Estoy seguro de que los usuarios estamos de acuerdo en que la principal deuda pendiente de la mayor parte de los smartphones es su autonomía. Actualmente están en marcha varios proyectos en centros de investigación y empresas privadas que pretenden ofrecer soluciones a esta carencia, pero ninguno de ellos parece que vaya a lograrlo a corto plazo. Por esta razón, cualquier mejora que nos ayude a sobrellevar este problema, es bienvenida. Y la carga rápida lo pretende.
Mientras no podamos utilizar nuestros móviles durante varios días de forma intensa sin necesidad de cargar su batería, la posibilidad de afrontar esta tarea en el mínimo tiempo posible es muy apetecible. Afortunadamente, en el mercado ya podemos encontrar varios teléfonos con capacidad de carga rápida, como el One (M8) de HTC, el G2 de LG, los Xperia Z2 y Z3 de Sony, el Galaxy S5 de Samsung, los Mi3 y Mi4 de Xiaomi o el Find 7 de Oppo, entre otros. Si quieres conocer esta tecnología en detalle y averiguar si tiene alguna «contraindicación», sigue leyendo.
Quick Charge 2.0: la solución de Qualcomm
El propósito de este post no es profundizar en la complejidad técnica que hace posible la carga rápida, pero sí nos viene bien apuntar que existen dos estrategias que pueden ayudarnos a reducir el tiempo que es necesario invertir en este proceso. Una de ellas requiere mejorar la tecnología de las propias baterías para obtener soluciones con mejores prestaciones que puedan acumular carga en menos tiempo. Y la otra consiste en diseñar nuevos métodos de carga, y también nuevos criterios de finalización de carga, que permitan acelerar este proceso, pero eso sí, de forma segura.
Los SoC Snapdragon que pertenecen a las familias 800, 600 y 400 incorporan la tecnología Quick Charge 2.0, que es la última revisión de la técnica de carga rápida de baterías desarrollada por Qualcomm. Esto significa que realmente esta innovación lleva en el mercado ya un tiempo, de hecho, todos conocemos decenas de móviles que usan estos procesadores, y, sin embargo, aún no es realmente popular. Y no lo es por una razón: para que un smartphone pueda utilizarla es necesario que esté certificado por UL, el laboratorio en el que Qualcomm ha delegado esta comprobación.
La última palabra acerca de la batería que incorpora un móvil la tiene el fabricante del teléfono, y no todas pueden ser cargadas utilizando esta tecnología. De hecho, someter a una batería no apta al proceso de carga rápida podría provocar que se estropee, e, incluso, que se queme o explote. El bloque funcional del SoC que se encarga de habilitar la carga rápida es el PMIC (Power Management IC), que es, sencillamente, la parte de la lógica responsable de la alimentación y la gestión de energía. Por ello, para que un teléfono tenga la tecnología Quick Charge 2.0 es necesario que incorpore uno de los procesadores de Qualcomm que he mencionado antes, que el fabricante del teléfono decida implementarla (lo que probablemente lo encarecerá algo) y que finalmente obtenga la certificación de UL.
Pero esto no es todo. Además, es necesario cargarlo con un cargador adaptado, y la mayor parte de los fabricantes entrega junto a sus móviles cargadores normales. Afortunadamente, el abanico de cargadores (también se les suele llamar convertidores de potencia) con certificación Quick Charge 2.0 es cada vez mayor, y fabricantes como Powermod, Dongguan, Puregear, e, incluso, Motorola (con su Turbo Charger), entre otros, ya han colocado los suyos en el mercado. En cualquier caso, lo que debemos tener presente es que para que la carga rápida sea posible dentro del teléfono debe haber un módulo de control adaptado (como el PMIC de Qualcomm), una batería que permita hacerlo con seguridad y, además, debemos tener un cargador compatible.
Lo bueno es que cuando se dan estas condiciones, la mejora que obtenemos es muy notable. Según Qualcomm, utilizando la tecnología Quick Charge 2.0 es posible cargar el 60% de una batería de 3.300 mAh en 30 minutos, mientras que con Quick Charge 1.0 la carga sería solo del 30%, y con la carga convencional del 12%. En teoría, según estos datos, Quick Charge 2.0 es el doble de rápida que su predecesora, y cinco veces más rápida que la carga normal. Probablemente estas cifras habrán sido tomadas en un entorno controlado y, en cierta medida, favorable, pero, aun así, aunque haya que matizarlas en un escenario de uso real, Quick Charge 2.0 es una tecnología muy interesante.
