La cámara de fotos, en especial la trasera, es uno de los elementos de nuestros móviles que más ha evolucionado durante los últimos años. En relativamente poco tiempo hemos pasado de tener teléfonos con cámaras de una calidad muy discutible a otros capaces de competir con una buena cámara de fotos compacta «sin despeinarse». Sin embargo, curiosamente, el camino que han seguido los fabricantes hasta llegar a la situación actual es bastante diferente.
Unos han optado por sensores con fotodiodos grandes y poca resolución, como HTC, mientras que otros, como Sony o Nokia, se han decantado por fotorreceptores más pequeños y sensores de gran resolución. También hay móviles con ópticas sencillas y otras más cuidadas, con y sin botón de disparo «físico», etc. Incluso la tecnología utilizada en el flash de algunos smartphones es muy distinta a la que incorporan otros teléfonos. Precisamente, en este post vamos a profundizar en las ventajas y los inconvenientes de los distintos flashes que podemos encontrar hoy en día en el mercado.
LED, doble LED y xenón
Cuando se trata de abaratar costes para colocar en el mercado un teléfono a un precio lo más competitivo posible, muchos fabricantes lo tienen claro: eliminan el flash. La cámara de fotos sigue ahí, pero sin el flash es mucho más difícil tomar una buena fotografía en algunas situaciones en las que la luz ambiental es deficiente. Afortunadamente, muchos móviles de gama de entrada, la inmensa mayoría de los de gama media y todos los premium incorporan un flash. Lo curioso es que, como acabamos de ver, las soluciones por las que optan los fabricantes son bastante diferentes.
Las dos tecnologías de iluminación que podemos encontrarnos hoy en día en el flash de la mayor parte de los teléfonos son LED y xenón. Pero lo interesante es que no solo existen estas dos opciones, sino que es habitual encontrarlas combinadas. De hecho, hay smartphones con un solo flash LED, con doble LED, con una lámpara de xenón, y con iluminación LED y xenón combinadas. Cada una de estas opciones tiene ventajas e inconvenientes, como es lógico. Y lo más interesante es que algunos fabricantes se decantan por una u otra en función del estatus y las prestaciones del terminal en el que la van a integrar.
Los diodos LED utilizados en el flash de algunos móviles destacan por su reducido tamaño (permiten mantener el grosor del teléfono bajo control) y comedido consumo de batería. Por otro lado, la intensidad de la luz que son capaces de emitir no está nada mal, de hecho, algunos modelos de última hornada pueden acercarse mucho a los 300 luxes, aunque su intensidad media oscila realmente en torno a los 200 luxes. Como podemos imaginar, es un buen destello.
Además, por otra parte, la tecnología poco a poco ha conseguido corregir en gran medida el efecto de parpadeo que tenían los primeros flashes LED, ha eliminado la necesidad de recurrir a una óptica costosa para mejorar la emisión de luz, y su ángulo de proyección y uniformidad no están nada mal. Algunos fabricantes, como hemos visto antes, optan por instalar en sus terminales dos diodos LED, lo que les permite incrementar la intensidad de la luz emitida con el destello y mejorar aún más el ángulo de proyección y la uniformidad de la luz.
Vayamos ahora con los flashes de xenón. Su principal cualidad es que son capaces de emitir muchísima luz, unas diez veces más que un flash LED, y su ángulo de proyección, alcance y uniformidad son fantásticos. Pero su persistencia, el tiempo que se sostiene el destello, es menor. Un flash LED brilla menos, pero ilumina la escena durante más tiempo, lo que a veces ayuda a tomar mejores fotografías, sobre todo si el enfoque no es muy rápido. Por otra parte, los flashes de xenón requieren la utilización de un condensador más voluminoso que puede provocar que el móvil sea más grueso, y, además, el tubo de xenón es relativamente frágil, mientras que los diodos LED son bastante resistentes. Otro dato a tener en cuenta: las lámparas de xenón consumen más energía que los LED.
Una vez disparado, un flash de xenón nos obliga a esperar más tiempo que uno LED hasta que podemos volver a utilizarlo, y su menor persistencia en el tiempo provoca que los LED sean mucho más apetecibles para grabar vídeo. Recapitulemos. La principal cualidad de los flashes de xenón es la enorme cantidad de luz que son capaces de emitir, lo que permite utilizarlos con más garantías que los flashes LED y en circunstancias más desfavorables. Pero, a cambio, son más delicados y voluminosos, consumen más batería y tienen una persistencia menor, por lo que para grabar vídeo nos quedamos con los LED.
