Con la carga rápida se disminuye de manera drástica el tiempo necesario para revivir un móvil, pero con dicha carga también se reduce la vida útil de la batería. No de forma dramática, pero sí va socavándose la capacidad debido al mayor estrés que sufren sus componentes. ¿Quieres conocer las distintas formas que hay de reducir la carga rápida?
Aprovechar la carga rápida incluida en los teléfonos actuales es una excelente idea si necesitas el móvil y tienes poco tiempo para cargarlo, pero revivirlo a diario con dicha carga termina reduciendo la capacidad máxima de la batería a mayor velocidad. No es algo que normalmente se note en la vida media de un smartphone, pero termina siendo clave para la salud de su componente principal, la batería. Y hay diversas maneras de reducir la carga rápida para así colaborar en una menor degradación.
Si no vas a usar el móvil en horas aprovecha para cargarlo lento
La carga rápida ha ido evolucionando de los 10 W hasta los más de 100 W que han estrenado recientemente diversas marcas, como Xiaomi, OPPO y Realme. Este aumento en la potencia de recarga supone una drástica reducción en los tiempos: si antes necesitábamos más de hora y media para revivir un móvil del 0 al 100 % ahora hace falta poco más de media hora. La ventaja es notable ya que puede 'salvarles la vida' a quienes sólo tienen unos minutos para enchufar el cargador: la carga rápida asegura horas de uso con unos minutos en el enchufe.
Más allá de las ventajas para el usuario, está demostrado científicamente que la carga rápida termina degradando la batería a mayor velocidad. Resulta lógico ya que, al elevar el voltaje y amperaje durante el proceso de recarga, los componentes internos de la batería sufren un mayor estrés. Dicho estrés reduce paulatinamente la capacidad máxima del componente, un proceso de degradación constante que no tiene por qué afectar negativamente a corto plazo.
Dado que la gran velocidad de carga carece de sentido si no vas a necesitar el teléfono en horas (porque lo recargas mientras trabajas o durante la noche, por ejemplo), limitar la carga rápida ayudará a que su batería se degrade en menor medida. Y hay distintas maneras.
- Conecta el móvil al USB del ordenador. Si trabajas durante horas delante del ordenador puedes aprovechar para cargar el móvil conectándolo a un USB libre. Esto garantiza una carga lenta (lo más habitual son 2,5 W). Incluso puedes mantener el puerto USB activado si apagas el ordenador.
- Limita la carga rápida desde los ajustes de tu móvil. Hay marcas que permiten limitar la carga rápida desde la configuración de batería. Es el caso de muchos móviles de Samsung, por ejemplo: accede a sus ajustes y desactiva la carga rápida cuando no la quieras usar.
- Utiliza un cargador que no sea rápido. Un cargador rápido negocia la entrega de carga con el móvil para enviarle en todo momento la que más necesite. Por tanto, si utilizas un cargador que no se acomode a los requerimientos del teléfono este terminará entregando la carga mínima, normalmente 5 W. Recuerda: utiliza siempre un buen cargador.
- Cambia el cable USB. Para que exista la carga rápida el cargador y el teléfono deben entenderse para que los limitadores adapten el flujo de carga a los requerimientos, pero el cable también es importante. Por lo general, puedes limitar la carga rápida cambiando el cable original por otro USB: el cargador limitará automáticamente la carga, normalmente al mínimo. Eso sí: igual que en el consejo anterior, utiliza siempre un cable USB de calidad.
- Usa la carga inalámbrica si dispones de ella. La carga Qi es un estándar que cada vez tienen más teléfonos, al menos en la gama más alta. Esta carga inalámbrica suele entregar un menor flujo de voltios y amperios (lo habitual son entre 5-10 W, aunque el estándar Qi llega a los 15 W), por lo que siempre será más lenta que un cargador rápido (al menos mientras no se utilicen cargas inalámbricas de 65 W, como las de OPPO). Poner el móvil a cargar en una base inalámbrica suele alargar la vida útil de la batería, incluso pese a que pueda sufrir un mayor calentamiento.
La carga rápida no es mala de por sí para el teléfono ya que aumenta la comodidad del usuario, un hecho que termina redundando en la experiencia positiva. Y, dado que las baterías son cada vez más grandes, notar una disminución de capacidad provocada por el estrés de los componentes puede ser cosa de más de dos o tres años, una media que suele superar lo habitual para un teléfono. Como con todo, conviene valorar los pros y los contras para hacer el mejor uso de nuestro teléfono.
Por contra, utilizar siempre la carga rápida no resulta necesario ya que habrá ocasiones en las que no se vaya a utilizar el teléfono en horas. Entonces, ¿por qué no tenerlo en cuenta y cargarlo de forma más lenta durante dichas ocasiones? Es un pequeño gesto que colabora en prolongar la vida útil de la batería.
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