La tecnología de impresión 3D está pegando fuerte. Aunque algunas de las técnicas fueron desarrolladas en los años 80 y se utilizan industrialmente desde hace mucho tiempo, las primeras impresoras 3D domésticas son relativamente recientes, por lo que aún apenas nos hemos asomado a un universo que pone ante nosotros unas posibilidades virtualmente infinitas. Y es que quien decida hacerse con una de ellas podrá fabricar en su propia casa un abanico de piezas enorme en materiales como el plástico ABS o el PLA, que es un polímero biodegradable bastante duro.
Precisamente, esto es lo que hace realmente atractiva esta tecnología: la posibilidad de fabricar prácticamente cualquier objeto que imaginemos nosotros mismos, o bien, utilizar como modelo piezas que encontremos en Internet. Las posibilidades son infinitas: figuras decorativas, accesorios para el hogar, juguetes, zapatos, carcasas para nuestro teléfono móvil… Sí, incluso podemos diseñar y fabricar una funda que se ajuste como un guante a nuestro smartphone, entre muchas otras aplicaciones. Echemos un vistazo a esta tecnología.
Una tecnología en continuo desarrollo
Si queréis conocer con todo lujo de detalles cuáles son las tecnologías de impresión 3D que se utilizan actualmente podéis echar un vistazo al minucioso post que publicaron nuestros compañeros de Xataka a finales de febrero. No obstante, en esta entrada vamos a repasar brevemente las técnicas más utilizadas en las impresoras 3D que pueden tener cabida en un escenario de uso doméstico.
La primera de ellas se conoce como Fusion Deposition Modeling (FDM), que podemos traducir como Modelado por Deposición Fundida, y permite fabricar piezas empleando plástico ABS, policarbonato o PLA (el polímero biodegradable que se obtiene a partir de un material orgánico del que hablé al principio del post). Esta tecnología fue creada en los años 80 por Scott Crump, un emprendedor que decidió comercializarla a través de Stratasys, la empresa que fundó en esa época.
Lo más interesante de la técnica FDM es que ha hecho las veces de caldo de cultivo de la tecnología FFF (Fused Filament Fabrication), que podemos traducir como Fabricación con Filamento Fundido, y que es la utilizada, por ejemplo, por las impresoras RepRap. Su funcionamiento es relativamente fácil de entender. El material que utilizan para fabricar la pieza es un hilo fino de plástico que está enrollado en una bobina y que es calentado por el extrusor de la impresora hasta que alcanza la temperatura necesaria para fundirse. El extrusor es un componente similar a los inyectores de las impresoras de inyección de tinta, por lo que su función es generar pequeñas gotas de plástico casi líquido que va depositando en una bandeja de la impresora. De esta forma consigue, capa a capa, ir modelando la pieza que queremos fabricar.
Por el momento, las impresoras 3D más económicas y diseñadas para que puedan ser destinadas a aplicaciones no profesionales utilizan la tecnología de deposición de material plástico que acabamos de ver, pero hay otras técnicas que son también interesantes, aunque, por el momento, prácticamente solo se emplean en instalaciones industriales. Una de ellas es la impresión 3D con láser, que está disponible en dos formatos distintos: la estereolitografía (SLA) y el sinterizado selectivo por láser (SLS). Estas dos técnicas ofrecen una enorme precisión y una velocidad de impresión bastante alta. También existe otra tecnología muy interesante, conocida como PolyJet Photopolymer, que utiliza un fotopolímero líquido que posteriormente pasa a estado sólido gracias a la acción de una luz ultravioleta.
Las tres últimas tecnologías que vamos a repasar son la extrusión por jeringuilla, que permite imprimir utilizando materiales viscosos, y que puede ser utilizada para cocinar; la fundición selectiva por láser (SLM), que derrite material en polvo, y la fabricación de objetos mediante laminación, que recurre a varias capas de material (plástico, papel adhesivo y metal) que son superpuestas, adheridas con resina o pegamento y cortadas mediante un láser.
Imprime una carcasa para tu móvil
Como acabamos de ver, las posibilidades de una impresora 3D solo están limitadas por nuestra imaginación, y, lógicamente, también por nuestros conocimientos de diseño. Para fabricar una pieza creada por nosotros mismos tendremos previamente que diseñar un modelo en 3D que describa con precisión su forma, sus dimensiones, su volumen... Las personas que tengan conocimientos de modelado en 3D probablemente no tendrán demasiados problemas para hacerlo, pero los que carecen de esta formación pueden recurrir a alguno de los muchos diseños que ya están disponibles en Internet. Y no cabe duda de que llegarán muchos más a medida que las impresoras 3D bajen de precio y se popularicen.
