Es inevitable. Por mucho que nos esmeremos al utilizar nuestros smartphones, las bacterias se acabarán cebando con ellos. De hecho, la única forma de evitarlo es no tocarlos con nuestras manos, algo impracticable. O bien, hacerlo con guantes, lo que resultaría demasiado poco práctico, cuando menos.
Aunque no podamos verlas a simple vista, nuestros teléfonos móviles inteligentes están repletos de bacterias. Estos microorganismos realmente proceden de nuestras manos, y los transferimos a nuestros smartphones cada vez que los tocamos. Se da, además, la circunstancia de que nuestro contacto con los terminales actuales es mucho más intenso que con los teléfonos móviles antiguos que carecían de pantalla táctil.
Una posible solución consiste en lavarnos las manos antes de tocar el smartphone o cualquier otro «elemento sensible», como nuestra propia cara. Pero, de nuevo, es una solución poco práctica debido a que en muchas ocasiones no podemos hacerlo, y, además, con frecuencia se nos olvidaría.
Si os estáis preguntando de dónde proceden esas bacterias, la respuesta es sencilla: de casi todo lo que tocamos, sobre todo en la calle. Están en la barandilla del parque público, en la barra de sujeción del tren de cercanías, en los botones del parquímetro... Y, por supuesto, podemos encontrarlas en los billetes y las monedas que todos llevamos en el bolsillo.
Nuestros consejos
Como podéis intuir, no es nada fácil combatir la proliferación de las bacterias. Afortunadamente, el sistema inmunológico de una persona sana suele ser capaz de mantenerlas bajo control gracias, sobre todo, a los neutrófilos, un tipo de glóbulos blancos especializados en la fagocitación de las bacterias. Pero hay una serie de consejos que podemos seguir si queremos mantener nuestro smartphone en un estado lo más impoluto posible.
El primero y más evidente puede aplicarse a nuestra rutina cotidiana, y no solo al uso de los smartphones y otros dispositivos táctiles: lavaos las manos con frecuencia y de forma cuidadosa. Aun así, es importante saber cómo podemos limpiar nuestro smartphone, y de qué forma no debemos hacerlo.
Buena parte de los terminales que se comercializan actualmente incorpora una película oleófuga sobre la pantalla y el chasis que evita, en cierta medida, que la grasa que tenemos de forma natural en la piel impregne excesivamente el terminal. Por esta razón, si lo limpiamos con un paño humedecido en alguna sustancia con alcohol, es probable que destruyamos esa capa protectora, lo que provocaría que, en adelante, se nos ensucie aún más.
Una buena opción requiere eliminar previamente las partículas de polvo de mayor tamaño soplando o con la ayuda de un plumero. Si lo frotamos sin haberlas retirado antes podríamos arañar la pantalla, aunque lo cierto es que las coberturas que utilizan algunos fabricantes actualmente, como las distintas versiones del vidrio Gorilla Glass, no se arañan fácilmente.
Después podemos frotarlo con suavidad utilizando un paño de microfibra, que, si es realmente bueno, no precisará que empleemos ninguna sustancia de limpieza. Hay varios fabricantes de paños de buena calidad, como Schatzii, cuyos productos tienen propiedades antimicrobianas; pero, sinceramente, son muy caros.
Si nos hacemos con un trapo de microfibra de calidad, del fabricante mencionado o cualquier otro, no hará falta que utilicemos ningún líquido. Pero, si por alguna razón, necesitamos realizar una limpieza muy profunda imposible de afrontar «en seco», lo ideal es humedecer de una forma muy ligera el paño con agua y un poco de jabón neutro. En ningún caso debe estar empapado; solo ligeramente humedecido. En cualquier caso, os aconsejamos que no empleéis nunca materiales abrasivos ni productos de limpieza multiusos.
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