La reciente introducción del sensor de huella dactilar en los iPhone 5S --lo que Apple ha dado en llamar Touch ID-- ha vuelto a poner de relieve el debate sobre la biometría y su utilidad práctica (y real) en el mundo de la telefonía móvil.
Puede que algunos crean que el iPhone 5S es el primer dispositivo móvil con sensor de huella dactilar, pero en realidad hay un buen elenco de soluciones que integraron esta tecnología y que fracasaron en su intento de popularizarla. ¿Qué es distinto en Apple y su iPhone 5S?
Muchos lo intentaron y fracasaron
Más de una docena de dispositivos intentaron integrar este tipo de tecnología para aumentar la seguridad de los mismos. La lista comienza con soluciones como el Sagem MC 959 ID, que en el año 2000 integró un sensor de huella dactilar. La página especializada en sensores de huella dactilar de un experto francés, Jean-Francois Mainguet, da buena cuenta de todos esos intentos.
Algunas PDAs y Pocket PCs del mercado también trataron de aprovechar estos sistemas: la ya desaparecida Handspring lanzó un módulo en formato Springboard para sus Handspring Visor, mientras que HP lo intentó integrar en sus HP iPAQ h5450 (2002), HP iPAQ hx2700 (2004) y HP iPAQ h2790 (2005).
La lista continúa con varios teléfonos de Fujitsu lanzados en el mercado japonés hasta hace poco, o de móviles como el Samsung SCH S370 Anycall (2005), el Lenovo P960 (2008), el HTC P6550 Sedna (2008) o el Asus M536 PDA phone (2008).
Todos ellos tienen algo en común: al igual que la integración de esa tecnología en portátiles o discos duros externos, el funcionamiento final de esos sistemas ha sido muy pobre. A menudo había que realizar varios intentos para que la huella se leyera correctamente, y las posibilidades de falsificación de huellas eran sorprendentemente altas en sistemas algo más antiguos.
No solo eso: las aplicaciones prácticas tampoco eran numerosas, lo que disminuía el interés de las empresas por invertir en una tecnología que ciertamente es mucho más cara que aprovechar el ya tradicional sistema de usuario/contraseña.
De momento, sólo para desbloquear el dispositivo
Jonathan Ive, vicepresidente de diseño en Apple, lo dejaba claro en el vídeo de presentación del iPhone 5S: "Touch ID define el próximo paso a la hora de utilizar tu iPhone, haciendo que algo tan importante como la seguridad se consiga de manera simple y sin esfuerzo".
De momento las barreras de Touch ID las impone Apple, que relegará este sensor a la función de desbloquear el teléfono y, como extra, a poder autenticarnos para realizar compras en iTunes, la App Store e iBooks.
Sin embargo, en Apple han decidido no ofrecer de momento la capacidad de que tal sensor pueda ser utilidado por aplicaciones o servicios de terceros. Phil Schiller lo confirmó recientemente, y en Apple no tienen claro si en algún momento abrirán la puerta a que aplicaciones de terceras partes puedan aprovechar este mecanismo de seguridad.
Apple, experta en que las cosas, simplemente, funcionen
Con todo y con eso, hay algo que Apple suele haber hecho bien: pulir defectos de tecnologías que no acababan de funcionar como debían. Para muchos Apple representa la innovación, pero para otros --y me incluyo-- la empresa de Cupertino perfecciona innovaciones que hasta entonces estaban algo verdes. Lo hizo con el iPod, con el iPhone, y con el iPad, todos ellos dispositivos que no fueron los primeros de su segmento.
Lo mismo podría ocurrir con la biometría, un campo en el que nadie parece haber logrado acertar del todo. La tecnología es prometedora y para muchos supone el verdadero sustituto (o como poco, un valioso complemento) de las molestas contraseñas, pero su coste es actualmente elevado y su eficacia, discutible.
Song Chuang, director de Investigación en Gartner, lo dejaba claro: "si se ha implementado correctamente, todas las empresas que actualmente obligan al uso de una contraseña o PIN de bloqueo en el dispositivo harán uso del sensor de huella dactilar en lugar de esos sistemas.". El problema, indicaba el propio Chuang, es que los sistemas actuales "no ofrecen una gran experiencia de usuario".
Por supuesto, esa es la especialidad de Apple: en esa obsesión por el detalle y el buen funcionamiento de las cosas, podría por fin aprovechar la biometría para dar un impulso definitivo a este tipo de desarrollos. Su apuesta es decidida, y no en vano la empresa de Cupertino invirtió el año pasado cerca de 350 millones de dólares para comprar AuthenTech, una de las compañías más veteranas del sector.
Si lo logra --y eso está por ver, como también lo está el comprometido tema de dónde y cómo se almacena nuestra huella dactilar--, Apple habrá vuelto a darle la vuelta a la tortilla.
En Xataka | Tu huella es la entrada al smartphone: así funciona el sensor biométrico del nuevo iPhone 5S
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