VOOC, la carga rápida de Oppo
Qualcomm no es la única compañía que ha desarrollado una tecnología para acelerar la carga de nuestros móviles. La china Oppo, a pesar de utilizar los SoC Snapdragon en muchos de sus teléfonos (también es cliente de MediaTek), ha puesto a punto su propia solución de carga rápida. Se llama VOOC Rapid Charger (Voltage Open Loop Multi-Step Constant-Current Charging), y llegó con los modelos Find 7 y 7a. La verdad es que es una solución bastante ingeniosa que recurre a un módulo de alimentación específico de Oppo capaz de entregar una corriente de 4,5 amperios y a una batería especial de cinco capas protegidas por una cobertura térmica que evita el sobrecalentamiento. Pero lo más importante es que, según esta empresa, su tecnología VOOC permite cargar el 75% de la batería en solo 30 minutos, y el 100% en algo menos de una hora.
Cuando se conecta uno de los móviles de Oppo con tecnología VOOC a la corriente eléctrica, un microcontrolador comprueba que el dispositivo realmente es compatible con la carga rápida. Esto permite evitar que alguien utilice por error el cargador de Oppo con otro teléfono. Si esto sucede no pasa nada porque, sencillamente, no cargará. Si se dan las circunstancias propicias, la carga rápida comenzará, pero durante el proceso el microcontrolador del móvil monitoriza el puerto USB para evitar que se sobrecargue. Si esto sucede, se interrumpe por seguridad. Además, durante la carga también se controlan constantemente la corriente y el voltaje de la batería.
Lo más curioso es que, una vez que se ha cargado el 50% de la batería, la velocidad de carga se reduce para estabilizar la corriente durante la última parte del proceso. Y, si la temperatura de la batería se incrementa excesivamente, la velocidad también se reduce para evitar males mayores. Pero lo mejor de todo es que la tecnología VOOC realmente funciona. Nuestros compañeros de Xataka tuvieron la oportunidad de analizar el móvil Find 7a de Oppo, y comprobaron que, efectivamente, carga el 75% de la batería en media hora. De hecho, solo cinco minutos de carga permiten hablar dos horas por teléfono, por lo que, si hacemos cuentas, sale que la tecnología de la firma china es capaz de cargar el 2,5% de la batería por minuto, de media. Como veis, no está nada mal.
MediaTek también tiene Pump Express
La taiwanesa MediaTek también tiene su propia tecnología de carga rápida, a la que llaman Pump Express, y que está disponible, por ejemplo, en el SoC MT6572. Aunque aún no hemos tenido ocasión de probarla de primera mano, conocemos algunos detalles interesantes de esta implementación que nos viene bien tener en cuenta. Uno de ellos es que está disponible en dos versiones diferentes, conocidas como Pump Express y Pump Express Plus. Las dos requieren que tanto el teléfono como el cargador incorporen un chip de control cuya función es la misma del módulo equivalente que podemos encontrar en las tecnologías Quick Charge 2.0 y VOOC: supervisar el proceso de carga.
Otro dato interesante es que Pump Express permite trabajar con cargadores de hasta 10 vatios, mientras que Pump Express Plus puede convivir con cargadores con un máximo de 15 vatios. Pero lo más importante es que, según MediaTek, con su tecnología es posible reducir el tiempo de carga a la mitad, lo que, sobre el papel, la coloca ligeramente por detrás de la tecnología de Oppo, pero por delante de Quick Charge 2.0 de Qualcomm. Espero tener ocasión de comprobar todo esto muy pronto.
¿Tiene desventajas la carga rápida?
Como decía al principio del post, mientras esperamos que llegue a buen puerto alguno de los proyectos de nuevas baterías que pretenden incrementar drásticamente la autonomía de nuestros móviles, estas tecnologías de carga rápida, que, como hemos visto en el caso de Oppo, realmente funcionan, son bienvenidas. Pero también debemos preguntarnos si este procedimiento de carga, que en principio resulta más «estresante» para la batería, puede acortar su vida útil. La respuesta es clara: no. Como mencioné antes, las baterías deben estar preparadas para admitir la corriente que reciben desde el cargador manteniendo su temperatura en un rango controlado. Si esta se incrementa más de la cuenta, la carga se ralentiza, o, incluso, se detiene. Esta es la responsabilidad de los microcontroladores incorporados en el móvil y el cargador.
En teoría, lo que podría acortar la vida útil de una batería es sobrecargarla constantemente, manteniéndola conectada a la corriente una vez que ya está al 100%. Pero para resolverlo existen los criterios de finalización de carga, que, sobre el papel, deben permitir al móvil y al cargador comunicarse para no sobrecargarla. Aun así, lo ideal, para curarnos en salud, es desconectar el móvil de la corriente eléctrica tan pronto como nos demos cuenta de que la batería ya está a punto. Pero, si no lo hacemos, no tenemos que preocuparnos. Afortunadamente, ya no es necesario que seamos tan cuidadosos como hace unos años con las baterías de nuestros dispositivos. Pero, si os apetece recordar algunos consejos interesantes que pueden ayudaros a mantener vuestras baterías siempre «impolutas», echad un vistazo al post que preparamos hace tiempo, y en el que recopilamos diez reglas de oro para cargar nuestros móviles y tablets.
En Xataka Móvil | Las baterías que nos permitirán cargar nuestros móviles en 30 s están más cerca
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