Cuando vuelvo a casa por Navidad me toca solucionar los problemas con el móvil de mi familia: esto es lo que siempre miro primero

Después del 'ya era hora de que vinieras, hija' y el 'hasta cuándo te quedas', llega la frase de rigor: 'cuando tengas un rato échale un ojo a mi móvil que está raro'. Por supuesto, nunca han hecho ni tocado nada, pero algo pasa que ese teléfono ya no está como antes. El problema a veces no es tanto dar con la solución sino encontrar el problema... si es que es un problema, porque a veces una actualización automática que añada una nueva función o cambio en el diseño puede ser lo nuevo.

Buscar fallos con los ojos cerrados tiene su aquel y puede llegar a desesperar, pero siempre aplico cinco cosas a rajatabla para tratar de encontrar el fallo y la solución y rara es la vez que no lo hago.

Apagar y encender

Creo que pocas explicaciones necesita el procedimiento, antiguo como el hilo negro y simple pero efectivo. Y no es una tontería: apagar y encender el móvil no solo mejora el rendimiento, sino que puede evitar ciertos ataques.

En lo relativo al desempeño, hace que los componentes se apaguen y luego vuelvan a la acción desde cero, lo que ayuda a corregir errores de ejecución en el software, por ejemplo si una app se ha ejecutado mal o acumula algún pequeño error.

Este inicio fresco también me sirve para dar el chivatazo si aparece alguna aplicación que se abre sola o algún widget raro: ya sé qué tengo que investigar y borrar.

Mirar qué apps tiene instaladas

Mis padres no saben instalar aplicaciones porque en realidad usan pocas y la mayoría venían de serie en su dispositivo, así que o se las he instalado yo o de algún modo algún banner o enlace se ha apañado para ser tocado por sus inocentes dedos y que desemboque en una instalación autorizada a medias.

Me explico: puede que hayan pulsado sobre el botón e incluso que hayan dicho que sí a algún permiso, pero probablemente lo hayan hecho sin ser conscientes de ello y sus implicaciones, simplemente buscando que vuelva la pantalla principal y con ella, la normalidad.

En el punto anterior ya ha podido descubrirse alguna app intrusa, pero sino basta con acudir a Google Play Store para tocar sobre la foto y de ahí a 'Gestionar apps y dispositivo' para visualizar todas las aplicaciones instaladas en la pestaña de 'Gestionar'. Si tuvieran iOS, bastaría con ir a 'Ajustes' >'Apps' y verás el listado completo por orden alfabético. Aquí nuevamente busco rarezas: apenas usan el WhatsApp y poco más, así que

¿Está todo actualizado?

Aprovechando que estoy en Google Play Store, en esa misma pestaña de 'Gestionar' hay un botón de actualizaciones disponibles que sirve para poner las apps que tengan un update pendiente al día, una forma fácil de asegurar un funcionamiento estable, más seguro y en caso de que el problema fuera algún fallo fruto de algún bug, subsanarlo.

¿Y si tus padres tienen un iPhone? Pues más o menos lo mismo: dentro de la tienda oficial de aplicaciones (App Store), tocamos sobre nuestra foto de perfil y deslizamos hacia abajo para ver la lista de apps instaladas y, en caso de tener una actualización pendiente, aparecerá el botón de 'Actualizar' para que, una vez pulsado, baje la última versión.

Un vistazo rápido a los permisos

A veces el problema no es tanto una app rara sino un comportamiento abusivo de una aplicación, probablemente fruto de unos permisos demasiado permisivos (valga la redundancia).

Aunque lo normal es que esto tenga lugar en una app de reciente instalación y dudosa procedencia (esa instalación autorizada pero inconsciente), no está de más acudir a los 'Ajustes' > 'Seguridad y privacidad' y en la sección de Privacidad, entrar en 'Control de privacidad' > 'Gestor de permisos'. Como el camino puede variar de un Android a otro, yo siempre tiro de buscar la palabra clave en el cajetín de búsqueda de los ajustes y listo. En este caso sería 'Permisos'. ¿Tiene sentido que WhatsApp tenga permisos de ubicación? Sí. Que lo tenga un juego random instalado de forma un poco oscura, ya tal. Aquí ya puedo entrar sobre la app y retirar el permiso, aunque ya os adelanto que lo normal es borrarla.

Para quien tenga unos padres con iPhone, mejor todavía puesto que esta gestión es mucho más intuitiva y fácil de llegar: 'Ajustes' > 'Apps' y allí tocar sobre la app de marras para revocar permisos.

Es que no me va internet (o el Wi-Fi)

Cuando el problema es de conectividad, no me lo pienso dos veces: en lugar de rebuscar cuál puede ser el fallo, porque a veces tocan cosas impensables, tiro de restablecer ajustes. Afortunadamente tanto Android como iOS permiten esta restauración parcial para devolver el estado a recién sacado de la caja. Luego metes el Wi-Fi de casa otra vez y a funcionar.

En Android está en 'Ajustes' > 'Sistema' > 'Opciones de restablecimiento' y allí toco lo que proceda. En iOS más de lo mismo: 'Ajustes' > 'General' > 'Transferir o restablecer el iPhone'. En ambos casos es posible restablecer Wi-Fi, Bluetooth, datos móviles, entre otros.

Portada | Foto de Andrea Piacquadio en Pexels

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