Años llevamos los europeos reclamando que podamos viajar dentro de las fronteras de la Unión sin que ello suponga el engordamiento exponencial de nuestras facturas de móvil. La Comisión Europea ha ido estableciendo durante los últimos años límites al sobrecargo que pagamos por usar nuestros móviles en roaming, y para el 15 de junio de 2017 tiene previsto que desaparezcan por completo esos cargos extra.
El debate está en cómo ejecutar ese paso final, esperado por los usuarios y temido por los operadores. La última propuesta era que se limitase a 90 días al año y no más de 30 días consecutivos, una idea que no gustó a muchos, aunque no parecía tan mala, y que se retiró para buscar unos nuevos límites. Y esa nueva propuesta la hemos conocido hoy y podemos decir que es incluso peor, porque los límites pasan a ser más difusos y quedará en manos de los operadores determinar cuando un usuario ha abusado para cortarle el grifo.
Hay un dicho español que dice "¿no querías caldo? Pues toma dos tazas" y eso parece que es lo que acaba de hacer la Comisión Europea. Su anterior propuesta resultó insuficiente para muchos, aunque nos deberíamos preguntar quién pasa más de 90 días al año fuera de su país en otro país europeo, que los habrá pero serán minoría (y también hay que tener en cuenta que no contarían los días que se esté en nuestro país y en otro).
Ante esas protestas la Comisión decidió retirar la propuesta y trabajar en otra, algo que muchos se tomaron como una victoria pero que desde aquí ya advertimos que podría no ser una buena noticia. Y vista la nueva propuesta, que no habla de límites en días o consumo, podemos echarnos a temblar, ya que el control de los abusos estará en manos de los operadores, aquellos que no quieren el fin del roaming.
Tu operador te cortará el grifo si "abusas"
"El roaming es para viajeros" dice la CE, algo que ya sabíamos. Su nueva propuesta, que como decimos no habla ni de días ni minutos o megas de límite, propone tres criterios "no exhaustivos" ante los que se podría cortar el roaming gratis:
- Tráfico (llamadas, mensajes o datos) doméstico insignificante respecto al tráfico en roaming.
- Periodos de inactividad largos en tarjetas SIM que se usen exclusivamente en roaming.
- Uso secuencial de varias tarjetas SIM en roaming por una misma persona.
¿Quién vigilará esos criterios? Los propios operadores. Serán ellos los que comprueben con todos los datos a los que tienen acceso (que son todos básicamente) si un usuario está saliéndose de un uso "normal" y si es así avisarán al usuario en cuestión, que a partir de ese momento tendría que pagar hasta cuatro céntimos por minuto de llamada en roaming, un céntimo por mensaje enviado o 0,85 céntimos por mega.
Un aviso y listo. Lo que ahora conocemos es una propuesta, que de ser aprobada tendrían que llevarse a la legislación de cada país, con sus posibles matices y adaptaciones. Pero de quedar así, los operadores serán los que vigilen posibles abusos y un simple aviso bastará para cortar el grifo. Si el usuario no está de acuerdo podrá presentar una queja al operador (que no esperamos que sirva de mucho) y ante el regulador del país de origen, aunque al ritmo que tiene la CNMC en el caso de España para resolver conflictos, la resolución podría llevar meses.
Darle las llaves del gallinero al lobo
Analizando detenidamente la nueva propuesta, muchos verán que no hay límites, lo que parece una gran noticia a simple vista, pero ¿cómo van a actuar aquellos que no quieren el fin del roaming si son ellos mismos los que podrán controlar y determinar quién está abusando de esa ventaja? Parece claro que si no establecen normas claras los operadores actuarán a su favor.
Es obligatorio recordar un punto muy importante: el roaming gratis para los usuarios tiene coste para los operadores. Más allá de los acuerdos que puedan alcanzar entre ellos, éstos se seguirán cobrando entre sí por el consumo que hagan sus clientes en roaming. Puede no ser un mal negocio para los operadores de países que más turistas reciben (porque ingresan por esos clientes de operadores de otros países) pero no así para los que emiten esos turistas.
Por eso, esperamos que en el proceso de aprobación definitiva de las directrices europeas sobre este asunto o en su adaptación a las normas y leyes españolas, los límites sean más claros. La ambigüedad solo beneficia a quienes no quieren el fin del roaming, perjudicando los intereses de los usuarios. Al final, los 90 días de límite propuestos anteriormente no parecen una mala idea.
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