¿También sueles pelearte con tu iPhone porque se te llena el almacenamiento y después no sabes qué quitar para liberarlo? En mi iPhone 14 Pro ha terminado siendo un problema bastante molesto. Y al final decidí cortar por lo sano: conseguí liberar más de 7 GB sólo quitando las aplicaciones de mensajería y redes sociales. Y la cosa no terminó ahí.
Con el auge de la nube de almacenamiento no suelo tomar constancia del espacio que ocupan las aplicaciones en mi teléfono. Hasta que, obviamente, me salta el aviso de que me estoy quedando sin espacio, un mensaje de la muerte que termina implicando sacrificios. Y ahí que me fui, a ver qué podía sacrificar en mi iPhone. ¿SkyShowtime? Fuera. ¿Disney+? Ídem, prefiero tener el contenido sólo en la tablet. ¿La galería de fotos en local? Difícil decisión, igual que con el espacio que ocupan aplicaciones como Telegram.
A nada que uses las aplicaciones terminan engordando hasta el absurdo
Con la progresiva ampliación de los almacenamientos en el smartphone poco a poco fueron haciéndose más extraños los avisos de que el espacio está casi lleno. Incluso en la gama más accesible, que los 128 GB se convirtieron casi en un estándar. Y claro, con almacenamientos tan holgados los desarrolladores no ponen límite a los cachés de sus apps; lo que al final desemboca en decenas de gigas para aplicaciones que, en teoría, no deberían ocupar tanto. \
Dado que en el iPhone no se puede vaciar la caché de las aplicaciones como sí que ocurre en Android (me parece absurdo que Apple no lo haya implementado todavía), la única solución que hay para acabar con el almacenamiento de más que ocupan es eliminar dichas aplicaciones. Para ello hay que tomar una decisión:
- Acabar para siempre con su uso.
- Eliminar la aplicación del iPhone y volver a instalarla para que el almacenamiento ocupado empiece «de cero» (siempre ocupará espacio, tanto de la propia app como del caché).
- De existir la opción, se puede respaldar el contenido guardado en la nube quedando la aplicación como una puerta de acceso.
Tras analizar al detalle cómo se distribuye el almacenamiento ocupado en mi iPhone, tuve claro que mi principal problema es el streaming: no me gusta tener que andar descargando a cada momento lo que quiero ver o escuchar. Por eso Fotos me ocupa casi 50 GB (odio no tener en local mi galería), Música pasa de los 20 GB (subir a un avión y descubrir que no tengo música guardada es una frustración enorme) y Telegram llega a los 4,5 GB (mi carpeta de guardados es demasiado grande). Está claro que tenía que hacer algo.
El aviso de que no podía descargar un archivo porque mi iPhone estaba lleno lo consideré un ultimátum: tocaba ponerse manos a la obra; así que valoré los pros y los contras de eliminar aplicaciones y respaldos locales para terminar decidiéndome por:
- Adiós a las apps de streaming que menos uso en el móvil. SkyShowtime, Amazon Prime, Disney+, Filmin... Se quedan en el iPad.
- Eliminé el contenido descargado en Netflix, Movistar Plus+ y HBO Max.
- Borré de Telegram toda la caché, así da gusto. 3,7 GB más para mí.
- Tu turno, WhatsApp. No es tan fácil como en Telegram, pero también permite liberar la caché sin demasiada complicación. «Seleccionar todo» en los archivos de más de 5 MB, «eliminar» y un giga más para mí.
- Llegan las decisiones importantes. ¿Fulmino mi biblioteca offline de Música? Son 23 GB más, así que adelante. Escucharé por streaming y ya me apañaré cuando pille el siguiente avión (se me olvida fijo).
- Y la decisión más dura: los más de 47 GB de Fotos. Valoré pros y contras de tener la galería sólo en iCloud y al final decidí que no, prefiero no andar descargando cada foto y vídeo cuando quiera verlas en el iPhone (aunque me apunto una limpieza de capturas y contenido que no necesite para algún día). Con Google Fotos sí que lo hago así, tanto en iPhone como en Android.
- Después elimino las apps que no uso demasiado y que también me ocupan bastante espacio. Son unos 5 GB más, que buenos son.
Tras todo el proceso de valoración y acción he acabado con 29 GB más sin sacrificar en exceso mi uso. Seguramente tenga que repetir el proceso cuando vuelva a llenarse mi móvil, pero ya será problema del Iván del futuro. Y es una buena lección: solemos dejar que nuestros móviles se llenen de aplicaciones que ocupan el espacio de manera absurda. Cuanto más revisemos que todo funciona correctamente mejor.
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