los beneficios, con este ritmo de ventas, no bastará con reducir sus propuestas de modelos a lo esencial y rascar el máximo margen de beneficio posible. Sony necesita urgentemente hacer algún tipo de movimiento más arriesgado que les saque de una estabilidad precaria que les acerca al abismo de la desaparición.
Vía | GSMArena
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