Pero vayamos ahora a lo que realmente nos interesa a los lectores y editores de Xataka Móvil. ¿Qué pieza podemos crear con una impresora 3D dedicada expresamente a nuestros teléfonos móviles? Lo más práctico es fabricar nuestro propio bumper, o, incluso, una carcasa completa. Por supuesto, no es rentable comprar una impresora 3D solo para esta tarea, pero a quien tenga en mente hacerse con una para fabricar otro tipo de piezas le vendrá bien saber que en Internet cada vez hay más diseños para los teléfonos móviles de moda creados por una comunidad de usuarios muy activa. Es más, incluso hay un fabricante de smartphones que ha publicado gratuitamente varios diseños para algunos de sus móviles.
Los usuarios que se hayan hecho con un Lumia 820 o un Lumia 520 de Nokia, y, además, tengan una impresora 3D o puedan acceder a ella, pueden descargar gratuitamente los diseños que esta compañía ha creado para estos dos terminales. En principio ofrecen todo lo que necesitamos para construir nuestra propia carcasa, como son los modelos en formato STL y STEP, y tienen también varios diseños optimizados para impresoras concretas. Y, en lo que concierne al material, recomiendan utilizar ABS o PLA, aunque indican que es preferible este último por su mayor dureza.
Por supuesto, también es posible descargar alguno de estos diseños y modificarlo para que no sea exactamente igual que el modelo de referencia. Pero, para poderlo hacer, como vimos antes, tendremos que familiarizarnos con alguna de las aplicaciones de modelado en 3D más utilizadas, como Blender o SolidWorks, entre otras opciones.
Algún día podremos imprimir nuestro móvil
Las tecnologías de impresión en 3D han evolucionado mucho durante las últimas dos décadas, y, además, se han abaratado gracias a la liberación de algunas patentes industriales que hasta hace poco eran propiedad de las empresas que competían en este mercado. Esto ha hecho posible que hoy en día podamos comprar algunas impresoras 3D disponibles en formato de kit de montaje por unos 600 euros, mientras que una unidad totalmente terminada y lista para imprimir suele oscilar alrededor de los 3.000 euros. Aún son caras, es evidente, pero los precios irán bajando poco a poco a medida que esta tecnología se popularice.
Además, su futuro es muy prometedor, y no solo en los sectores industrial y de uso personal. Actualmente se están utilizando impresoras 3D para fabricar alimentos, prendas de vestir, e, incluso, están cerca los órganos artificiales. Todo esto es posible debido a que algunas tecnologías de impresión permiten utilizar materiales poco corrientes, como sustancias viscosas (chocolate, crema, nata, etc.) y tejidos similares a los que podemos encontrar en nuestro propio cuerpo. Algunos laboratorios médicos ya están imprimiendo pequeñas tiras de tejido prácticamente idéntico al de nuestros órganos.
Pero volvamos al mundo de los dispositivos móviles. Hoy en día no podemos imprimir en nuestra propia casa todos los componentes que necesitamos para fabricar nuestro propio smartphone, pero es probable que a medio plazo las impresoras 3D domésticas sí nos permitan generar muchos de ellos. Las piezas de plástico son las más fáciles de resolver, desde luego, por lo que no es en absoluto descabellado pensar que podremos diseñar y fabricar el chasis de nuestro móvil al completo, respetando, eso sí, algunos patrones de diseño que nos permitan integrar el resto de los componentes sin problema.
Y una vez que lo tengamos podremos comprar la pantalla que más nos guste, integrar el SoC y la lógica que prefiramos, y dotarlo de la conectividad que nos interese. Esto, que puede parecer ciencia ficción, realmente está mucho más cerca de lo que parece. De hecho, el proyecto Ara de Google apunta en esta misma dirección. A mediados de abril sus responsables anunciaron que el primer smartphone modular desarrollado bajo esta iniciativa, que será muy básico y se llamará Gray Phone, estará disponible en enero de 2015. Literalmente, está «a la vuelta de la esquina». Ahora solo nos queda esperar que la impresión 3D y proyectos como Ara converjan.
En Xataka Móvil | Google planea ofrecer los primeros smartphones de su Project Ara en enero de 2015
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