Esto es lo que nos encontramos ahora
Para hacernos una idea de la diversidad de opciones que podemos encontrar actualmente en el mercado solo tenemos que echar un vistazo a los flashes que incorporan los smartphones de gama alta del momento. La solución que más abunda es el flash con doble LED. Lo tienen el HTC One (M8), el LG G3, el OnePlus One, el Nokia Lumia 1520 y el iPhone 5s de Apple, entre otros móviles. Con un solo LED podemos toparnos si nos hacemos con un Xperia Z1 o Z2, ambos de Sony, o con un Galaxy S5 de Samsung. Y si preferimos un flash que combine el xenón y el LED podemos quedarnos con el Lumia 1020 de Nokia. Pero esto no es todo. También hay smartphones que solo incorporan una lámpara de xenón, como el Galaxy S4 Zoom de Samsung.
No hace falta ser un lince para darse cuenta de que el mejor rendimiento lo ofrecen los flashes de xenón y los doble LED. El primero garantiza una intensidad de luz sobresaliente, y, como hemos visto, un ángulo de dispersión amplio y una gran uniformidad. El doble flash LED, por su parte, aunque no iguala la intensidad del xenón, es más que suficiente en la mayor parte de las circunstancias, consume menos batería y puede utilizarse para grabar vídeo. Que nos decantemos por una opción u otra debe depender del uso que demos a nuestro móvil.
Si nos encanta hacer fotos y somos exigentes con su calidad, la opción más interesante es el xenón, cuya tonalidad a mí, sinceramente, me gusta más que la de los LED (aunque esta deficiencia está siendo corregida en los flashes que incorporan dos LED con distinto tono). Pero si usamos nuestro teléfono con frecuencia tanto para tomar fotos como para grabar vídeo, probablemente la opción más interesante es el doble flash LED.
Mi opción favorita, aunque es una elección personal, es un flash que combine el xenón y el LED, que es la solución que utiliza, por ejemplo, el Lumia 1020 de Nokia. De esta forma obtenemos los beneficios de los flashes de xenón sin renunciar a las ventajas de los LED. Y es que a mí la presencia de un flash me parece irrenunciable. Opino que tan solo una persona que apenas tome fotos con su móvil puede renunciar al flash debido a que puede ayudarnos a resolver fotografías que de otra forma no podremos capturar. Al menos con una calidad mínima. No solo resulta muy útil en entornos con poca luz ambiental, sino también, por ejemplo, para resolver de forma satisfactoria un retrato con un contraluz.
Si no te convence tu flash, mira estos
El flash no es ni mucho menos la característica más importante de un smartphone. Habitualmente también valoramos mucho su diseño, su SoC, su memoria, el tamaño de la pantalla o la batería, entre otras especificaciones, por lo que es posible que, aunque nos guste hacer fotos, acabemos decantándonos por un teléfono muy competente en otros apartados, pero con un flash claramente mejorable. Afortunadamente, no está todo perdido. Los usuarios que se encuentren en esta situación puede resolver su problema haciéndose con alguna de las lámparas para smartphones disponibles en el mercado.
Aunque por el momento no he tenido ocasión de probar ninguna, sigo la pista desde hace tiempo a las lámparas de iluminación continua y difusa de Manfrotto y Photojojo!, aunque en Internet podemos encontrar más opciones interesantes. Ambas incorporan varias decenas de diodos LED con los que es posible iluminar muchas de las escenas en las que el flash que incorpora nuestro móvil no es suficiente. No obstante, el producto de Manfrotto, denominado LED Light Klyp, utiliza pilas, mientras que la lámpara que lleva Photojojo!, la Pocket Spotlight, utiliza una batería recargable. Cuestan 83,50 euros y 30 dólares (21,61 euros) respectivamente.
En cualquier caso, estas son solo dos sugerencias. Si en alguna ocasión se os ha pasado por la cabeza haceros con un flash externo para vuestro smartphone, os invito a que indaguéis un poco en Internet hasta que encontréis el modelo que mejor se adecua a vuestras necesidades. Seguro que daréis con él.
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