Una de las grandes diferencias entre las plataformas móviles actuales es el tratamiento que éstas daban a los widgets, esos pequeños programas que ofrecen todo tipo de funcionalidades adicionales en nuestros escritorios móviles.
Así, mientras que en Android los widgets son una de las bazas fundamentales que defiende su base de usuarios, en iOS Apple ha preferido no distraer la atención. Windows Phone 8, por su parte, hace uso de sus baldosas animadas ("Live Tiles") y otras plataformas también tienen aproximaciones distintas a este tipo de complementos. Así pues, ¿son realmente útiles los widgets?
Información de un vistazo
Lo que es evidente es que en Android muchos de estos widgets han demostrado su validez con su popularidad en el mercado de Google Play, donde las descargas de algunos de estos widgets se cuentan por millones. No solo para aplicaciones específicas en este apartado, sino para las herramientas nativas que Google ofrece en su sistema operativo.
Así, la posibilidad de obtener información sobre el tiempo, los últimos mensajes del correo o de nuestras redes sociales o las citas del calendario se cuentan como algunas de las informaciones que los usuarios siempre quieren tener a su alcance, y esos widgets ocupan parte (o todo) de alguno de los espacios de trabajo de Android para que los usuarios puedan acceder de ellos de una forma más rápida.
De hecho, en Android se promociona especialmente no solo su uso, sino también su desarrollo: las APIs de varios servicios y aplicaciones del sistema operativo están específicamente preparadas para que los desarrolladores puedan implementar widgets que separen la vista de la aplicación nativa como tal de la vista a través de un widget, una especie de versión minimizada (como la de los populares reproductores de música minimizados) que potencian ese uso "en segundo plano" de dichas herramietnas.
En Apple creen que lo nativo es lo mejor
Mientras tanto, en Cupertino han decidido que los widgets no son del todo deseables. En OS X esos widgets se esconden en un escritorio en segundo plano cada vez más oculto, mientras que en iOS su presencia está casi reducida a la mínima expresión. Los iPhone e iPad han presentado tradicionalmente escritorios plagados de iconos, aunque eso podría cambiar en iOS 7, donde los rumores apuntan a la llegada de widgets de forma nativa.
Los usuarios sí tenían acceso a estos complementos, desde luego, pero solo a través del proceso de jailbreak que luego habilitaba el acceso a Cydia y a la instalación de estos elementos. Y sin embargo, la oferta no es ni mucho menos la que tenemos en el mercado Android, donde miles (probablemente decenas de miles) de herramientas precisamente están destinadas a aportar esa información relevante en alguno de los escritorios de trabajo de nuestro dispositivo.
Baldosas animadas, un concepto híbrido
En Microsoft han querido aprovechar también esa capacidad de estar informados rápidamente desde las pantallas de inicio de nuestros dispositivos, aunque el experimento es mucho más válido en Windows 8, donde las célebres baldosas animadas (Live Tiles) permiten que ciertos datos se puedan ver en esos iconos cuadrados que por ejemplo van mostrando fotos de contactos, pequeños extractos de mensajes de correo o los últimos datos metereológicos.
Esa experiencia se ha trasladado a Windows Phone 8 con cierto éxito, simplificando la interfaz sobre todo en esa última edición de la plataforma móvil de los de Redmond que destaca por ser capaz de ofrecer redimensionamiento de esas baldosas. De ese modo, los usuarios pueden cambiar ese tamaño y disposición de las baldosas para dar mayores dimensiones a aquellas que puedan aportar mayor información según lo deseemos.
Ventajas e inconvenientes de los widgets
Es evidente que los widgets aportan ventajas muy importantes: poder consultar distintos tipos de datos o configurar apartados de nuestro dispositivo móvil de un vistazo es una opción muy tentadora e interesante, y desde luego es una de las razones por las que los usuarios de Android eligen dicha plataforma.
Sin embargo, también tienen sus inconvenientes: cada widget es una tarea en segundo plano que consume recursos. Batería, ancho de banda y por supuesto tiempo de procesador, que debe repartirlo con otros widgets. La capacidad de un procesador es finita, de modo que saturar el dispositivo de widgets puede acabar haciendo que la fluidez de nuestro flamante smartphone acabe siendo ridícula.
Son las notificaciones la solución
Los centros de notificaciones han sido desde hace tiempo una alternativa válida para este propósito. Todas las plataformas han trabajado duro en este apartado, y en Android e iOS tenemos dos grandes ejemplos de cómo las notificaciones del sistema han cobrado especial protagonismo.
Tanto es así que las últimas versiones de ambas plataformas han convertido sus centros de notificaciones en elementos clave de la experiencia de usuario. Con un simple gesto táctil podremos acceder a esas notificaciones, y no solo podremos verlas, sino interactuar con ellas.
Las nuevas versiones de las APIs de estas plataformas también potencian ese apartado, y por ejemplo en Android las acciones para sacar provecho de las notificaciones se han vuelto a demostrar recientemente con nuevas versiones del cliente de correo Gmail que permiten que una vez nos llegue un mensaje y su correspondiente notificación, podamos archivarlo, responder e incluso borrarlo sin siquiera acceder a la aplicación nativa de correo de Google.
Obviamente esas opciones no siempre están disponibles y hay ciertos widgets que no tienen versión en formato notificación, por lo que la correcta combinación de ambos elementos nos parece la solución más apropiada para todos los usuarios. Recordad de nuevo no obstante que un uso exagerado de estos widgets puede saturar nuestros smartphones, así que haced uso de ellos con mesura y coherencia.
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