Pese a que los milagros no existan, sí que hay formas de acelerar un Android barato. Te cuento mis trucos favoritos para lograrlo
Un móvil barato lo es por algo, normalmente porque su hardware no posee demasiada potencia, pero no por ello ha de mostrarse excesivamente lento: siempre hay formas de acelerarlo para aligerar el día a día. Y hoy te contaré mis trucos preferidos para hacer que cualquier smartphone Android vaya más rápido; siempre dentro de unos límites, como es lógico.
Hace diez años resultaba muy difícil encontrar un móvil Android bueno, bonito y, sobre todo, barato, la combinación de las tres «BBBs» era casi una quimera. Modelos como el Motorola Moto G allanaron el camino, marcas como Xiaomi afianzaron la gama económica de calidad mucho antes de que desembocaran oficialmente en España. Y hoy en día tenemos a nuestro alcance ejemplos que ya me habría gustado comprar en los inicios de Android. Dada toda esa experiencia, he ido acumulando numerosos trucos para subir de vueltas los teléfonos. Y la mayoría son realmente sencillos de poner en práctica.
La economía tiene un precio a pagar: cuantas menos aplicaciones, mejor
Como suele ocurrir, existen soluciones obvias para un móvil que se vuelve lento y otras que se esconden tras los menús del sistema. Incluso hay maneras de acelerar al máximo el teléfono toqueteándolo más de la cuenta. Curiosamente, estos métodos parten y arriban al mismo puerto: el de las aplicaciones.
Existe una relación directa entre el número de apps y lo lento que va un smartphone, con independencia de su calidad: excederse descargando software no es bueno en ningún caso. Por tanto, antes de ponerse manos a la obra con procesos complejos hay que plantear la solución más básica: desinstalar lo que no se use. Incluso lo que sí: mi consejo es reducir el número de aplicaciones a su mínima expresión para el uso diario.
Veamos cómo hago yo para atacar el exceso de aplicaciones:
- Todos los juegos, fuera. Dado que un móvil lento no es precisamente lo más indicado para jugar, una buena idea es quitar este tipo de software; a excepción de algún título sencillo para matar el rato en los momentos aburridos.
- Apps que mantenemos «por si», fuera. Es uno de los principales acumuladores de basura, ese «por si algún día tengo que usarlo» y que desemboca en una colección de apps que ocupan espacio, funcionan en segundo plano y ralentizan el teléfono. Mejor fuera.
- Aplicaciones que se pueden usar desde el navegador web, fuera. Gran parte de las apps que usamos a diario permiten el acceso desde la web: eliminarlas del teléfono no sólo ahorra una buena cantidad de recursos, también hace que valoremos el tiempo que hastiamos en ellas.Apps del teléfono que se dejen inhabilitar y que no uses, congeladas. Las marcas que personalizan en buena media el teléfono acostumbran a incluir un exceso de apps, lo que suele denominarse como «bloatware». Mi consejo es darse un paseo por los ajustes de Android, acudir a «Aplicaciones», mostrar todas las de sistema e ir deshabilitando todas las que se dejen. Obviamente, siempre que no se usen.
Desinstalar aplicaciones es como comer pipas: una vez empiezas es muy difícil parar. Y al final no sólo terminamos con un móvil mucho más limpio y rápido, de rebote también podemos reducir el uso del smartphone. Me parece un gran dos por uno.
Las animaciones del teléfono hacen que parezca lento
Son muy vistosas, ofrecen una transición entre aplicaciones que diluye la sensación de ruptura y cada fabricante puede personalizar las suyas para así darle un estilo diferente a la capa de software. Todo con una contrapartida: las animaciones del sistema ralentizan su ejecución, un punto que se hace especialmente crítico en un móvil de escasos recursos.
Es una solución clásica: eliminar las animaciones de Android hace que la sensación de rapidez y de fluidez se incremente. Incluso no hay por qué eliminarlas por completo, basta con reducirlas al mínimo (0,5x, por ejemplo): este simple gesto supone un cambio visual notorio.
Para reducir las animaciones, o quitarlas por completo, hay que seguir los siguientes pasos:
- Ve hasta los ajuste de tu Android y entra en la información del teléfono.
- Pulsa varias veces sobre «Número de compilación» hasta que los ajustes de desarrollador se activen. Seguramente tengas que desbloquear el teléfono.
- Ve a los ajustes de desarrollador recién activados y busca el apartado de las animaciones.
- Pon a cero los tres tipos de animación o redúcelos al porcentaje que desees.
Es un cambio mínimo y sencillo que repercute positivamente en la velocidad del teléfono, al menos en la percepción visual. Vale la pena reducir las animaciones.
Poniendo freno al funcionamiento en segundo plano
Dado que el hardware de un móvil barato va a pesar en el desempeño, hay que procurar que las apps no imprescindibles se mantengan inactivas en el segundo plano. Es algo que Android permite desde las opciones de la batería.
- Acude a los ajustes de tu teléfono y ve a «Aplicaciones».
- Entra en la lista de todas las apps y pulsa sobre la primera aplicación que desees bloquear en segundo plano.
- Selecciona «Restringido»: de esta manera la aplicación sólo se ejecutará cuando tú lo digas y mientras se encuentre en pantalla.
- Repite el proceso con todas las aplicaciones. Después, también puedes hacer lo mismo con las apps de sistema, siempre con precaución: congelar el segundo plano del software hace que las apps no puedan avisarte. Para ello pulsa sobre los tres puntos superiores de menú, selecciona «Mostrar sistema» y repite el proceso anterior.
Avanzado: desinstala las apps de sistema que no desees
Si con los pasos anteriores el móvil barato sigue siendo demasiado lento, aún hay un truco que suelo utilizar: la desinstalación de las aplicaciones de sistema aprovechando ADB. Con este proceso puede quitarse cualquier app de un Android, sea cual sea, pero hay que ir con extremo cuidado: si se desinstala una aplicación imprescindible para que el teléfono funcione de manera correcta, es más que probable que éste se convierta en un pisapapeles.
Desinstalando todas las aplicaciones de sistema innecesarias se acelera al máximo cualquier teléfono, ya que podemos quitar de un plumazo software que suele mantenerse activo en todo momento. Siempre que se utilice con cuidado, y sobre apps que no sean imprescindibles para el buen funcionamiento de Android, no debería de haber problemas: hay que actuar asumiendo los riesgos.
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